viernes, 2 de abril de 2021

DR. JOSEF LEOPOLD AUENBRUGGER

Nació el 19 de noviembre de 1722 en Graz, provincia de Estiria, Austria.
Inventó la percusión como técnica de diagnóstico. 
De familia acomodada estudió medicina en la Universidad de Viena. 
Entre sus profesores estaba Gerhard van Swieten (1700-1772) quien, con sus reformas, convirtió la Facultad de Medicina en una de las más importantes de Europa. 
Swieten fue el más directo y fiel de los discípulos de Boerhaave. 
Entre 1751 y 1758 Auenbrugger trabajó como médico auxiliar en el Hospital militar español, aunque sólo percibió salario a partir de 1755. 
En 1757 la Emperatriz María Teresa ordenó a la Facultad de Medicina que lo admitiera en calidad de honorario. 
Después, entre 1758 y 1762 fue médico jefe en el Hospital español, donde adquirió gran experiencia en el diagnóstico de las enfermedades de tórax. Fue en este periodo cuando ideó la percusión de la caja torácica con el fin de conocer el estado de los órganos internos mediante sonidos. Era gran aficionado a la música y estaba acostumbrado a diferenciar distintos tipos de sonido. 
A lo largo de siete años observó las diferencias de tono provocadas por distintas enfermedades de pulmón y de corazón. A esto añadió, además, la realización de necropsias para corroborar sus hallazgos. También llevó a cabo experimentos inyectando en el cadáver distintas cantidades de líquido y estudiando los sonidos a que daban lugar en la zona.
Cuenta la historia que era hijo de un tabernero que solía golpear con los dedos los barriles de vino para ver cuánto quedaba en ellos. 
Producto de esa observación creó la técnica de la percusión y describió la matidez cardíaca, la percusión característica del derrame pericárdico y la cardiomegalia, entre otras.
Su texto publicado "Inventum Novum ex Per- cussione Thoracis Humani Interni Pectoris Morbos De- tegendi" (Un nuevo descubrimiento de percusión del tórax humano que permite al médico detectar las enfermedades ocultas dentro del pecho) ha sido considerado como un libro que define una nueva época en la historia moderna de la medicina. 
Se trata de un opúsculo de noventa y cinco páginas redactado de forma muy sobria. 
Comienza describiendo reglas de tipo práctico para el ejercicio de la percusión. Ésta deberá efectuarse de forma suave, juntas las puntas de los dedos, a manera de martillo, y cubierto el tórax del enfermo con la camisa o con un pañuelo. 
El sonido del pecho sano es análogo al de un tambor golpeado a través de un grueso paño de lana. Señala también los límites del sonido pulmonar y menciona, sin ser muy preciso, la matidez cardíaca. Distingue cuatro alteraciones del sonido torácico: “alto”, “profundo”, “claro” y “oscuro”, aparte de sonitus paene suffocatus o abolición total. Estudia minuciosamente la respectiva presentación de esos cinco signos físicos en las más diversas enfermedades del tórax. 
Auenbrugger comparó, además, los resultados de la percusión con los que obtenía investigando dos signos más: la movilidad respiratoria de la pared torácica y el frémitus pectoral.
El método de diagnóstico de Auenbrugger se encontró al principio con indiferencia, pero fue notado por el médico francés Rene ́Laennec (1781-1826), quien, siguiendo una línea de pensamiento similar, desarrolló posteriormente la técnica de la auscultación. 
La traducción de su obra, 47 años después, por Jean Nicholas Corvisart, médico de Napoleón Bonaparte, significó un gran avance en el diagnóstico clínico. 
Maximilian Stoll (1742-1788), director de la clínica médica del Hospital español, probó sus procedimientos y le felicitó por ello. Despertó igualmente el interés en varios medios. 
Por ejemplo, se hizo eco Oliver Goldsmith en el London Public Ledger; Albrecht Haller (1708-1777) se refirió a “este importante trabajo” en el Göttingische Anzeigen von Gelehrten Sachen. 
En Alemania, quien primero tomó en serio la invención de Auenbrugger fue el anatomista Johann Ludwig Gasser (1723-1765), que validó las hipótesis de éste experimentando con cadáveres y que, debido a su muerte, publicó Michael Jules Ganter en 1764. 
Algunos textos demuestran que la percusión se llevó a cabo por varios médicos antes de entrar en el siglo XIX. 
Es el caso del cirujano danés Heinrich Callisen (1740-1824) (System der Wundarzneikunst, 1788), el del cirujano parisino Raphael Bienvenu Sabatier (1732-1811) y también tenemos noticia de que se enseñó en varias universidades alemanas como Wittenberg, Würzburg, y Rostock.
Sin embargo, hubo otros clínicos que no hallaron novedad ni interés en los hallazgos de Auenbrugger; este es el caso de Rudolph Augustin Vogel (1724-1774). Tampoco los mencionaron van Swieten ni Anton de Haen (1704-1776). 
Si lo hizo su sucesor, Stoll, como se ha dicho, pero su muerte prematura llevó de nuevo a los que le sustituyeron al desinterés; el caso de Jakob von Reinlein (1744-1816) y Johann Peter Frank (1745-1821).
Debido a sus contribuciones, el 12 de noviembre de 1783, Auenbrugger recibió un título nobiliario de manos de José II. 
Auenbrugger vivió hasta una avanzada edad. Fue especialmente elogiado por sus cordiales relaciones con los médicos más jóvenes y por su dedicación hacia los pacientes más necesitados. 
Algún autor relata su fallecimiento durante la epidemia de tifus de 1798, pero el registro de su iglesia parroquial en Viena recoge su entierro el 17 de mayo de 1807.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario