martes, 13 de septiembre de 2022

DR. DOMINIQUE-JEAN LARREY

Cada cierto tiempo la historia de la cirugía nos regala la presencia de un personaje excepcional, pero es raro encontrar que la genialidad y la dedicación profesional de un padre sean trasmitidas también a su hijo, y que ambos construyan un legado de enorme interés para la cirugía y la medicina en general. Cuando se da este caso, también suele ser habitual que el carisma y la personalidad de uno oculten los del otro, de forma que la historia, sin motivo ni propósito, suele olvidar las contribuciones de uno de ellos. 
Este es el caso de los barones de Larrey, Dominique-Jean y su hijo Félix-Hippolyte (otro ejemplo podría ser el de los emperadores de Francia, Napoleón I Bonaparte y Carlos Luis Napoleón III, cuyas vidas siguieron un curso paralelo a la de los barones de Larrey).
Dominique-Jean Larrey nació en Beaudéan el 8 de julio de 1766. 
Su padre fue zapatero; su abuelo, cirujano barbero, y su tío Alexis, cirujano en el hospital Saint-Joseph de la Gravé. 
Huérfano de padres a los 14 anos, viajó a pie 110 km durante 5 días hasta Toulouse para estudiar en la escuela de cirugía que dirigía su tío. A los 19 años (en 1786) fue nombrado profesor elemental, y al concluir sus estudios recibió la medalla de la ciudad por su tesis sobre la cirugía de las caries óseas. 
A los 20 anos (en 1787) viajó a París con una carta de recomendación de su tío para Antoine Louis, secretario de la Real Academia de Cirugía, quien le puso en contacto con Desault, cirujano jefe del Hospital de Dieu, con quien completó sus conocimientos prácticos. 
Para poder ganarse la vida dio clases de anatomía y obstetricia, con gran admiración por parte de muchos colegas (y las envidias de otros).
Ejerció como cirujano jefe del distrito de Saint André des Arts, y después pasó a ser cirujano asistente de Raphaël Bienvenu Sabatier (1732-1811) en el Hospital de los Inválidos.
Su primer trabajo fue como cirujano naval en la fragata La Vigilante, en las costas de Terranova, pero a los 6 meses renunció al cargo y a la marina al no acostumbrarse a la vida en el mar. La experiencia le sirvió para tomar contacto con la higiene, el escorbuto, el mal de mar y otras enfermedades. 
A los 25 años, en 1792, se casó con Charlotte Elizabeth De Laville-Leroux, segunda hija de René Laroux, ministro de finanzas de Luis XVI. Ese mismo año estalló la guerra francoaustríaca y se incorporó al ejército como médico de oficiales en el Rin. 
En 1794 propuso la creación de un servicio de ambulancias móviles, que fue aceptado por el consejo de sanidad (hasta entonces, los soldados heridos en combate permanecían en el campo de batalla hasta el final de la contienda, y los que seguían con vida eran evacuados al hospital de campaña). 
Su propuesta era asistir a los heridos in situ y trasladarlos de inmediato al hospital de campaña. Ante el éxito que tuvieron en la batalla de Landau, Larrey fue encargado de organizar un servicio de ambulancias volantes para todo el ejército. 
Ese mismo año conoció a Napoleón en Toulon, destinado como cirujano del ejército encargado de recuperar Córcega del dominio de los ingleses. 
En 1795 regresó a la nueva escuela de Val de Grâce para enseñar anatomía y medicina operatoria. Entre 1796 y 1797 participó en la campaña de Italia, y desde entonces siguió a Napoleón hasta Waterloo, a lo largo de 18 años. 
La vida de ambos personajes se mantuvo entrelazada hasta el final.
La primera demostración de las ambulancias volantes fue realizada en 1797, en las batallas de Udine, Padua y Milán. 
En 1798 marchó con René-Nicolas Dufriche Desgenettes (1762-1837) a la campaña de Egipto, donde instauraron rigurosas medidas de higiene, inventó un sistema de ambulancias a lomos de dromedarios, fundó una escuela de cirugía en El Cairo y aprendió sobre disentería, tracoma, conjuntivitis, elefantiasis, peste y lepra
Estableció una orden de prioridad en la asistencia a los heridos independiente del rango, distinción o nacionalidad. En numerosas ocasiones atendió a los heridos del bando enemigo, con lo que ganó también entre ellos el reconocimiento de su abnegación, y los soldados comenzaron a llamarlo «la providencia del soldado». 
El 4 de julio de 1799 entró en el Instituto de Egipto, y fue el último en abandonarlo, el 27 de octubre de 1801, acompañado por el general Jacques Francois de Boussay, barón de Menou, a quien curó de la peste. 
A su regreso, Napoleón le nombro barón (tenía 35 anos) y cirujano honorífico de la guardia personal del emperador. Con la reorganización de los estudios médicos, tuvo que volver a defender su tesis de doctorado en 1803.
Estuvo en la batalla de Trafalgar y en la campaña de Austria.
Regresó a París en 1807, a su puesto de cirujano jefe del hospital de la Gardé, pero en 1808 partió de nuevo a España con la Armada Murât, hasta abril de 1809, y de nuevo a Austria, en la segunda campaña. 
En España advirtió el horror de unas nefastas condiciones sanitarias que causan una gran mortalidad por tifus y disentería. La inseguridad engendró el pánico de la población y Dominique-Jean demostró su humanidad fundando en Valladolid un «hospital reservado al enemigo». 
En 1810 retomó sus actividades en París y comenzó a escribir sus memorias, pero de nuevo tuvo que partir con la Grand Armée a la campaña de Rusia. En la batalla de Waterloo (18 de junio de 1812), el duque de Wellington quedó sorprendido al ver una ambulancia francesa en la primera línea del frente, y fue informado de que era el barón Larrey en persona quien atendía a los heridos. El duque de Wellington, conocedor de su fama, se quitó el bicornio y dijo: «Yo saludo el honor y la lealtad de tal doctor». Después ordenó redirigir la línea de fuego para protegerle. Fue hecho prisionero por los prusianos y condenado a morir fusilado, pero salvó su vida gracias a la intercesión del mariscal von Blücher (agradecido por haber salvado la vida de su hijo en la campaña de Austria) y de un cirujano alemán que le reconoció al haber sido alumno suyo.
Regresó a París el 15 de septiembre de 1815. La Segunda Restauración le quitó todos sus títulos y rentas, pero recuperó una pensión en 1818. 
En 1820 ingresó en la Academia de Medicina y en 1829 en la de Ciencias, sustituyendo a Philippe-Jean Pelletan (1747-1829) a la muerte de este. 
En 1838 fue nombrado cirujano jefe del Hospital de los Inválidos, y se jubiló a los 72 años de edad para seguir escribiendo sus memorias. A los 76 años realizó un viaje para inspeccionar los hospitales de Argelia con su hijo, también como cirujano militar. 
El 25 de julio de 1842 murió de una neumonía, tres días después del fallecimiento de su mujer. 
Nicolas-Jean de Dieu Soult, ministro de la guerra, no permitió que fuera enterrado en los Inválidos entre mariscales, generales y soldados –como era su deseo– y fue enterrado en el cementerio de Père Lachaise, aunque su corazón y vísceras fueron guardados en la capilla del Hospital Militar de Val-de-Grâce, en París. 
El 15 de diciembre de 1992 la Sociedad Francesa de Historia de la Medicina cumplió el deseo del primer barón, y sus restos fueron trasladados al Hospital de los Inválidos.
Publicaciones destacadas:
1802 Mémoire sur l’ophtalmie régnante en Egypte
1803 Relation historique de l’expédetion de l’armee d’Orient en Égyte et en Syrie - Dissertation sur les amputations des membres a la suite des coups de feu (Tesis)
1812-1817 Mémoires de chirurgie militaire
1821 Recueil de mémoires de chirurgie - Considérations sur la fièvre jaune
1829-1836 Clinique chirurgicale
1831 Mémoire sur le cholera-morbus - Copie d’un mémoire sur le cholera-morbus envoyé à St. Petersbourg en janvier 
1841 Mémoire sur l’extirpation des glandules salivaires  
Relation médicale de campagne et voyages de 1815 à 1840

* Alfredo Moreno-Egea - Unidad de Pared Abdominal, Clínica Hernia, Murcia, Espana // Revista Hispanoamericana de Hernia - Vol 2 - 2014

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