domingo, 1 de febrero de 2015

DR. ALBERT LUDWIG SIGESMUND NEISSER

Se puede afirmar que a mediados del siglo XIX la dermatología tenía ya una base científica. 
Las clasificaciones anteriores que habían jugado un importante papel, cada vez resultaba más difícil de aplicarlas. Charles Parish habla de tres escuelas dermatológicas en Europa: la francesa, la inglesa y la de la Escuela de Viena
Hubo otros centros que gozaron de cierta relevancia como Breslau en Alemania. Allí estuvieron Heinrich Koebner (1834-1904), su fundador, Oscar Simón (1845-1882), discípulo de Kaposi, y Albert Neisser.
El italiano V. Trevisan propuso en 1885 el nombre de Neisseria como homenaje a Albert L. Neisser que había descubierto el agente causante de la gonorrea, lo que no se aceptó de forma general hasta los años treinta del siglo XX.
Neisser nació el 22 de enero de 1855 en Schweidnitz, una pequeña ciudad cercana a Breslau. 
Su padre, Moritz Neisser, era médico. Su madre murió antes de que cumpliera un año. 
Realizó los primeros estudios en la escuela local y el bachillerato en el Gymnasium Santa María Magdalena de Breslau. Uno de sus compañeros fue Paul Ehrlich
En la universidad de esta misma ciudad realizó los estudios de medicina entre 1872 y 1877, excepto una breve estancia de un semestre en la Universidad de Erlangen. Se doctoró con un trabajo sobre el equinococo que dirigió Michael Anton Biermer (1827-1892): "Die-Krankheit Echinococcen".
Neisser quiso quedarse en Breslau; por eso aceptó la residencia en dermatología y venereología al no haber plazas para medicina interna. Este departamento todavía permanecía al margen del antisemitismo imperante y estaba muy bien considerado mientras lo dirigió Oscar Simon (1845-1882)
Posiblemente también influyó en la decisión de quedarse Ferdinand Cohn (1847-1924), botánico y bacteriólogo, y el también bacteriólogo Carl J. Salomonsen, que se encontraban entonces en Breslau.
Fue en este momento cuando Neisser descubrió el gonococo valiéndose de las enseñanzas de Cohn, que había estado con Koch, de las técnicas de tinción de Cohnheim y Weigert, y de un nuevo microscopio de inmersión con un renovado condensador que acababa de fabricar la casa Zeiss.
Durante algún tiempo los médicos consideraron la sífilis y la gonorrea como dos manifestaciones de una misma enfermedad. 
Al refuerzo de esta idea contribuyó John Hunter (1728-1793). Se inyectó a sí mismo fluido obtenido de la uretra de afectados de gonorrea. Observó la formación de un chancro y, semanas después, los síntomas de una sífilis secundaria. 
Creyó, pues, que había demostrado que se trataba de la misma enfermedad. Sin embargo, el también británico Bell (1728-1793) mantuvo que se trataba de dos enfermedades diferentes cuyo origen estaba en un mismo "virus".
En la misma época, el médico francés Jean-François Hernandez realizó una serie de inoculaciones de gonorrea a varios prisioneros y no observó jamás la aparición de un solo caso de sífilis. 
Asimismo, Philippe Ricord en 1883, había inyectado con gonorrea a varios centenares de voluntarios entre los que no se produjo tampoco ni un solo caso de sífilis. Parece que para una mayoría se trataba de dos enfermedades. El problema es que no se habían descubierto los gérmenes responsables de cada una de ellas. El descubrimiento de Neisser del gonococo de 1879 contribuyó a despejar el camino. Más tarde, en 1905, Hoffman halló el Treponema pallidum.
Neisser demostró la existencia de coccos en 26 adultos con uretritis gonorreica, 7 casos de infección neonatal y 2 casos de oftalmia. Utilizó el violeta de metilo. El hallazgo se confirmó por parte de otros científicos, pero todavía no se había encontrado un medio de cultivo adecuado. En 1882 Neisser completó la descripción del germen y habló de "gonococos".
Más tarde, en 1893 demostró que se podía cultivar en líquido sinovial. 
Leistikow y Loeefler lo hicieron en 1882, aunque fue mejor estudiado por Bumm a mediados de los ochenta. Éste indujo la gonorrea en pacientes mediante la inoculación de cultivos. Algo parecido hizo Wertheim en 1891 en Viena.
Gracias a la introducción de la tinción Gram, se simplificó su identificación. 
Sin embargo, el significado patológico del gonococo no fue reconocido de lleno hasta la última década del siglo XIX al no poder infectar a los animales de laboratorio. En 1911 Schwartz y McNeil aplicaron la reacción de  fijación del complemento para el diagnóstico.
En 1979 Neisser realizó un viaje de trabajo a Noruega. 
Examinó a más de cien pacientes con lepra y recogió muestras para estudiar a su regreso a Breslau. Entonces se creía que esta enfermedad se debía a una mezcla de factores hereditarios y ambientales. Neisser encontró un bacilo. 
Hansen había hallado bacilos de la lepra en unos estudios llevados a cabo en 1873. Cuando Neisser dio a conocer su hallazgo ("Zur Aetiologie der Lepra", 1879), Hansen publicó un artículo en varios idiomas en el que recordaba su contribución ("Bacillusleprae", 1880). 
Parece que éste descubrió el bacilo, pero Neisser lo identificó como la causa etiológica de la lepra. Esta enfermedad le llevó varios años de trabajo. Incluso llegó a estar en España con tal fin. 
En 1881 publicó otro trabajo: "Weitere Beitrage zur Aetiologie der Lepra". Algunos autores creen que este hallazgo de Neisser fue más importante que el del gonococo.
Entre 1880  y 1882 Neisser estuvo en Leipzig, donde llegó a conocer a Julius Conheim (1839-1884) y Carl Weigert (1845-1904) y a familiarizarse con las técnicas histológicas. Allí estudió la diferencia entre el llamado lupus tuberculoso y otros tipos de lupus, asi como otras enfermedades dermatológicas.
A la muerte de Simon por cáncer, cuando Neisser tenía 27 años, fue nombrado profesor asociado o extraordinario y jefe de la clínica dermatológica de Breslau. En 1892 abrió una nueva clínica con un centenar de camas, un laboratorio, un museo y biblioteca, salas de consulta, y un animalario. 
Este centro llegó a alcanzar gran renombre en lo que a asistencia, enseñanza e investigación se refiere. El propio Neisser trabajó en el estudio de la anatomía y fisiología de la piel, así como el del muermo, el antrax, actinomicosis, psoriasis, el xantoma, los nevi y el penfigo.
También investigó la tuberculosis o lupus vulgaris. Neisser no sólo estaba preocupado por las enfemedades venéreas desde el punto de vista médico, sino que también se preocupó por los aspectos de salud pública relacionados.
En el Hospital de la ciudad de Breslau comenzaron  a recoger estadísticas de los afectados por gonorrea desde 1886, cuando la gonorrea significaba el 9,3 de todos los ingresos por enfermedades venéreas. Dos años después era del 54%, lo que Neisser explicó como el estudio sistemático microbiológico de las secreciones. 
Siempre recomendó que el diagnóstico se realizara en el laboratorio y no por métodos clínicos.
Más tarde Neisser publicó resultados estadísticos de la población tanto civil como militar y mostró lo que significaba la gonorrea para la población y el gasto que suponía para el estado. Pensó que el tema requería la atención de las autoridades. 
Abogó por la supervisión continua de las prostitutas y una regulación más estricta de la prostitución. Prefería aumentar las medidas sanitarias a la acción policial.
Desde mediados del siglo XIX venían realizándose experimentos sobre la sífilis en varios lugares. Se inyectó el contenido de lesiones secundarias a personas sanas para ver si era contagioso. A pesar del escándalo que esto supuso, la práctica perduró hasta finales del siglo XIX. Neisser quiso aplicar la seroterapia que tan buenos resultados había dado en el tratamiento de la difteria para la sífilis. Inyectó subcutáneamente suero de un paciente a cuatro mujeres.
Tres desarrollaron enfermedades de piel y una gonorrea y condilomas, pero ninguna sífilis. Por vía intravenosa inyectó suero procedente de varios enfermos en distintos estadíos de la sífilis a cuatro jóvenes entre los 17 a 20 años, pensando que desarrollarían inmunidad, pero todas desarrollaron una sífilis secundaria.
Neisser tuvo problemas porque se le acusó de que había realizado las pruebas sin el consentimiento de los pacientes o de sus representantes legales. Sin embargo, Neisser estaba convencido de haber obrado correctamente. Aparte de una multa, ni su licencia ni su posición académica se vieron afectados.
En 1903 Elie Metchnikoff (1845-1916) y Pierre Roux (1853-1933) en el Instituto Pasteur, lograron infectar chimpancés con el patógeno desconocido de la sífilis. Neisser pronto se decidió a verificar estos hallazgos. 
En septiembre de 1903 comenzó a trabajar con los chimpancés del zoológico de Breslau, y luego marchó a Java en una expedición sufragada por él mismo (1904-1905). Allí comprobó que los simios eran más proclives a la infección con sífilis que los monos y que el período de incubación era de 3 a 5 semanas.
Mientras tanto, en 1905, Fritz Schaudinn (1871-1906) y Erich Hoffmann (1868-1959) descubrieron en Berlín la Espiroqueta responsable de la sífilis. 
Neisser quiso corroborar el hallazgo y encontró el germen en seres humanos así como en algunos simios y monos.
Hubo una segunda expedición a Java entre 1906 y 1907. Además de continuar los experimentos con primates y monos, se hicieron intentos para transmitir la sífilis a otros mamíferos y aves de corral.
A principios del siglo XX Jules Bordet (1870-1961) y Octave Gengou (1875-1957) idearon la reacción de fijación del complemento. 
En el invierno 1905-1906 Neisser visitó a August von Wassermann en el Instituto Robert Koch de Berlín
Le sugirió que la reacción podía ser adaptada para la sífilis. Como la primera fuente de espiroquetas Neisser proporcionó el hígado de un feto sifilítico y, para la prueba, sueros de pacientes sifilíticos. Unos meses después del anuncio inicial de la prueba Neisser, Bruck y Schucht informaron de su experiencia previa. 
La reacción tuvo éxito en monos sifilíticos, así como en los pacientes, a pesar de que fue positivo en sólo 70% de los sifilíticos sintomáticos.
En algunos casos se convirtió en positivo en una nueva prueba. Como era de esperar, la prueba de Wassermann suscitó un escepticismo considerable en los primeros años de su uso. Neisser la defendió firmemente, pero no participó en la investigación posterior para mejorarla y comprenderla con exactitud.
En 1907 fue nombrado profesor ordinario de dermatología después de muchos años como asociado. Esto se debió quizás al antisemitismo o al desinterés de las autoridades en la dermatología. Por entonces era ya considerado una autoridad científica de gran renombre.
En lo que se refiere al tratamiento de la sífilis,  Neisser se mostró satisfecho con la eficacia del mercurio. No obstante, consideró a esta sustancia como bacteriostático y no bactericida. Después conoció el arsenobenzol o 606 que pensó que podía ser un buen complemento del mercurio. 
Neisser conocía a Ehrlich desde la adolescencia. Cuando éste repartió cantidades de 606 entre científicos para que lo probaran, también se la proporcionó a su amigo. En el trabajo "Ueber die Bedeutung des Ehrlich'schen Arsenobenzols fur die Syphilisbehandlung" (1910), que publicó con Kuznitsky, se mostró entusiasmado por su eficacia.
En 1888 Neisser fue uno de los fundadores de la Sociedad Dermatológica Alemana, y en 1902 organizó la Sociedad Alemana para la Lucha contra las Enfermedades Venéreas junto con Philipp Josef Pick, Eduard Lipp, y De Graz.
Aunque con mala salud Neisser continuó publicando y dando conferencias. En 1912 sufrió una fractura accidental de cadera de la que tardó en recuperarse. Tuvo después varios ataques de cólico renal y desarrolló una diabetes. Tras someterse a una nefrolitotomía quirúrgica, ésta se infectó y murió el 30 de julio de 1916 a los 61 años de edad.
En 1883 se casó con Toni Kauffmann, de una distinguida familia judía. Ésta falleció en 1913.
La casa en la que vivieron se convirtió en Museo y pequeña sala de conciertos en 1910. Fue confiscada por los nazis en 1933 y destruida durante los bombardeos de la segunda guerra mundial.
Neisser fue reconocido por su talento organizativo, no sólo en lo que a gestión se refiere, sino también para la divulgación científica. Supo aplicar los resultados de la investigación a la clínica y contribuyó de forma extraordinaria al desarrollo de la especialidad dermatológica. No sólo participó de forma importante al estudio de la gonorrea, sino que también lo hizo en el de la sífilis y la lepra, aunque apenas se le haya reconocido.
Viajó mucho y recibió premios y distinciones como la Gold Medal of the West London Medico-Chirurgical Society.

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