Médico alienista, británico de origen irlandés nacido el 27 de mayo de 1749 en Market Rasen (Lincolnshire) y fallecido el 5 de marzo de 1866 en Hanwell.
Tras la muerte de su padre, cuando John Conolly contaba seis años de edad, su madre volvió a casarse con un emigrante francés, circunstancia que motivó su amplio conocimiento, por parte del futuro médico, de la lengua y la cultura francesas.
Este último año contrajo matrimonio y se trasladó a Francia, a casa de su hermano, Willian Conolly, que ejercía la medicina en Tours.
En 1817, de regreso a su país, comenzó a estudiar medicina en Edimburgo, finalizando sus estudios en 1821 con una tesis sobre De statu Mentis in insania et melancholia.
En 1822 se instaló en Stratford-on-Avon, donde ejerció como médico durante cinco años, durante los cuales participó muy activamente en la vida social y política de la ciudad que había visto nacer a Shakespeare, y de la que fue alcalde en dos ocasiones.
En 1827, llegó a Londres donde enseñó en el University College, publicó sus Indications on Insanity y defendió, ante las autoridades de la Universidad de Londres la importancia de introducir en los estudios médicos, la enseñanza reglada de la clínica de las enfermedades mentales.
Sin embargo, su sueldo de profesor debía ser insuficiente y su clientela escasa porque tres años más tarde de su llegada a la capital, inició un peregrinaje por Warnick, donde fue inspector de los asilos del condado, Birmingham y, finalmente, Hanwell.
En esta época participó en la fundación de una sociedad de médicos que, con el tiempo, se convertiría en la prestigiosa British Medical Association.
Su llegada a Hanwell fue en 1839, y el resto de su vida estuvo ya ligada a esta ciudad, próxima a Londres. Primero en el asilo de Middlesex, el mayor establecimiento británico para enfermos mentales de la época, como médico residente hasta 1844 y como médico consultor hasta 1852, año en que asumió la dirección de un asilo privado en la misma ciudad.
La labor de John Conolly en Hanwell se centró en la puesta en marcha de un sistema terapéutico en el que se prescindió de los medios coercitivos y de la contención mecánica de los pacientes, dando gran importancia a la labor del personal auxiliar.
El non-restaint ('no coerción') es, sin duda, la aportación fundamental de Conolly: medicalizando el "reformismo humanitario" de la familia Tuke y tomando de Pinel el criterio de organizar la asistencia manicomial como una forma de actuación médica con propósitos terapéuticos, insistió en que dicha asistencia debía ser concebida en el marco de una acción socio-estatal que modificase en profundidad el ambiente nosocomial, rechazando las restricciones físicas y, en parte, las psicológicas.
Mientras ponía en práctica dichos principios, supresión de las camisas de fuerza, de los sillones de contención, etc., escribió dos obras en las que dio a conocer sus ideas y experiencias: The construction and governement of lunatic Asylums and Hospitals for the Insane, publicado en 1847, y The treatment of the Insane without Mechanical Restraints, aparecido en 1856.
Las valoraciones que, a posteriori, se han hecho de la obra de Conolly no siempre han sido coincidentes. Para algunos, Conolly representa, con su non-restraint, el antecedente más directo de la "psicoterapia institucional", porque entienden que otorgó más importancia a la situación "relacional" del paciente que a otras formas de terapia más agresivas e impersonales, concediendo, en este sentido, una enorme importancia a la transferencia del papel del médico, como único agente "sanador", a todo un sistema participativo en el que interviene el resto del personal.
Para otros, aun admitiendo el mérito de haber desechado gran parte del arsenal de tortura destinado al loco, el non-restraint se basaría en el mismo principio que aceptaban los partidarios de la coerción y la intimidación: la persuasión del paciente.
Y, aunque se pretendía lo contrario, tal empeño no siempre se llevó a cabo con bondadosos métodos psicológicos sino con una violencia más o menos solapada: utilización de camisas de fuerza (a pesar de su teórica prohibición), aislamiento celular (aunque sus acolchadas paredes impidieran que los pacientes así castigados se golpearan o autoagredieran) y un personal auxiliar, suficientemente entrenado para reducir a cualquier desobediente.
Es evidente que la "psicoterapia institucional" y las comunidades terapéuticas llegarán más tarde y bajo presupuestos claramente diferenciados; sin embargo, si valoramos la obra de Conolly en su justo contexto histórico, no cabe duda que debe considerársele como uno de los grandes reformadores de la asistencia psiquiátrica del siglo XIX.
R. Huertas - mcnbiografías.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario