Médico francés nacido el 14 de mayo de 1877.
Estudió Medicina en la Universidad de París siendo discípulo de Pierre Paul Broca (1824-1880) –uno de los fundadores de la moderna cirugía del cerebro– y del conocido patólogo y pediatra Víctor-Henri Hutinel (1849-1933).
En 1904 se licenció en medicina por la Universidad de París, obtuvo el grado de doctor y se especializó en enfermedades venéreas, especialmente en la sífilis.
En su época de estudiante, Mantoux contrajo la tuberculosis sufriendo recaídas en los años siguientes. Su mala salud le impidió presentarse a una plaza de especialista en enfermedades venéreas convocada por una clínica y abandonó París. Comenzó a trabajar entonces en un sanatorio del sur del país, en Hyères, donde tuvo su primer encuentro con la temible tisis. Tras haber “probado el sabor de la tisis” como apunta su biógrafo Bezançon, se estableció en Cannes trabajando en un sanatorio antituberculoso, lo que le permitió compatibilizar esta ocupación con su ejercicio profesional en París al disfrutar de largos periodos de vacaciones.
De esta forma no perdió el contacto con el ambiente científico de la capital del Sena. Durante las vacaciones de primavera y verano permanece vinculado al Instituto Pasteur y a diversas clínicas parisinas, y se relaciona con directores de importantes clínicas de Francia.
Por su delicada salud fue excluido del servicio militar, si bien en 1914 se alistó voluntario en el ejército contrayendo en el frente fiebres recurrentes, por lo cual es expulsado del ejército. Cuando mejoró su salud, Mantoux aceptó la honorable propuesta del patriarca de la tisioterapia francesa, el profesor Léon Bernard, para sustituirlo como interino en la clínica Laennec de especialidades.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, regresó a Cannes donde compatibiliza su trabajo práctico con una serie de investigaciones clínico-científicas. En los veranos acude a los Alpes franceses donde se dedica al tratamiento de enfermos tuberculosos. El doctor Gerard Mantoux, hijo mayor de Mantoux, retrataba a su padre como “un hombre muy bondadoso, inteligente, franco, completamente entregado a su familia”.
En su tiempo libre, sus pasatiempos favoritos eran pasear y leer. Le encantaba viajar, sobre todo a España y a Italia, y recorrió toda Francia.
En 1939 durante la invasión fascista de Francia, Mantoux contando 60 años de edad y con una salud quebradiza, volvió a enrolarse y partió al frente. Tras la capitulación de Francia regresó de nuevo a la práctica de la medicina.
La familia Mantoux se distinguió por su marcado patriotismo. Su hijo menor, tras cruzar España clandestinamente, llegó a Marruecos ingresando en las Fuerzas Aéreas de Francia. Unos meses antes del final de la contienda, el alférez Mantoux, de 26 años, moría en acto de servicio a bordo de un bombardero. La muerte de su amado hijo le afectó mucho mermando aun más su salud y en la primavera de 1947, con 68 años, Charles Mantoux muere.
Bezançon escribe que “el final de la vida de Mantoux estuvo lleno de sufrimiento y amargura”.
SU PRUEBA INTRADÉRMICA
Según testimonio del doctor Gerard Mantoux y de Bezançon, especialista francés en tuberculosis y amigo íntimo de la familia Mantoux, Charles Mantoux no estaba del todo convencido de los resultados de la prueba de Pirquet (escarificación), dado que en algunos enfermos de tuberculosis la prueba daba negativa.
En 1907 el pediatra austríaco Clemens Freiherr von Pirquet (1874-1929) sustituyó esta inyección subcutánea por una escarificación, aunque ya en 1903 Kligmuller la había hecho intradérmica.
Los estudios de Mantoux sobre la tuberculosis le permitieron desarrollar un método diagnóstico de despistaje (screening) de tuberculosis en el ganado vacuno que más tarde ensayaría en cerdos y caballos. Del mismo modo, Mantoux llevó a cabo estudios experimentales en cobayas para valorar la reacción de hipersensibilidad a la tuberculina. Igualmente implementó estudios radiológicos en tuberculosis y publicó artículos sobre pleuritis y fiebre en enfermos tuberculosos.
Fue pionero en el empleo del neumotórax artificial con fines terapéuticos sin disponer para ello de demasiados recursos financieros.
El 26 de octubre de 1907, en el congreso de la Sociedad Biológica de Francia, comunicó junto con el gran pediatra francés Pierre Nobecourt, que en el experimento de la tuberculosis con conejos había una serie de casos en que la reacción cutánea fue negativa, pero la prueba ocular fue positiva. Estas observaciones mostraron un cierto grado de inexactitud de los resultados de la reacción de Pirquet. Una comunicación del pediatra alemán Theodor Escherich ( Ueber Indikationen und Erfolge der Tuberkulintherapie bei der kindlichen Tuberculose, publicada en Wiener klinische Wochenschrift, 1910; 23: 723-730) llamó la atención de Mantoux, sobre el hecho de que durante el tratamiento de la tuberculosis después de la inoculación subcutánea de tuberculina, en algunos enfermos de tuberculosis aparece una reacción inflamatoria en forma de eritema local y una pequeña inflamación.
El 10 de agosto de 1908 presentó a la Academia de Ciencias de París sus resultados sobre la intradermorreacción tuberculínica que publicará dos años más tarde. Este informe supuso el gran punto de partida del diagnóstico de la tuberculosis. De forma sucinta, el autor describió la técnica de su intradermoreaction: "introducir la tuberculina diluida en la superficie anterior de la nalga (la palabra rusa ,tlhj hace referencia a la nalga, pero asimismo al muslo e, incluso, a las caderas), es imprescindible meter la aguja estrictamente bajo la piel".
Para definir los resultados de la prueba, Mantoux consideró indispensable no sólo tener en cuenta las medidas de la pápula, sino también palparla. La máxima reacción aparece, según Mantoux, a las 48 horas. Comparó la pápula gráficamente a una escarapela y dirigió la atención a la posible aparición de una reacción general con fiebre de hasta 38 ó 39 grados centígrados.
No deben considerarse los cambios que se producen en la zona de inoculación de la tuberculina al cabo de unas horas tras la inyección, “desaparecen casi siempre a los dos días, es entonces cuando la verdadera reacción, trascurrido ese tiempo, alcanza su máximo apogeo: no es posible confundirla con la primera”. En conclusión, Mantoux afirmó: “tenemos la certeza de concluir que la reacción subcutánea, en comparación con la cutánea, es sencilla en su aplicación, completamente inocua, su mayor virtud es la exactitud y su gran sensibilidad”.
Dos meses después de su primera exposición, las comunicaciones de Mantoux se publicaron en forma de reseña en la revista Münchenere Medizinische Wochenschrift (1908, nº 40, pág. 2.116-2.117).
Sin embargo, aquí se produjo una errata: se indicaba que la prueba subcutánea era una propuesta de Mantoux y Roux. En la recensión se hace notar la “peculiar sencillez” de esta reacción. Desde este momento comenzó a crecer la popularidad de la prueba de Mantoux.
Nuestro galeno estableció que con la edad aumenta la frecuencia de reacciones positivas y hacia los 15 años alcanza entre el 66-84% de positividad.
En la siguiente comunicación, Mantoux señaló que durante la experimentación de la tuberculosis en cobayas la prueba intradérmica seguía dando positiva a los 19 días, mientras que la cutirreacción era negativa al cabo de ese tiempo.
En 1910 publica un importante estudio en la prestigiosa revista de medicina francesa, Presse medicale, donde analizaba (junto con Aptekman y Macé de Lépinay) un total de 492 reacciones subcutáneas a la tuberculina, comparándolas con la prueba de Pirquet. En 428 casos coincidieron los resultados de ambas pruebas, pero en 64 casos frente a una reacción positiva clara de la prueba subcutánea, la cutánea resultó negativa.
En este trabajo Mantoux reafirmó sus observaciones previas sobre la mayor sensibilidad de la prueba intradérmica en comparación con la de Pirquet, desplazándola del diagnóstico clínico rutinario en toda Europa salvo en Noruega. Sin embargo, en realidad fue el médico alemán Felix Mendel el primero que la describió y por ello esta cutirreacción debería llamarse más justamente intradermorreacción de Mendel-Mantoux.
Sería Robert Koch, un genio en los métodos de tinción bacteriana (junto a Ferdinand Cohn, Paul Ehrlich y su azul de metileno, Friedrich Löeffler, Franz Ziehl y Friedrich Neelsen) quien aislaría el bacilo de la tuberculosis en la mítica fecha de 1882 (en este año, una ayudante de Koch, Frau Hesse, introduce el agar en los medios de cultivo). Más concretamente, Koch presentó sus resultados en el congreso de la Sociedad Fisiológica de Berlín el 24 de marzo de 1882.
El camino estaba abonado por los experimentos previos de Jean Antoine Villemin, que ya en 1865 hablaba de un “virus” causal. En 1877, el año de nacimiento de Mantoux, Julius Conheim y Carl Salomonsen inocularon exudado tuberculoso en la cámara anterior del ojo del conejo, y Hermann E. von Tappeiner trasmitió por inhalación la tuberculosis en perros.
LAS TUBERCULINAS
Recordemos que en 1891 Robert Koch (1843-1910) había purificado su tuberculina vieja o antigua, OT (old tuberculin), a partir de cultivos filtrados estériles concentrados de M. tuberculosis de tipo humano. A partir de aquí preparaba un extracto con el medio de Edmond Nocard (en 1902 aislaría la cepa del M. Bovis usada para la BCG) y Emille Roux, a base de glicerina al 40 ó 50%.
A este remedio se le bautizó como “linfa o fluido de Koch”, “Kochina” (algo cacofónico) o “Bacillinum” y, finalmente, “tuberculina”, que no consiguió alcanzar el status de vacuna.
Koch inició el desarrollo de los medios de cultivo, usando suero bovino congelado, que luego Theobald Smith intentará sustituir por suero de perro hasta que Dorset impusiera en 1902 el huevo de gallina: con el agregado de otros nutrientes y de algunos inhibidores se llegaría al actual medio base de Löwenstein y Jensen (fosfato monopotásico, sulfato y citrato de magnesio, glicerol, asparragina, harina de papa y verde de malaquita) para el cultivo y aislamiento del bacilo tuberculoso.
La OT de Koch (Premio Nobel de Medicina en 1905) inyectada subcutáneamente en enfermos tuberculosos podía producir una reacción cutánea.
En 1932, la bioquímica americana Florence Barbara Seibert (1898-1991) del Instituto Henry Phipps de la Universidad de Pennsylvania en Philadelphia, purificó la OT de Koch mediante precipitación con sulfato amónico obteniendo un derivado proteico purificado, el conocido PPD (purified protein derivative).
La intradermorreacción de Mantoux orienta sobre la respuesta biológica frente al PPD que da lugar a un infiltrado inflamatorio. En el sitio de inoculación (cara volar del antebrazo) se lee el resultado de la prueba a las 72 horas de la inyección mediante la técnica de Sokal que mide en milímetros en el sentido transversal del antebrazo, el diámetro de la induración y no del eritema.
Rinde falsos positivos en los casos de vacunación con BCG, sensibilidad cruzada con otras micobacterias, infecciones cutáneas, sesgos en la lectura o hipersensibilidad a los componentes del PPD.
Resultados falsamente negativos pueden observarse más frecuentemente cuando existe anergia (término acuñado por Pirquet), infección reciente (menos de 8 a 12 semanas del contacto) o infección antigua.
Aspectos todos ellos de indudable interés sanitario.
* Rev Esp Sanid Penit 2009; 11: 27-33 33 - J S Mazana - "La tuberculosis y sus epónimos. Charles Mantoux" (1877-1947).
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