sábado, 22 de mayo de 2021

DR. HERMAN BOERHAAVE

Se conoce como “El Hipócrates de Holanda” o “el Maestro de Europa”. 
Son pocas las personas que en vida tienen reconocimiento fuera de sus países. Una de esas figuras fue Herman Boerhaave, a quien en el siglo XVIII se le consideró la figura médica más respetable de Occidente a pesar de que nunca salió de su Holanda natal. 
Resaltó la importancia del proceder sistemático y del criterio médico, lo que tuvo impacto en varias generaciones de médicos en todo el mundo.
Hijo del reverendo calvinista Jacobus Boerhaave y Hagar Daelder, su segunda esposa, nació el 31 de diciembre de 1668 en Voorhout, Holanda.
Era el mayor de nueve hermanos.
En 1684, influenciado por su padre, comenzó a estudiar teología y filosofía en Leiden, período durante el cual mostró interés por otras disciplinas como la medicina. 
En 1693, luego de tres años de estudio, obtuvo la graduación en medicina en la Universidad de Bardewijk, abandonando a la vez la carrera eclesiástica acusado de ser un seguidor secreto del ateísmo. Estudió tanto las obras de Hipócrates como las de Vesalio, Falopio, Bartholin y Thomas Sydenham. Su tesis versó sobre la utilidad de examinar los excrementos del paciente para fines diagnósticos. 
En Leiden, ejerció la medicina y al mismo tiempo dio clases de medicina teórica y práctica, y también de química para aumentar sus ingresos. 
En 1708 publicó Principios médicos y aforismos sobre el diagnóstico y curación de las enfermedades. En poco tiempo llegó a ser jefe de cátedra de Botánica y director del Jardín Botánico.
Éste se convirtió, gracias a su intervención, en uno de los más admirados de Europa. 
En 1710 publicó Index plantarum y se encargó de la edición de la Botánica parisiense de Vaillant. Aparte de químico, fue un hábil experimentador. Entre sus logros podemos contar el aislar la urea de la orina, cuyo descubrimiento se reconoce 50 años más tarde, y la segregación de isótopos de mercurio. En 1731 redactó sus lecciones en el libro Elementa chemiae, que fue sin duda el más importante de los primitivos textos de química, ya que recogía todos los conocimientos que se tenían entonces acerca de la química existente y se tradujo más tarde a varios idiomas. 
Aplicó principios hidráulicos y mecánicos en la explicación de la circulación de la sangre, las inflamaciones, la conformación de los vasos sanguíneos y las patologías que se producían en ellos. 
Pero en lo que más sobresalió fue en la enseñanza de la clínica. 
Desde 1714 hasta el momento de su muerte, en 1738, enseñó clínica con el método hipocrático, “junto a la cabecera del enfermo”, complementando además el estudio con la autopsia de los pacientes a fin de demostrar la relación entre los síntomas y las lesiones. 
Boerhaave convirtió a la Universidad de Leiden en el centro de la medicina de la época al que acudían estudiantes de varios países. Entre sus célebres alumnos se encontraban Cullen y Heller, entre otros.
Elaboró la estructura de la historia clínica que se conoce actualmente. 
En 1723 fue el primero en describir la rotura del esófago que se conoce como síndrome de Boerhaave luego de asistir a un almirante de la flota holandesa que finalmente falleció. 
El 14 de septiembre de 1710 se casó con María Drolenvaux, hija de un rico comerciante, con quien tuvo cuatro hijos. 
En 1715 fue elegido miembro de la Academia de Ciencias Real de París y en 1730, por unanimidad, de la Sociedad Real de Londres. 
Fue presidente del Gremio de Cirujanos en Leiden desde 1714 hasta 1738, año en que falleció por problemas cardíacos.
Boerhaave fue un gran estudioso de las ciencias en general y tuvo una inmensa influencia en tres ramas del saber: la química, la botánica y la medicina; pero también fue matemático, humanista y gran experimentador. 
Cuando Boerhaave inició sus experimentos químicos aún se conservaban las creencias y nociones de la alquimia que logró desterrar durante su carrera.
Tenía un absoluto dominio de las lenguas latín, hebreo y caldeo; y sus clases, que llegaron a ser internacionales, se dictaban en latín. 
Con su doctrina hipocrática se ganó fama y prestigio universal, y logró a la vez atravesar las barreras del tiempo con la descripción en el cadáver de un paciente del síndrome que lleva su nombre.


Acta Gastroenterol Latinoam 2013;43:8
Servicio de Gastroenterología y Endoscopía Digestiva
Sanatorio San Lucas. San Isidro.
Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Romina A Parquet

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