jueves, 2 de junio de 2022

DR. PIERRE MARIE FÉLIX JANET

Pierre Marie Félix Janet nace en París el 30 de Mayo de 1859, en la calle Madame del sexto distrito, cerca del actual jardín de Luxemburgo. Pertenece a una familia de la burguesía media, formada por hombres de letras, juristas e ingenieros.
Agnóstico y liberal, fue un hombre muy reservado y discreto a pesar de su fama internacional, tanto en su vida familiar como en su ejercicio profesional, y nunca ejerció actividad política alguna a pesar de haber sido un privilegiado espectador de la historia de su país hasta sus 87 años.
Su padre, Jean Jules Janet (1813-1894), fue abogado, aunque parece ser que nunca ejerció como tal, sino que lo hizo como secretario judicial. Janet padre se casó primero con su prima Adelaïde Antoinette Janet, en 1849, y tuvieron una hija llamada Félicité Berthe, pero Adelaïde falleció en 1852, a los 3 años de la boda. Tiempo después, visitando a su hermano Paul, entonces renombrado profesor de filosofía en la Universidad de Estrasburgo, Janet padre acaba conociendo a la vecina de Paul, Fanny Hummel (1837-1885) y casándose con ella en 1858. El matrimonio tiene 45 y 21 años respectivamente cuando nace su primer hijo, Pierre. Le seguirán otros dos hermanos, Marguerite y Jules, además de su hermanastra.
La madre, Fanny Hummel, descrita como sabia y afectuosa, y a la que Pierre quedaría ligado con mucha admiración toda su vida, fue una ferviente católica a la vez que gran patriota francesa. Poco se sabe de su familia materna, salvo que Pierre tuvo una tía materna monja, que primero estuvo en conventos en Francia, y después en Inglaterra adonde fue a visitarla una vez. Se sabe igualmente muy poco de un tío materno, oficial de la armada francesa, huido de la ocupación alemana de Alsacia.
En cambio, algo más se sabe de su familia paterna. Salvando el misterio que supuso para Pierre la figura de su padre, un hombre amable pero muy reservado y tímido, el bisabuelo Pierre-Etienne Janet regentó una librería, y fue amante de la literatura y el teatro, gustos que transmitió a sus seis hijos.
El abuelo de Pierre, Pierre-Honoré, también fue librero, especializado en las ediciones musicales, y de los tres hijos que tuvo, no fue el mayor y padre de Pierre el más sobresaliente, sino el menor Paul al que apuntamos más arriba, filósofo de renombre y verdadero modelo y mentor para su sobrino.
Ambos personajes, tío y sobrino comparten, parece ser, no solamente el desarrollo posterior de sus carreras académicas, sino incluso ciertos rasgos de carácter.
Ambos eran personas tímidas e introspectivas, atravesando en sus adolescencias crisis de tonalidades depresivas, en el caso de Pierre Janet precipitada por el quebrantamiento de su fe religiosa, para después consagrarse con carreras muy brillantes.
Ambos fueron profesores de filosofía, enseñaron esta disciplina en institutos franceses, y fueron autores incansables de manuales de filosofía, reeditados numerosas veces y considerados ya como clásicos para sus épocas.
El hijo de Paul y primo de Pierre Janet, también llamado Paul, fue un eminente ingeniero, que fundó en su día el Instituto de Electrónica de Grenoble, así como una de las mayores escuelas de ingeniería eléctrica en Francia hasta hoy en día, la Supelec.
De su hermana Marguerite se sabe muy poco, salvo que, al igual que su madre, fue una ferviente católica. El otro hermano de Pierre, Jules, fue un conocido urólogo y ambos hermanos mantuvieron una relación muy cercana a lo largo de sus vidas, compartiendo intereses comunes en torno a la psicología. De hecho, durante su carrea de medicina, Jules ayudó a Pierre en sus experiencias en torno a la hipnosis, y dedicó su tesina de fin de carrera a los trastornos de micción de origen neurótico.
Decíamos que Pierre Janet nace en el mismo París, pero pasó su infancia en Bourg-la-Reine, entonces una ciudad independiente a las afueras de París, donde sus padres compraron una casa de estilo renacentista, y cuyo jardín le servirá para iniciarse a su otra pasión, la botánica.
La guerra franco-alemana de 1870 le hace nuevamente a la familia Janet mudarse a París en busca de mayor seguridad. El posterior estado de sitio a París les quitaría razón con tal cambio, y Janet conocerá con 11 años los bombardeos y el hambre. Después de acabada la guerra, Pierre y sus hermanos se instalarán en Estrasburgo con la familia materna, y conocerán también de primera mano el sufrimiento de estas familias francesas muy patriotas tras la anexión alemana de la Alsacia.
Pero la juventud de Janet coincidirá con el rápido crecimiento económico de Francia y el establecimiento de su imperio colonial, una época apaciguada para su familia.
Poco sociable en su etapa de colegio, el episodio depresivo que sufre con 15 años le hace dejar las clases durante unos meses. Acaba retomando sus estudios y termina brillantemente su bachiller en 1878 en uno de los institutos más antiguos y prestigiosos de Francia, el Instituto Saint-Barbe, donde recibieron su educación personalidades tan importantes como Ignacio de Loyola o Calvino.
Después ingresa en las clases preparatorias a la Escuela Normal Superior en el Liceo Louis-le Grand durante un año, cuna de la élite intelectual francesa hasta hoy en día, y es admitido en 1879 junto con otras figuras como Durkheim.
Allí conoce a quién iba a ser uno de sus grandes amigos, el filósofo Henri Bergson, quizás decisivo posteriormente en la obtención por parte de Janet de la cátedra de psicología experimental en el Colegio de Francia. Tras tres años en la escuela obtiene la licenciatura en filosofía en 1882, año en el que Charcot rehabilita la hipnosis en su famosa comunicación en la Academia de Ciencias, influyendo esto en que Janet empiece ya a desear ser médico y debatir de las teorías del gran maestro. 
Con 22 años, deja París y parte hacia la provincia para ejercer de profesor de filosofía en los institutos de Chateauroux primero, y después en la ciudad de Le Havre durante los siguientes 6-7 años. 
Le Havre es entonces una ciudad poblada y muy viva culturalmente, no siendo infrecuentes los espectáculos públicos de sesiones de hipnosis, pero el atractivo de esta ciudad para Janet era más bien su cercanía de París para sus visitas familiares, durante algunas de las cuales iba a visitar enfermos junto con su hermano Jules, entonces estudiante en medicina, y muy interesado en las neurosis y en la hipnosis. Fallece su madre con 49 años en esta etapa de profesorado de filosofía en Le Havre.
Se sabe que uno de los pasatiempos más importantes para Janet en esta localidad era, además de dedicarse al jardín de su casa, trabajar voluntariamente en el Hospital de la ciudad e investigar en psiquiatría. El propio Janet, en uno de sus artículos autobiográficos, decía que en esa etapa andaba buscando un tema para su tesis doctoral, y su primera preferencia era investigar sobre las alucinaciones. Para ello se pone en contacto con el Dr Gibert, famoso médico del lugar, quién ante la falta de pacientes para ofrecerle a Janet, le dirige hacia el caso de Léonie, una histeria susceptible de ser hipnotizada a distancia. 
Janet emprende sus investigaciones con Léonie, con la que comprueba que es igual de sencillo hipnotizarla en presencia que a distancia. De ello publica un artículo en 1885, y encarga a su tío Paul Janet presentarlo ante la Sociedad de Psicología Fisiológica de París, entonces presidida por Charcot.
Este artículo, aunque diminuto comparado con la riqueza de su obra, representa quizás el punto de inflexión biográfico más importante en lo que a carrera académica se refiere. El debate que siguió a la presentación del mismo fue tan intenso que varias delegaciones, tanto francesas, como británicas por parte de la Society for Psychical Research, se desplazaron a Le Havre para conocer de primera mano a la paciente. En estas circunstancias Pierre Janet acaba conociendo por primera vez a Charcot, confirmándose así la línea de su tesis doctoral en torno a la histeria y los fenómenos de disociación.
En el Hospital de Le Havre - recordemos que entonces se dedica a la enseñanza de la filosofía -, Janet acaba introduciéndose en el servicio del Dr. Powilewicz, pudiendo así examinar sobre todo a pacientes histéricas, con tres reglas de entrevista que observaba escrupulosamente, y que entonces eran todo una novedad: siempre verlas solo sin público, anotar todo lo que dicen y hacen, y revisar todos sus antecedentes y tratamientos previos. 
Sus primeros resultados los publica entre 1886-1889 y junto con las numerosísimas lecturas que le harán descubrir tanto a Charcot y Bernheim, como a sus antecesores magnetistas Puysegur y Bertrand, son el punto de partida de su tesis doctoral en Filosofía, titulada L’automatisme psychologique. La presenta en La Sorbona en 1889, y entre los miembros del jurado está su tío, Paul Janet. 
Muy elocuente y concentrado en su exposición, acaba recibiendo los elogios del jurado, y su agradecimiento por mantenerse fiel al marco filosófico, sin extravíos en el campo de la medicina. Su tesis doctoral es su consagración, es ya famoso en los círculos filosóficos y psicológicos, y se instala en París definitivamente para enseñar filosofía en el famoso Liceo Louis-le Grand, a la vez que empieza sus andaduras en el laboratorio de psicología de Charcot. 
En el verano del mismo año formó parte del comité organizador del Congreso Internacional de Hipnosis Experimental y Terapéutica al que acuden todos los grandes de su época, entre ellos S. Freud.
Pero Janet era consciente de que si quería seguir con sus investigaciones psicopatológicas a otro nivel de complejidad y reconocimiento, debía cursar estudios de medicina. De noviembre del mismo año 1889 hasta mayo del año 1893 se dedicará en cuerpo y alma a esa empresa, y ya en el año 1890 sus prácticas las va realizando preferentemente en el servicio de Charcot, en la Salpêtrière. El mismo Charcot presidirá el tribunal de su otra tesis doctoral, esta vez en Medicina, presentada en 1893 y titulada Contribution à l'étude des accidents mentaux chez les hystériques.
Janet obtuvo la más alta calificación tras su lectura.
En 1894, conoce y se casa con Marguerite Duchesne, originaria de Le Havre, se instalan en el barrio latino y tienen tres hijos: Hélène, esposa del psicoanalista Edouard Pichon, Fanny, y Michel, el menor.
Los años siguientes son muy fructíferos para Janet. A partir de 1894, a la vez que sus intereses varían de la histología a la criminología, su centro de reflexión se desplaza de la Histeria a la Neurastenia, enfermedad fundamentalmente anglosajona, que adaptará en su versión francesa de la Psicastenia. Es un incansable clínico, atendiendo tanto pacientes hospitalizados, como en consultas externas o en su consulta privada.
A finales de 1895, Théodore Ribot, entonces profesor titular de la cátedra de psicología experimental en el Collège de France, le nombra como su sustituto hasta su vuelta en verano de 1897. La puerta se abría ante Janet, que tras la salida definitiva de Ribot, es nombrado titular de la cátedra en 1902. 
El episodio de este nombramiento no puede entenderse evidentemente sin la mediación de Henri Bergson, su amigo de toda la vida y miembro del jurado. Apoyó su candidatura, haciendo sobresalir por una parte la metodología rigurosa empleada por Janet, y por sus descubrimientos precursores y trascendentes como lo fue la elaboración del concepto de subconsciente. 
Concursaba también a esa plaza otro grande de la psicología francesa de entonces, Alfred Binet, apoyado en su candidatura por el fisiólogo Marey. Binet era también una indiscutible autoridad en psicología experimental, y que el puesto recayera en manos de Janet habla del grado de influencia de sus mentores Bergson y Ribot, y de la gran resistencia francesa entonces de dejar paso a una psicología de laboratorio definitivamente en ruptura con la tradición nacional de psicología patológica.
Recordemos que la decisión final del nombramiento en el Collège de France no le correspondía a ningún tribunal, sino al entonces ministro de instrucción pública, quién el 17 de febrero nombra a Janet profesor titular de la cátedra de psicología experimental. 
Janet lo será de 1902 hasta 1936, y en su primera década al frente de la cátedra tratará de las emociones normales y patológicas, de la consciencia, de la histeria y de la psicastenia, de la psicología de las tendencias sociales, y como no, de la psicoterapia. Todo cuanto desarrolla en esa primera década constituye el cuerpo de sus dos obras: Les Obsessions et la Psychasthénie y Les Médications psychologiques.
En 1904, se muda a la calle Varenne, en el barrio de Saint-Germain, al apartamento que acabaría siendo su vivienda hasta su muerte, y funda poco después una revista con su amigo y médico Georges Dumas, el Journal de psychologie, donde publicará a partir de entonces la mayoría de sus artículos. 
En 1906 es invitado como conferenciante a la Universidad de Harvard, donde da una serie de 15 conferencias en torno a la histeria. Unos años más tarde, coincidiendo con la muerte en 1910 de su apoyo y jefe en La Salpêtrière, el Dr. Raymond, y la toma de jefatura por parte de Déjerine, hostil a sus teorías, Janet es apartado de la dirección del laboratorio de psicología. 
Encuentra refugio en el mismo hospital, en el servicio de neurología del Dr Nageotte, otro profesor del Collège de France que le habilita unas camas para poder ingresar a sus pacientes y examinarles con regularidad. Este revés contrasta con la reputación internacional que empieza Janet a forjarse. 
Son innumerables sus intervenciones en congresos internacionales, quizás la más recordada fue la de agosto de 1913, en el congreso internacional de medicina en Londres.
En la sección psiquiátrica de dicho congreso se organizó un coloquio para debatir del psicoanálisis, C.G. Jung intervino para defender las tesis freudianas, mientras Janet lo hizo para criticarlas.
Incide nuestro protagonista sobre dos puntos: por un lado, la cura catártica de las neurosis no es un descubrimiento freudiano y se atribuye Janet su inauguración, seis años antes de la publicación de Estudios sobre la Histeria de Freud y Breuer, con la dilucidación de sus orígenes subconscientes en su Automatisme Psychologique; y por otro lado critica duramente a Freud por su teoría sexual de las neurosis y su interpretación de los sueños, calificándolas de sistema metafísico. 
Janet, nada habitual en él, se muestra decepcionado con su homólogo austriaco, quién no reconocería ni citaría sus trabajos hasta 1915. Eso no impide que Janet tome la defensa de Freud en no pocas ocasiones cuando éste fue severamente criticado en suelo francés, cada vez más hostil a Alemania en torno a la primera guerra mundial. 
Mucho más tarde, en 1937, Janet con 78 años visita a Von Jauregg en Viena y también tiene la intención de ver a Freud, pero éste se niega a recibirle.
En 1919, Janet publica Les Médications Psychologiques, tratado de psicoterapia de 1100 páginas, resultado de años de trabajo, y última obra suya traducida al inglés. 
Los años veinte son años de numerosos viajes, sobre todo a Estados Unidos, Gran Bretaña y América del Sur.
A partir de su famoso caso Madeleine, que le mantuvo fascinado durante más de 25 años, escribirá su obra De l’Angoisse à L’extase, retratando la evolución del comportamiento moral y religioso.
De 1925 a 1930, sigue con la construcción de su edificio teórico en el Colegio, con aportes muy originales, pero con menor impacto en sus contemporáneos, que le tienen demasiado asimilado a los conceptos de automatismo psicológico y psicastenia. 
En 1935 se retira de su cátedra en el Collège de France, pero sigue atendiendo pacientes en su consulta privada.
Sus intereses varían entonces, y se dirigen también hacia los pacientes paranoicos y nuevamente hacia la criminología, visitando pacientes en las cárceles, pero sin llegar a publicar ningún trabajo sobre ello. Entre 1935 y 1937 publica sus tres últimos libros. En 1938 redacta para la Enciclopedia Francesa lo que sería una síntesis de su pensamiento, un artículo titulado La psicología de la conducta.
Los años 40 son años de duelos, van muriendo sucesivamente su yerno Edouard Pichon en 1940, sus dos hermanos en 1942, su mujer en 1943, su hijo en 1944 y su cuñada en 1945.
Desde el fallecimiento de su mujer vive con su hija Fanny, y suerte del destino para este octogenario incansable, uno de sus antiguos alumnos, Jean Delay, es nombrado profesor de psiquiatría y director de la clínica psiquiátrica de Sainte-Anne. Jean Delay invita a Janet a ver algunos pacientes una vez a la semana, y con 83 años vuelve también a las aulas, con una asiduidad admirable, esta vez de auditor de su propio alumno, y espectador perspicaz del importante cambio que estaba viviendo ya la psiquiatría, con la instauración de las primeras terapias químicas y del electroshock.
Janet muere el 24 de febrero de 1947, a la edad de 87 años, mientras trabajaba en una obra en torno a la psicología de las creencias. El día 24 de febrero, día de su fallecimiento, hubo huelga de las imprentas en París, y ningún periódico llegó a publicarse.
Cuando los periódicos vuelven a las calles casi un mes después, la gran mayoría de ellos no le dedicó más de dos líneas. Quizás porque en vida no concedió tampoco ninguna entrevista a ningún periódico. Incluso la única grabación de voz que hubo de él acabó desapareciendo.
En el centenario de la muerte de Freud, el Hospital de la Salpêtrière erigió una estatua en su honor. Ningún símbolo que recuerde su figura le fue destinado a Janet en ocasión de su centenario en 1959, a pesar del inmenso trabajo que allí realizó. Parece ser que ni en la fundación del Instituto de Sainte-Barbe, por donde pasó, se acordaban de él cuando, en 1960, editaron un libro con una lista de los ilustres que por sus aulas habían pasado, sin que Janet figurara en ella. Incluso sus obras dejaron de reeditarse, y no es hasta finales del siglo pasado cuando su obra vuelve a estar de actualidad, percibida en el mundo anglosajón como la precursora de las terapias cognitivoconductuales 
Su falta de popularidad quizás tuvo que ver con su personalidad, muy independiente, y se puede decir que se desarrolló profesionalmente incluso sin maestro, ni tan siquiera con las figuras de Charcot o Ribot. Nunca perteneció a ningún grupo, no tuvo discípulos ni fundó ninguna escuela. Tal independencia coincidía más con el espíritu ascético del Collège de France que con la grupalidad en torno al maestro de cualquier servicio de medicina. 
Tampoco la ambición profesional pareció ser relevante en su vida. Tenía suficientes mentores, además de categoría científica, como para haber podido acceder, tanto él como sus planteamientos teóricos, a otro estatus dentro de la comunidad científica de su época.

* Reda Rahmani y Luis Pacheco // www.Lmentala.net 48. zk. 2016ko abendua. / nº 48. Diciembre de 2016

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