Nació el 20 de noviembre de 1825 en Padua, Italia y murió el 13 de agosto de 1882 en Turín, Italia.
Hijo de padres muy pobres, tuvo que atravezar muchos obstáculos para poder estudiar.
Científico y profesor de clínica médica en Alma Mater Studiorum.
Se licenció en Medicina en Padua en 1849, ayudado por familiares y conocidos generosos, después de haber participado en 1848, en la primera guerra de independencia luchando en Curtatone y Montanara en el batallón de estudiantes.
En 1851, deseoso de completar su educación científica, obtiene un puesto de posgrado en la Universidad de Viena, otorgado por el Gobierno Imperial para los más merecedores, pero pierde esta tentadora oportunidad cuando es golpeado por una enfermedad grave que entonces se llama "miliar" ("flegmasia exantemática").
Solo puede irse en 1855 despues que en la Provincia Lombardo-Veneciana termina la terrible epidemia de cólera asiática que asola Europa desde 1852.
Para Concato, casado y con una hija, siguen siendo años de penurias ya que el "subsidio de estudios" del gobierno apenas alcanza para una persona.
Ayudado nuevamente por familiares y amigos, puede cursar la Facultad de Medicina de Viena donde enseñan los grandes nombres de la escuela alemana: Carl Rokitansky (1804-1878), Joseph Skoda (1805-1881), Ferdinand Hebra (1816-1880), mentes abiertas, entre los pocos que se alinearon con Sommelweiss desde el principio, Johann Oppolzer (1808-1871), el sucesor clínico agudo y brillante de Lucas Schönlein, Ernst Wilhelm von Brücke (1819-1892) y sobre todo el gran cirujano Schuh a quien se le confía y quien lo llevará a ser cirujano operatorio en el Hospital General Real Imperial de Viena.
Después del curso de dos años en Viena y aprobar los exámenes de "Máster en Obstetricia", va a Praga donde estudia con Anton Jaksch (1810-1887) director de la clínica médica de esa universidad quien será su verdadero maestro.
De estos grandes aprende la importancia que están adquiriendo en diagnósticos los análisis químicos clínicos de fluidos biológicos, que han estado utilizando durante años.
En 1859 regresó a su tierra natal y con las referencias de la época vienesa obtuvo el puesto de adjunto en la clínica médica de Pavía e inmediatamente después a la cátedra de patología general que en 1860 fue asignado a Mantegazza.
En el mismo año Concato es llamado para la cátedra de clínica médica en Bolonia donde enseñará durante dieciséis años.
Este es el período de sus mayores triunfos: ahora conocido como clínico a menudo se le consulta, por lo que su situación financiera también conoce finalmente un período de prosperidad.
Defensor y seguidor del método físico-químico en medicina, aprendido en la escuela de anatomía de Viena, se encuentra en un entorno todavía imbuido del vitalismo de la llamada Medicina italiana.
Concato ataca a fondo las teorías vitalistas.
Incluso las investigaciones de laboratorio, tras el entusiasmo inicial que va desde la década de 1930 hasta mediados del siglo XIX, experimentan un breve período de abandono. Se reanudan a partir de 1860 con un concepto diferente en comparación con la fase inicial, basada en una mayor conciencia del estrecho vínculo entre la química, la fisiología patológica y clínica.
En consecuencia, las palabras de Concato en su discurso de apertura son prudentes al respecto en las lecciones de la clínica médica en la Universidad de Bolonia en 1860.
Si bien enfatizan la importancia de la química clínica, mitigan optimismos fáciles, no sin dejar espacio para una visión de desarrollos futuros prometedores.
En Bolonia, Concato es provado por interminables desastres familiares: pierde un hermano, su esposa y tres hijas.
En 1876, tal vez pensando en encontrar alivio a la soledad, regresó a su Padua para ocupar la cátedra de Clínica Médica que quedó vacante debido a la muerte de Pinali. Pero pasa dos años muy tristes en un entorno universitario injusto y hostil.
En 1878, "después de algunas vacilaciones decidí escapar de tantas torturas" aceptando la gestión de la clínica médica de la Universidad de Turín que ocupa hasta su muerte (1882).
Inmediatamente hizo que se realizaran trabajos para reparar el grave deterioro que encuentra en las instalaciones y el equipamiento de la clínica. Alguien escribe: “si hoy la Clínica de Turín, especialmente el laboratorio contiguo, se puede considerar con razón como uno de los más bellos y mejor equipados de Italia, el mérito es principalmente suyo".
La obra "Un caso de quiluria" (1880), repleta de investigaciones, se remonta a esa época.
En 1860 fundó la revista "Clinical Ebdomadario" que tuvo a los profesores Magni y Roncati como sus principales editores y que luego se convirtió en la "Revista Clínica de Bolonia".
En 1850 escribió Alrededor de la cura del cólera con la ayuda de la corriente eléctrica en el que propuso como tratamiento local el sistema electromagnético que, refiriéndose a las antiguas teorías de Giacomo Tommasini del estímulo y contraestímulo, tenía como finalidad la constante reanimación del círculo.
Fue un defensor de la importancia de los datos patológicos en la práctica clínica.
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