martes, 18 de enero de 2022

DR. OTTO HANS ADOLF GROSS

“Creemos que la única revolución verdadera será la que ponga en una misma unidad a la mujer, la libertad y el espíritu”. -Otto Gross-

Otto Gross fue una figura tan particular, que Sigmund Freud siempre se abstuvo de psicoanalizarlo. En cambio Carl Jung sí emprendió ese proceso y terminó siendo psicoanalizado por su paciente.
El nombre de Otto Gross no resulta familiar para muchos y esto tiene una explicación obvia: durante mucho tiempo se pretendió borrar el hecho de que existió, que estuvo en el corazón del movimiento psicoanalítico clásico y que con su vida y sus ideas hizo temblar los cimientos de esa corriente. A pesar de que fue muy productivo y dio a la luz una importante cantidad de escritos, estos fueron sistemáticamente ocultados o minimizados.
A Otto Gross se le puede considerar un precursor de la antipsiquiatría. 
Silvia Tendlarz, estudiosa de la vida y la obra de Gross, lo definió como “el primer psicótico en análisis”. Para muchos de sus contemporáneos fue eso: un enfermo mental. Aún así, tiene una obra propia que influyó notablemente en el movimiento dadaísta y, sin duda alguna, se adelantó a su tiempo en muchos sentidos.
Artista y bohemio. También anarquista por convicción, además de psiquiatra y psicoanalista. 
Co-fundador de la comunidad utópica de Ascona, algo que hoy podría considerarse como la primera comuna hippie de la historia. Ingenioso, divertido, adicto a la cocaína y la morfina, feminista y defensor radical de la libertad, desconcertó y maravilló a quienes lo conocieron.
Otto Gross nació en Gniebing-Weißenbach, Austria, el 17 de marzo de 1877. Aunque hay autores que afirman que nació en una ciudad de Ucrania llamada Chernovtsi debido a que su familia provenía de este país. De su infancia y de su formación poco se sabe. 
No tenía hermanos, y su padre, Hans Gross, fue el primer fiscal de aquella ciudad en la que residía junto a su familia, quien ha sido considerado como un pionero en el campo de la criminología moderna. Unos años más tarde la familia se mudó a Graz, la segunda ciudad más grande de Austria, donde el padre de Otto Gross asumió el cargo de director del recién fundado Instituto de Criminalística.
Otto Gross recibió una estricta educación por un padre autoritario que estaba obsesionado con que el único hijo que tenía siguiera sus pasos.
Fue inicialmente muy afecto a su padre, pero con el tiempo se distanció de él. Rechazaba las ideas deterministas de sus teorías.
Ese rechazo por el padre y la actitud libertaria que comenzó a definirlo desde temprana edad, le llevaron a ser uno de los amigos cercanos de Franz Kafka. De hecho, los dos soñaron hacer una revista en contra del patriarcado. Muchas de las ideas que los unían quedaron consignadas en la “Carta al padre”, de Kafka.
Durante sus años como estudiante universitario fue un alumno bastante tímido, retraído y muy poco sociable; centrado exclusivamente en sus estudios, por lo que no hizo apenas amigos durante su etapa en la universidad.
En 1902 realiza un intento de sistematización de la psicología al publicar un una obra que titula “La función cerebral secundaria”, obra a la que Carl Jung dedicó un capítulo de su obra acerca de su definición sobre tipos psicológicos 18 años más tarde.
Muchos dicen que Otto Gross no solo estudió la esquizofrenia, sino que principalmente la practicó. Su vida fue un cúmulo de experiencias contrastadas. Viajó a Sudamérica, sirvió como médico en un barco y en un regimiento húngaro durante la guerra. También adoraba el arte y se movía como pez en el agua entre los círculos expresionistas. 
Siguiendo la recomendación de Freud, en el año 1906, Gross se muda a la ciudad de Munich (Alemania) para trabajar con Kraepelin en su clínica de psiquiatría. Gross quiso interponer una denuncia contra él por no reconocer el psicoanálisis.
En la ciudad muniquesa Gross entró en contacto con la bohemia anarquista, que por aquellos años tenía en Múnich su centro neurálgico, en unos años muy convulsos que precedieron a la Primera Guerra Mundial.
En el bando contrario se encontraba una alianza que se componía por la oligarquía industrial, financiera, agraria y el estamento militar, caracterizados por formar un bloque muy compacto, formando la estructura estatal del Imperio. Esos hombres ejercían un poder dictatorial que, junto a la industrialización en continuo crecimiento marcaron la necesidad de que se desarrollara una diversificación del conocimiento y una serie de habilidades que ello llevaba consigo.
Asimismo, el gran crecimiento constante del número de habitantes en las ciudades conllevaba el aumento de la complejidad y diversidad a nivel social, lo que propició que se descompusiera la estructura social y política anteriormente establecida, de manera que afloraron unas disidencias entre los jóvenes recién surgidas que alzaban su voz a través de nuevas maneras de expresarse y con distintos modos de vida. Estos fueron los tiempos de gloria para los integrantes de la bohemia alemana.
Dentro de este marco cultural y social, las teorías de Freud acerca de la relevancia del inconsciente del ser humano y la sexualidad habían abierto un mundo de posibilidades para poder abordar terapéuticamente el sufrimiento interior de las personas y, al ser una disciplina reciente, dio pie a diversas interpretaciones.
Entre ellas estaba la de Gross, que utilizó esta teoría freudiana como elemento central para hacer una crítica hacia la cultura dominante, de forma que según esta teoría ese conflicto que había entre lo propio y lo ajeno, habiendo sido impuesto por la familia y el Estado, era la raíz del conflicto interior.
Gross criticaba que el Estado en el que vivía, era el causante de promulgar que imperase un modelo familiar en el que el padre debía ser autoritario dentro de su familia, por lo que él consideraba que eran los responsables del sufrimiento personal. Esto podría estar relacionado con el hecho de haber tenido un padre estricto y autoritario.
Otto Gross llega a Berlín en el año 1913 y se instala en la casa de Franz Jung, un escritor bohemio con quien acabaría manteniendo una estrecha relación que duraría varios años.
Junto a Franz Jung llegó a publicar una revista titulada “Die Aktion” que trataba sobre la psicología individual, donde intentan exponer los problemas económicos y culturales de la época. Sin embargo, este proyecto terminaría fracasando más adelante a raíz de la detención de Gross y por el comienzo de la Primera Guerra Mundial.
A pesar de ello, consiguió publicar una gran bloque de trabajos, entre los que destacan los siguientes: “Observaciones sobre una nueva ética”, “Cómo superar la crisis cultural”, "El psicoanálisis de Ludwing Rubiner”, “Los efectos de la colectividad sobre el individuo” y “El psicoanálisis o nosotros los facultativos”. Durante aquellos años también publicó una obra suya conocida como “Sobre el conflicto y la relación”.
Por una orden de detención de su padre, Hans Gross, quien está al corriente de que su hijo reside en Berlín, dos hombres se presentan en casa de su amigo Franz Jung, llevándose a Otto Gross, para trasladarlo a un hospital psiquiátrico de Austria.
Con la ayuda de un informe médico, escrito por Carl Jung, en el que certificó que padecía una enfermedad mental grave de difícil curación por la que necesitaba ser ingresado para estar bajo supervisión médica, el padre consiguió su objetivo de mantener a su hijo bajo vigilancia y supervisión. Por ello, Gross es sometido a la tutela por locura, siendo asignada a su padre.
Entretanto, Franz Jung y otros colegas se involucraron en una campaña con el fin de liberar a Otto Gross, editando ejemplares en la revista “Die Aktion” donde se centraron en los conflictos entre padres e hijos explicados en clave psicológica, una disciplina que había llegado a consolidarse en aquella época, siendo considerado como un conflicto generacional de la modernidad de primer orden.
La presión ejercida por sus amigos contra el padre de Otto Gross acaba dando sus frutos, por lo que el padre termina declarando que su hijo había ingresado en la clínica psiquiátrica de manera voluntaria. Así que sus amigos van a recoger a Gross.
Sin embargo, su liberación duraría poco tiempo por el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, momento en el que Franz Jung se presentó como voluntario de guerra. Al mismo tiempo Otto Gross se traslada de nuevo a Austria para continuar su tratamiento por sus drogodependencias y, tiempo después, acaba presentándose también como voluntario de guerra.
Es curioso que dos personas como Fraz Jung y Otto Gross, ambos declarados como enemigos del Estado de su país, llegaran a presentarse como voluntarios de guerra. En el caso de Gross podría deberse a que hacer el voluntariado le ofrecía la posibilidad de independizarse de su padre económicamente. Sin embargo, él y muchos otros terminarían por desertar.
Después de haber desertado, Gross comienza a trabajar en un hospital en los Cárpatos. Poco tiempo después, en 1915, falleció su padre y, a pesar de este suceso, Otto Gross no consigue liberarse de su condición de tutelado debido a que su padre lo había dejado todo atado antes de morir, por lo que su hijo tiene que ir destinado a un hospital militar donde su estado llega a empeorar y tiene que someterse a un nuevo tratamiento de desintoxicación.
En 1917 consigue que le quiten la tutela por locura y decide mudarse a Budapest y después a Praga, donde llega a establecer amistad con Franz Kafka, sobre el que llega a ejercer una gran influencia, hasta el punto de que a quienes aseguran que su novela “El proceso” está basada en la historia de la detención de Otto Gross. Asimismo, también se dice que Gross ha servido de inspiración a más escritores literarios.
Un año después regresa a Austria, donde se piensa que llegó a implicarse en un intento de revolución en el país y, tras fracasar, decide volver a refugiarse en casa de su amigo Franz Jung en Berlín. En esta época es cuando llega a publicar una serie de textos de índole política, todos ellos escritos con gran lógica y claridad analítica. Sin embargo, Gross se va hundiendo cada vez más y no encuentra manera de salir con la ayuda de nada ni nadie, por lo que se vuelve a enganchar fuertemente a las drogas.
Tras una serie de desavenencias con Franz Jung ambos terminan por romper su amistad y Gross acaba deambulando por las calles de Berlín, falleciendo el 13 de febrero de 1920 a causa de una neumonía, siendo encontrado en la calle completamente desnutrido y con síntomas de congelación. Apenas se escribieron necrológicas en su nombre, a pesar de haber sido una persona relevante para toda una generación de artistas, bohemios y literarios.
Para muchos, Otto Gross es una de las grandes figuras del anarquismo, junto con Bakunin y Kropotkin. 
Sentía una verdadera aversión por los sistemas de poder y las normas que constreñían la libertad. Tempranamente se convirtió en adicto, pero también realizó varias terapias de desintoxicación. Precisamente en referencia a estas terapias tuvo lugar un episodio especialmente interesante.
Gross se internó en Burgölzli para desintoxicarse. La solicitud de ingreso a ese lugar está firmada por Sigmund Freud en persona. Sin embargo, el padre del psicoanálisis nunca quiso tratarlo. Por eso le encomendó esa tarea a Carl Jung, advirtiéndole que se limitara a trabajar sobre su adicción, nada más. Jung hizo caso omiso. Decidió psicoanalizarlo.
Así comenzaron una serie de sesiones, una de las cuales duró 24 horas. Jung diagnosticó a Gross, en primera instancia, una neurosis obsesiva y, posteriormente, tras haber realizado más sesiones de terapia con él, le diagnosticó demencia precoz. 
Sin llegar a completar el tratamiento con Jung, Gross se escapó saltando el muro del hospital psiquiátrico donde estaba interno. Tras esa inusual sesión, Jung declaró que había sido psicoanalizado por Gross. De hecho, en un episodio más o menos psicótico, Jung llegó a decir que era “hermano gemelo” de Gross. Después de esto, le tomó aversión.
Otto Gross no era nada ortodoxo en el tratamiento de los pacientes. Con frecuencia, las mujeres que atendía terminaban siendo sus amantes. Se dice que llevaba a cabo los análisis con sus pacientes en bares de mala muerte. También que ayudó a dos pacientes suyas a morir, pues era un convencido de la eutanasia y del suicidio asistido.
También era un feminista incansable a la vez que respetaba la homosexualidad. En la comunidad utópica de Ascona promovió la libertad absoluta, la total ausencia de normas. Eso hizo que muchos vieran el experimento como una práctica escandalosa. Buena parte de los amigos y colegas de Gross renegaron entonces de él.
El psicoanálisis lo condenó al ostracismo. Borraron su nombre de la historia oficial de ese movimiento, pese a que muchos, incluyendo al propio Freud, habían visto grandes aportes en sus escritos. 
Otto Gross fue acusado de mala praxis y declarado insano mentalmente. 

El caso de Sophie Benz
Sophie Benz era una paciente de Otto Gross que no había podido recuperarse de un trauma a raíz de haber sufrido una violación. Tras cierto tiempo acudiendo a terapia con Gross, un día se suicidó por envenenamiento, siendo la segunda paciente de Gross que lo hacía.
Este trágico suceso supuso que acusaran a Gross de negligencia médica, por lo que se dictó una orden de búsqueda y captura contra este psiquiatra.
Entonces Gross acaba sometiéndose a tratamiento psiquiátrico volviendo a su país, aunque no termina dicho tratamiento y decide huir a Suiza. Allí hace un intento de montar una universidad de enseñanza libre. Sin embargo, su proyecto fracasa por ser acusado de haber estado implicado en una serie de actividades de contrabando en el país, por lo que termina huyendo a Munich y luego a Berlín.

* Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González // Escrito por Edith Sánchez // 27 noviembre, 2018
Mario Arrimada - Psicólogo

No hay comentarios.:

Publicar un comentario