martes, 7 de febrero de 2023

DR. ALEXANDER MONRO PRIMUS

El Clan Monro (originalmente “Munro”) es originario de Irlanda y se instaló en Escocia en el siglo XI bajo el jefe Donald Munro.
En Escocia, fueron los Munro los que transformaron el antiguo sistema de jefes celtas en el entonces nuevo sistema feudal. El clan siempre tuvo un rol protagónico en la política escocesa, así como en las campañas militares.
La rama del Clan Munro que nos interesa son los Munro de Auchinbowie, de donde deriva esta familia de tres profesores de Anatomía en la Universidad de Edimburgo, así como otros varios otros médicos y militares.
El fundador de los Munro de Auchinbowie es Alexander Munro de Bearcrofts, un militar que peleó en la batalla de Worcester (1651), la batalla final de la Guerra Civil Inglesa, donde Oliver Cromwell y los parlamentarios derrotaron a los realistas (las fuerzas del rey Carlos II), la mayoría de los cuales eran escoceses. 
Alexander Munro de Bearcrofts tuvo 7 hijos. El tercero de ellos, John Munro (1670–1740), fue un cirujano militar que se estableció en Edimburgo alrededor del año 1700 y fue de gran influencia en la fundación de la Escuela de Medicina de esa ciudad.
John educó a su único hijo, Alexander Monro y aseguró su nombramiento en 1720 como el primer Profesor de Anatomía y Cirugía en la Universidad de Edimburgo (fundada en 1582), con 22 años de edad.
En los 126 años en los que su hijo Alejandro, su nieto Alexander Monro (Secundus) y su bisnieto Alexander Monro (Tertius) ocuparon la Cátedra de Anatomía, Edimburgo alcanzó el primer puesto entre las facultades de medicina. Esta Facultad de Medicina está asociada con nueve premios Nobel, ocho de ellos de Medicina y uno de Química.
John Munro murió en Carrolside en 1740. Su retrato cuelga en Pasillo de los Cirujanos de Edimburgo.  
Alexander Monro Primus nació en Londres el 8 de septiembre de 1698 y fue el primero de los destacados anatomistas de la familia. Era hijo de John Monro y de Jean Forbes.
Como ya señalamos, John se retiró del ejército en 1700 y se dedicó a la práctica privada en Edimburgo. Alexander entró en la Universidad de esa ciudad en 1710, donde permaneció durante tres años estudiando latín, griego y filosofía. También aprendió francés, aritmética y contabilidad con maestros privados y recibió instrucción en esgrima, baile, música y pintura. Después de haber optado por la carrera de medicina, fue aprendiz de su padre en 1713.
En la Universidad de Leiden, John Monro había estudiado bajo la tutela del médico escocés Archibald Pitcairne (1652-1713), cuya idea de fundar una escuela de medicina de renombre en Edimburgo, parece haber disparado su imaginación.
Una vez que la aptitud de su hijo Alexander se hizo evidente, no escatimó esfuerzos en prepararlo para jugar un papel importante en su proyecto. En 1717, Alexander fue enviado a Londres, donde estudió física con William Whiston (1667-1752) y Francis Hauksbee (1666-1713), famosos por sus trabajos en electricidad, y asistió a las demostraciones del gran anatomista William Cheselden, quien fue muy influyente en el establecimiento de la cirugía como una profesión médica científica.
Alexander escribió un documento sobre los huesos, que fue precursor del importante trabajo de Cheselden titulado Osteographia (1733), la primera descripción completa y precisa de la anatomía del sistema esquelético humano.
También hizo una serie de preparados anatómicos que envió a su padre, con los que éste organizó una demostración en Edimburgo. Estos preparados fueron tan admirados por Adam Drummond, uno de los profesores de Anatomía en Edimburgo, que se ofreció a renunciar en favor de Alexander en cuanto regresara a Escocia.
En 1718 se fue a París, donde visitó los hospitales y asistió a un curso de anatomía dado por Bouquet. Realizó operaciones bajo la dirección de Thibaut y se formó en obstetricia con Gregoire, en vendajes con Cesau, y en botánica con Chomel. Viajó luego a Holanda e ingresó como estudiante de la Universidad de Leiden para estudiar con Boerhaave (quien había sido condiscípulo de su padre en la misma Universidad).
Muchos pacientes de Escocia viajaban para consultar a Boerhaave, y eran puestos bajo el cuidado de Alexander Monro.
En 1719 Alexander regresó a Edimburgo.
Su habilidad ya era conocida gracias a que su padre había presentado varios de sus preparados anatómicos para la Universidad. 
El profesor titular de Anatomía del Colegio de Cirujanos, Drummond, cumplió con su palabra de renunciar en favor de este joven y prometedor anatomista. Así, con sólo veintidós años de edad, Alexander fue nominado a esta dignidad. También fue nombrado secretario de la Sociedad Médica, de reciente creación.
A principios del año siguiente, tras ser admitido como Miembro del Real Colegio de Cirujanos de Edimburgo, comenzó el primer curso regular de conferencias y demostraciones anatómicas y quirúrgicas en esa ciudad. Gracias a sus habilidades y los preparados con los que ilustraba sus discursos, el éxito fue solo cuestión de tiempo. Sin embargo, para elevar la fama de la Escuela de Medicina, su padre acudió a Charles Alston (1683-1760), el botánico del rey de Escocia, para iniciar un ciclo de conferencias sobre la materia médica (como se llamaba entonces a la farmacopea) y de esta manera enriquecer las disciplinas de esta naciente Escuela Médica, poniendo a su hijo y a Alston al frente del establecimiento universitario, junto con cátedras de cooperación a cargo de los doctores Sinclair, Rutherford y Plumer.
Este fue el origen de la Facultad de Medicina de Edimburgo, que durante un siglo fue una de las más eminentes y más frecuentadas de Europa. A lo largo del siglo XVIII y hasta la Primera Guerra Mundial, la Escuela de Medicina de Edimburgo fue considerada como la mejor escuela de medicina en el mundo de habla inglesa. 
Si bien la medicina había sido enseñada en Edimburgo desde principios del siglo XVI, la Facultad de Medicina de Edimburgo se organizó formalmente en 1726, inspirada en la Universidad de Leiden, donde la mayor parte de los fundadores de la facultad habían estudiado.
La Escuela de Medicina de Edimburgo tenía ahora un núcleo de profesores de medicina, pero todavía no había un hospital para la enseñanza clínica. Por ello, hacia 1725 se inició un proyecto y con la ayuda del alcalde George Drummond, se abrió en 1729 un pequeño hospital para los enfermos pobres, el Royal Infirmary de Edimburgo, el hospital de voluntarios más antiguo de Escocia. Hoy es el Hospital Escuela de la Universidad de Edimburgo.
Alexander Monro fue fundamental en el establecimiento del Royal Infirmary en Edimburgo, no sólo como un hospital para los pobres, sino como un hospital de enseñanza para los estudiantes de medicina.
En esta institución, Monro comenzó a ofrecer seminarios clínicos de índole quirúrgica y Rutherford un curso similar en los casos clínicos. El primero, en sus diversas capacidades de médico, profesor y director, tomó parte activa en todo el asunto de la enfermería. Personalmente asistió a la disección de cada cadáver,y no sólo dictó a los estudiantes un informe preciso de la disección, sino que contrastó el estado de enfermedad de cada órgano.
Él mismo fue un ejemplo notable de las ventajas de relacionarse tempranamente con el estudio de la anatomía, como fundamento para formar una estructura médica. La enfermería se hizo tan popular que debió ser erigido un nuevo edificio, con un quirófano diseñado por el mismo Alexander Monro. Su primera piedra fue colocada en 1738 y aunque el edificio fue terminado en 1749, los pacientes fueron admitidos desde 1741.
Entre otras medidas para asegurar la educación de su hijo, John Monro utilizó recursos para mejorar el modo de Alexander de dar conferencias, aunque algunos de ellos tal vez algo controversiales.
Tal es así que, sin el conocimiento del joven maestro, invitó al Presidente y miembros del Colegio de Médicos y la compañía entera de cirujanos, para honrar con su presencia el primer día de conferencias. Esta compañía inesperada puso al joven Alexander en tal desafío que olvidó las palabras del discurso que había escrito y aprendido de memoria.
Habiendo dejado sus anotaciones en casa, no sabía cómo sobrellevar la situación, pero de inmediato comenzó a mostrar algunos de los preparados anatómicos, con el fin de ganar tiempo, hasta que resolvió no intentar repetir el discurso que había preparado, sino improvisar uno con sus propias palabras. El experimento tuvo éxito, y ganó gran aplauso como un hábil e inteligente orador. Así, resolvió en adelante no volver a recitar un discurso escrito para enseñar y adquirió un estilo libre y elegante de dar conferencias. Se destacó como un interesante profesor que nunca usaba notas para dictar sus conferencias.
Alexander Monro había comprendido el valor de la historia de la anatomía en la enseñanza académica de esta asignatura, y se matriculó como estudiante en la clase de Charles Mackie (1688-1772), el primer Profesor de Historia Universal de la Universidad de Edimburgo. Finalmente, en 1772, Alexander escribió un libro sobre la Historia de la anatomía.
Por recomendación de Cheselden, Alexander Monro fue elegido miembro de la Royal Society en 1723.
En 1724 y 1725 hubo un clamor popular contra el saqueo de tumbas en Edimburgo con fines de estudio anatómico y las sociedades de cirujanos fueron amenazadas. El Ayuntamiento, en consecuencia, le proveyó a Monro un anfiteatro de anatomía y un museo para sus preparados a fin de otorgarle transparencia y legitimidad. A partir de entonces Alexander se encargó de todos los deberes de
un profesor, entre ellos desarrollar la conferencia pública que inauguraba cada sesión. 
El tema de su primera conferencia, dictada el 3 de noviembre de 1725, fue De origine et utilitate anatomes, que más tarde incorporó a su curso sobre la historia de la anatomía.
Ninguno de los profesores relacionados con la medicina en la Universidad de Edimburgo contribuyó tanto a la formación de la escuela como Alexander Monro, quien era infatigable en las labores de su cargo y en el cultivo de su arte. Pronto se hizo conocido en el mundo profesional por una variedad de publicaciones ingeniosas y valiosas. 
Durante un período de casi cuarenta años continuó sin interrupciones un ciclo de conferencias y tan grande fue la fama que adquirió que los estudiantes acudían a él desde las más distantes partes del reino.
Su primera y principal publicación fue A treatise on the Anatomy of the Human Bones, que apareció en 1726, cuando tenía menos de treinta años de edad. Este tratado, aunque pensado originalmente para el uso de sus alumnos, rápidamente se hizo popular entre los profesores en general y fue traducido a la mayoría de las lenguas de Europa. 
En la segunda edición (1732) agregó una sección titulada An Anatomical Treatise of the Nerves, and Account of the Reciprocal Motions of the Heart and a Description of the Human Lacteal Sac and Duct, con descripciones de los nervios, del sistema linfático y el conducto torácico. La obra continuó siendo reimpresa hasta 1828, habiendo alcanzado diecinueve ediciones en inglés y varias traducciones, siendo la más notable, la gran edición en francés de 1759, ilustrada por Jean-Joseph Sue.
Alexander Monro fue uno de los partícipes más distinguidos en todas las sociedades para la mejora de las artes o de las letras de Edimburgo. Era miembro de los Colegios de Médicos y Cirujanos, de la Sociedad Médica, de la Sociedad Filosófica, de la Sociedad Selecta para las Preguntas en la Moral y la Política, y de la Sociedad para la Promoción de las Artes, las Ciencias, y la Fábrica en Escocia. 
También fue miembro de varias sociedades extranjeras, a las que había sido recomendado por su gran reputación. Incluso fue gerente del Hospital de Huérfanos, Juez de Paz y director del Banco de Escocia.
A partir de su registro de casos se obtuvo gran parte del material de los seis volúmenes de su trabajo Medical Essays and Observations (1732-1744), editado por Monro para la Sociedad para la Mejora de los Conocimientos Médicos, de la que fue Secretario. Este trabajo fue un estándar de referencia, que pasó por cinco ediciones y fue traducido a varios idiomas. Monro incluyó documentos valiosos sobre temas anatómicos, fisiológicos y prácticos, de los cuales el más elaborado fue un ensayo sobre la nutrición del feto, en tres tesis.
Estableció que la causa más frecuente de ictericia es la obstrucción del conducto biliar común. Monro no era ambicioso como autor. Su gran obra sobre los huesos humanos se publicó más bien como un medio de enseñanza y muchas de sus importantes contribuciones, publicadas como Medical Essays and Observations, eran anónimas. En su última publicación (1765) cuenta el éxito de la vacunación contra la viruela en Escocia, escrita originalmente como respuesta a algunas preguntas que le fueron dirigidas por un Comité de la Facultad de Medicina de París designado para investigar los méritos de la práctica. 
Fue publicado posteriormente y contribuyó a extender la práctica en Escocia. Además de las obras que publicó, dejó varios manuscritos, siendo los principales: Una Historia de Escritores de Anatomía, un Tratado sobre Heridas y Tumores, y un Tratado de Anatomía Comparada. Algunos fueron impresos en una edición de sus obras completas, publicado por su hijo, Alexander Monro Secundus, en 1781.
Monro tampoco fue un gran genio innovador (la anatomía del siglo XVIII, de hecho, se ha caracterizado más por los avances en el campo de la descripción que en los nuevos descubrimientos), pero su industria extraordinaria, su amplia lectura, la exactitud de la observación y su mente abierta lo llevó a alcanzar conclusiones que sólo podían ser verificadas por el equipo más refinado de los últimos tiempos.
Como técnico dotado, mejoró los métodos de inyección de vasos diminutos y de preservación de preparados anatómicos.
Sus preparaciones anatómicas eran excepcionales. Aunque no era cirujano, estaba muy interesado en la cirugía y aportó muchas ideas nuevas para instrumentos quirúrgicos.
Fue un maestro supremo. En 1720 su clase contaba con 57 participantes, pero en 1749 tenía 182 estudiantes y dos años después había superado la capacidad del anfiteatro de anatomía y tuvo que dictar sus clases en dos distintas reuniones diarias. 
Su fama atrajo a estudiantes de todas partes de Europa, por lo que el sueño de su padre de convertir a Edimburgo en un centro médico que rivalice con el de Leiden comenzó a hacerse realidad. La vanguardia de los estudiantes de América también comenzó a aparecer y la influencia de la Facultad de Medicina de Edimburgo se llevó al Nuevo Mundo. 
La inspiración de las enseñanzas de Monro fue reconocida con frecuencia en dedicatorias de agradecimiento en las tesis de sus alumnos, entre los que había nombres tan distinguidos como William Hunter (1718-1883), Robert Whytt (1714-1766), John Fothergill (1712-1780), Andrew Duncan (1744-1828), y, por supuesto, su propio hijo, Alexander Monro Secundus.
En política, Alexander Monro era un defensor de la casa de Hannover (la casa reinante entonces en Gran Bretaña bajo Jorge II), pero no era un fanático. Después de la batalla de Prestopans en 1745, en la que vencieron los rebeldes que buscaban la vuelta de los Stuart al poder, atendió de manera imparcial a los heridos de ambos ejércitos.
Monro se casó con la señorita Isabel MacDonald el 3 de enero de 1725, con quien tuvo ocho hijos, sólo cuatro de los cuales (tres niños y una niña) alcanzaron la madurez. Por su hija, Monro escribió un Essay on Female Conduct, que incluía un capítulo titulado The Laws of Nature, the Mosaical Institution and the Christian System. 
Dos de sus hijos se convirtieron en distinguidos médicos. Uno de ellos fue Donald Monro, que alcanzó una práctica eminente en Londres, trabajó en el St. George’s Hospital de esa ciudad, y  se convirtió en el autor de varios tratados de valor: un ensayo sobre la hidropesía en 1765, uno sobre las enfermedades de los hospitales militares en 1764, otro sobre las aguas minerales en 1771, y otro acerca de la preservación de la salud de los soldados. Falleció en 1802. 
El más joven de ellos fue Alexander Monro Secundus, que sucedió a su padre en la cátedra de Anatomía en la Universidad de Edimburgo.
Monro fomentó activamente la carrera de su hijo más joven, Alexander, con la característica preocupación de los padres de familia. Para beneficiarlo, escribió un “comentario” sobre su famoso tratado acerca de la anatomía de los huesos, y en 1754 convenció al Ayuntamiento a admitirlo como Profesor Conjunto de Anatomía junto a él, a pesar de que aún no se había graduado. 
Después de que su hijo Alexander Secundus, como fue llamado a partir de entonces, obtuvo su doctorado en 1755, el 1 de enero de 1756 le fue concedido a Monro Primus, como comenzó a llamarse el padre, el grado de doctor honoris causa. 
El sistema de la cátedra conjunta fue pensado para proporcionar beneficios económicos adicionales para el profesor que se retiraba, pero Monro Primus, después de haber asegurado la sucesión de su hijo, siguió compartiendo los deberes de la cátedra hasta 1758, tras lo cual se limitó a dar sus conferencias clínicas favoritas en el nuevo Royal Infirmary, que había sido completado en 1741.
El avance de la edad y una enfermedad indujo Monro Primus a renunciar a su cargo en favor de su hijo Secundus en 1764 (aunque ya le había relegado la mayoría de sus tareas en 1759). 
Sus últimos años fueron amedrentados por una enfermedad grave, una úlcera en la vejiga y el recto que expresaba los síntomas de un cáncer de recto que comenzó a atormentarlo desde 1762. Llevó su enfermedad con gran paciencia y resignación. Finalmente murió en calma en Edimburgo, el 10 de julio de 1767, a los setenta años de edad.
Su busto se encuentra en la antigua Facultad de Medicina de Edimburgo.

* Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi, Profesor Titular de Diagnóstico por Imágenes. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. - Dr. Martín Dotta, Jefe de Diagnóstico por Imágenes. Sanatorio Dupuytren, Buenos Aires. - ALMA Cultura y Medicina - Vol 2. N 2 - Junio 2016 - EAB

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