Henri Meige fue un neurólogo francés conocido por el "síndrome de Meige", una afección neurológica caracterizada por blefaroespasmos y movimientos distónicos orofaciales.
Nació el 11 de febrero de 1866 en Moulins-sur-Allier, Francia, en el seno de una familia de gran tradición médica. Representaba la cuarta generación de médicos.
En la escuela mostró interés por las lenguas (griego, latín, alemán e inglés) y la botánica. Permaneció toda su vida vinculado a su campo natal; allí tenía una granja en la que pasaba todas sus vacaciones. Más tarde vivió en las afueras de París, en Saint-Maur-des-Fosses au château Champignol (en una casa de campo con un vasto jardín a orillas del río Marne).
Terminó el bachillerato en su ciudad natal, se trasladó a París para estudiar medicina y, tras su graduación, obtuvo un puesto en el Hospital de la Salpêtrière.
Su formación médica se llevó a cabo bajo la dirección de Jean-Martin Charcot, jefe y catedrático de la Clínica de Enfermedades del Sistema Nervioso de la Salpêtrière. Meige tuvo la ventaja de ser uno de los últimos internos de Charcot y, hasta el final de su vida, permaneció bajo la gran influencia del genio de su maestro.
Pocos años después de la muerte de Charcot, Meige escribió una breve monografía en la que glorificaba no sólo los intereses artísticos de Charcot, sino también la maestría de sus habilidades clínicas y su inconfundible precisión diagnóstica; el libro se reeditó en 1925.
En 1893, año de la muerte de Charcot, Meige se doctoró con una tesis titulada "El estudio de ciertos viajeros neuropatológicos: El judío errante de la Salpêtrière".
Meige preparó su tesis doctoral bajo la tutela de Charcot, basándola en sus observaciones y las de Charcot sobre los judíos hospitalizados en la Salpêtrière. Sin embargo, también incorporó algunas conclusiones derivadas de trabajos no académicos sobre "judíos errantes"; parte de los cuales comprendían tendencias terriblemente antisemitas.
Meige observó en sus pacientes judíos una necesidad irreprimible de vagar continuamente, "de ciudad en ciudad, de clínica en clínica" en busca de "un remedio efcaz". Sin embargo, al mismo tiempo, también observó la tendencia de estos pacientes a abandonar rápidamente cualquier terapia propuesta por nuevos medicamentos supuestamente mucho más eficaces. Al diagnosticar "una obsesión por viajar constantemente" o una inestabilidad compulsiva en sus pacientes, Meige llegó a la conclusión de que se trataba de una especie de enfermedad putativamente congénita y específica de la raza que afectaba a la población judía, y que los factores raciales eran responsables de su incapacidad para establecerse en un lugar determinado o formar parte de una nación determinada. Palabras que, en el contexto del futuro Holocausto, resultan aborrecibles.
Afortunadamente, el análisis doctoral de Meige no es lo que representa su considerable contribución a la neurología. En 1894, Meige abandonó Salpêtrière y siguió a su nuevo mentor, Édouard Brissaud, para continuar su trabajo neurológico en el Saint-Antoine de París.
El interés de Meige en aquella época se centraba en la acromegalia y en los cambios esqueléticos causados por la enfermedad.
En 1895, con la colaboración de Brissaud, Meige llegó a la conclusión acertada de que el gigantismo en adolescentes y la acromegalia en adultos compartían la misma patogenia y eran en realidad la misma entidad patológica, aunque con una edad de aparición diferente.
Más tarde, en colaboración con Eugene Feindel, Meige retomó un tema del que Georges Gilles de la Tourette se había ocupado aproximadamente una década antes.
En 1885, Tourette informó precisamente del caso de la marquesa de Dampierre, afectada por una enfermedad que presentaba una composición de tics vocales y motores. Su enfermedad comenzó en la infancia y los tics aumentaron en número y gravedad con el tiempo. Aunque Tourette recibió el honor de que el síndrome llevara su nombre, propuso una explicación de la patogénesis de la enfermedad que reflejaba el espíritu de la época: los tics eran consecuencia de una degeneración hereditaria del sistema nervioso debida a una acumulación de los efectos de un comportamiento inmoral en la generación anterior.
En 1902, Meige presentó sus concepciones sobre la patogénesis, la sintomatología y el tratamiento de los tics en una monografía monumental titulada "Les tics et leur traitement".
El libro, que fue traducido al inglés en 1907 por un famoso neurólogo británico, Kinnier Wilson, se convirtió en una fuente fundamental de conocimientos durante el siguiente medio siglo y en la base de los supuestos teóricos sobre los tics convulsivos vocales y motores.
Meige consideraba que los tics eran una patología psicológica que se desarrollaba en personas que heredaban la susceptibilidad. Según Meige, una voluntad deficiente y un autocontrol débil daban lugar a la conversión de malos hábitos formados durante la infancia en tics convulsivos persistentes. Los tics se realizaban inicialmente para obtener una especie de alivio somático o emocional, pero con el tiempo y la repetición se convertían en habituales en un individuo psicológicamente predispuesto, incluso si cesaba el estímulo provocador. Así, Meige afirmaba que un trastorno psicológico degenerativo congénito que se presentaba con una "debilidad hereditaria de la voluntad" desempeñaba un papel crucial en el desarrollo del comportamiento convulsivo. La capacidad de suprimir temporalmente los tics, acompañada de cambios en la personalidad, servía como prueba innegable de su origen psicógeno.
Meige continuó sus estudios sobre los movimientos involuntarios y, en un artículo escrito en 1910, elaboró un informe sobre la combinación de blefaroespasmo y espasmos faciales, mandibulares, orales, linguales y laríngeos. Paradójicamente, este breve artículo, con la primera descripción precisa del blefaroespasmo y la distonía orofacial, se convirtió en su contribución más importante a la neurología y el "síndrome de Meige" sigue siendo uno de los epónimos médicos más reconocibles en la práctica neurológica.
La tragedia de la Primera Guerra Mundial supuso nuevos retos para el personal médico de la época. Junto con otros, los neurólogos franceses tuvieron que hacer frente a las consecuencias de una guerra a gran escala nunca antes vivida: millones de soldados sufrieron graves lesiones psicológicas y somáticas y los nuevos tipos de armas implicaban nuevos tipos de heridas.
A lo largo de la Gran Guerra, Meige siguió llevando a cabo su labor de investigación, combinando el cuidado de los soldados heridos con sus intereses científicos. Junto con su colega de Salpêtrière, Pierre Marie, Meige se concentró en la patogénesis y el espectro clínico de la neuropatía, utilizando un método moderno de estimulación nerviosa eléctrica. Sus estudios aportaron nuevos conocimientos sobre las enfermedades del sistema nervioso periférico.
En 1915, Meige y Marie publicaron un artículo sobre la localización de la sintomatología en neuropatías y lesiones nerviosas.
La neurología clínica no fue el único amor de la vida de Meige: también se dedicó al arte. Cuando se aburría con las largas conferencias y discusiones, Meige solía seguir su atracción por el arte escapándose discretamente de los congresos médicos para visitar galerías y museos locales. Guiado por otro antiguo ayudante de Charcot, el profesor Paul Richer, Meige desarrolló su talento y consiguió un puesto en la École des Beaux-Arts, una famosa escuela de arte de París.
Sus dotes artísticas y su inventiva le ayudaron a asumir el cargo de editor de dos importantes revistas médicas francesas a principios del siglo XX: "Nouvelle iconographie de la Salpêtrière" y "Revue Neurologique". Además, muchos de sus artículos estaban ilustrados con dibujos de su propia creación. Sorprendentemente para un neurólogo, también poseía conocimientos considerables de entomología y botánica, y a menudo hacía bocetos de los insectos o plantas que veía y describía a sus amigos.
En 1922, Meige sucedió a Richer como profesor y director de la cátedra de Anatomía Artística de la École des Beaux-Arts.
En las memorias de sus amigos, Meige es recordado como un caballero alto, que escuchaba atentamente a los demás, tenía la cara larga, era más bien distante, tranquilo y cortés, pero apreciado por sus colegas y querido por sus alumnos; debido a su bigote de mosquetero, sus compañeros le llamaban en broma el "Conde de Fère", título dado a Athos, uno de "Los tres mosqueteros" en la novela de Alexandre Dumas.
Henri Meige falleció el 29 de septiembre de 1940, pero sigue vivo en el vocabulario de la neurología gracias al síndrome epónimo que había descrito 30 años antes.
Publicaciones:
Etude sur certains névropathes voyageurs. Paris, 1893.
Les tics et leur traitement. With E. Feindel. Paris, 1902. Translated into English.
Tics. Paris, 1905.
* Michał K. Owecki, Halina Bogusz y Anita Magowska - Pioneers in Neurology - J Neurol (2017)
* Revue Neurologique - Volume 178, Issue 6, June 2022, Pages 532-538
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