lunes, 23 de mayo de 2022

DR. LEONARD MARIE LUCIEN JACQUET

Dermatólogo francés nacido el 30 de octubre de 1860 en Sauviat, departamento de Haute-Viennel.
Asistió por primera vez a la facultad de medicina de Limoges y se convirtió en interno en París en 1883. Entre sus profesores se encontraban Louis-Arthur Sevestre (1843-1907), Ernest Henri Besnier (1831-1909) y Georges Maurice Debove (1845-1920). 
Obtuvo su doctorado en 1888, se convirtió en médecin des hôpitaux en 1896 y desde 1903 trabajó en el Hôpital Saint-Antoine, donde hizo instalar una sala especial para dermatología.
Eligió la dermatología y la sifilología como especialidad y se preocupó por el prurito, la patogenia de las erupciones pruriginosas y la alopecia areata. 
Con su tratamiento ”biocinético” abrió nuevos caminos en el tratamiento de ciertas dermatosis.
El signo de Jacquet es un eritema papulolenticular de la zona del pañal. Una forma menor de defecto ectodérmico congénito se asocia con otros cambios tegumentarios, incluida la ausencia congénita de uñas y anomalías dentales. La alopecia puede estar presente al nacer o desarrollarse en el primer mes de vida. El síndrome es raro y puede ser parcial o completo. Se informó herencia autosómica dominante; mecanismo autoinmune sugerido. También se la conoce como alopecia refleja de Jacquet y el síndrome de Jacquet.
Sus estrepitosas comunicaciones sobre la alopecia areata asestaron un golpe mortal a la doctrina de la contagiosidad de esta enfermedad, y pusieron fin a las cuarentenas que habían sufrido tantas generaciones de escolares. Es a Jacquet a quien debemos este nuevo hecho, tan importante en la higiene escolar y militar: la alopecia areata no es una enfermedad infectocontagiosa, sino simplemente un trastorno trófico del sistema capilar relacionado con mayor frecuencia con caries o dentición, lesiones o trastornos nerviosos. del extremo cefálico. 
No menos interesante desde el punto de vista científico y práctico, es su trabajo sobre las eritrosis faciales y los sabañones. Denunció el origen y penetró en el mecanismo de estos trastornos vasomotores y autotóxicos, para oponerlos victoriosamente a la terapia biocinética y la higiene alimentaria sistemática 
Declarándole la guerra a la taquifagia, a la que acusó de todas las fechorías, abogó por la masticación lenta y metódica, que con razón consideró un elemento importante en el tratamiento y profilaxis de la disfagia. 
Gracias a su trabajo, realizado con una conciencia escrupulosa, Jacquet había conquistado en París, uno de los primeros lugares en dermatología. Su elocuencia, real y sorprendente, tenía un encanto especial. Hablaba despacio, no sin cierta frialdad, pero con una pronunciación bien articulada que mostraba la corrección de su lenguaje. 
Maestro de su palabra, decía lo que había que decir, sin dejarse llevar nunca más allá de su pensamiento.
Tras una cruel enfermedad, Jacquet murió tempranamente el 20 de diciembre de 1914, a los 54 años.

* Dermatology Online
* Geneanet

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