La endocrinología moderna comenzó a desarrollarse a finales del siglo XIX en cuatro etapas: el reconocimiento y localización de las glándulas endocrinas, la prueba experimental de la secreción interna mediante destrucción y sustitución en animales, su aislamiento y finalmente la síntesis de hormonas puras. Arthur Biedl, asistente de Salomon Stricker (1834-1898), estuvo esencialmente involucrado en las dos primeras etapas de este proceso de investigación.
Nació el 4 de octubre de 1869 en Pascua, Banat, (hoy Rumanía) y murió el 26 de agosto de 1933 en Weissenbach am Attersee, Austria.
Se estaba formó bajo la dirección de Philip Knoll y Richard Paltauf, líder en el Instituto de Patología General y Experimental de la Universidad de Viena; en 1899, fue nombrado profesor asociado y en 1902 profesor titular.
Ewald Hering le ofreció a Biedl, en 1913, la dirección del Instituto de Patología Experimental de la Universidad Karl-Ferdinand en Praga, que luego presidió desde 1914 hasta 1933.
Lo sucedió su colega cardiólogo Julius Riehl.
En los períodos 1918/19 y 1928/29, fue Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Alemana de Praga; entre sus alumnos estaba Hans Selye.
En 1910, Biedl publicó el primer libro de texto completo sobre glándulas y sus secreciones.
Este trabajo llevó a su reputación como el padre de la endocrinología moderna.
Biedl también describió una enfermedad hereditaria caracterizada por obesidad, polidactilia (dedos de manos o pies adicionales), hipogonadismo (testículos u ovarios que no funcionan bien), retraso mental y retinitis pigmentosa, que eventualmente conduce a la ceguera.
La enfermedad también había sido descrita de forma independiente por Georges Bardet y recibió el nombre de síndrome de Bardet-Biedl.
Por cierto, también demostró que los humanos necesitan sus glándulas suprarrenales para sobrevivir. Publicó los casos de dos niños con lo que hoy conocemos como BBS en 1922.
En 1928 Biedl fundó el Journal Endokrinologie.
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