Pablo Luis Mirizzi nació un 25 de enero de 1893, en la colonial ciudad de Córdoba, capital inicial interina del Virreinato del Río de la Plata, que se encuentra situada en la región central de Argentina, a orillas del río Suquia, de clima templado y una envidiable vista panorámica de las Sierras Chicas.
Córdoba es un lugar de cultura y educación, cuenta con una prestigiosa universidad, una gran confluencia de ideas, mucha tradición y una excelente facultad de medicina: el alma máter del Dr. Mirizzi.
Pablo Luis Mirizzi fue hijo único de una pareja de inmigrantes que había llegado desde Turín, Italia, en modestas condiciones económicas, mismas que recordaba con sublime amor.
El joven Mirizzi asistió a la Escuela Nacional de Montserrat antes de su ingreso a la Escuela de Ciencias Médicas en 1910, graduándose de ésta en 1915 con mención honorífica.
Un año después de su graduación, completó su tesis doctoral titulada “Anemia esplénica cirrógena”.
Finalmente, obtuvo el grado de Doctor en Medicina y Cirugía en 1916.
Por haber sido el mayor promedio de los egresados, Mirizzi recibió de la Facultad de Ciencias Médicas una beca de perfeccionamiento para continuar sus estudios en Europa, la cual no pudo concretar debido al desarrollo de la Primera Guerra Mundial.
En 1919, Mirizzi realizó su primer viaje al extranjero, becado por el gobierno de la Provincia de Córdoba, en el cual permaneció un año y medio en los Estados Unidos de América. En todo este tiempo, tuvo la oportunidad de vincularse con diversos cirujanos de la época.
Posteriormente, pudo seguir su preparación en importantes hospitales por todo el continente europeo. Al haber culminado sus estudios, el profesor Mirizzi intentaba visitar cada año los principales centros quirúrgicos alrededor del mundo, mejorando sus procedimientos quirúrgicos, desarrollando un conocimiento y compresión de la cirugía que pocos han poseído.
Así también, durante su entrenamiento en el extranjero, solía visitar periódicamente su país y, en especial, su ciudad natal.
Mirizzi regresó a su Córdoba y formó parte del personal quirúrgico de la Universidad de Nacional de Córdoba.
Debido a su gran habilidad y conocimientos rápidamente fue escalando rangos hasta convertirse en jefe de trabajos prácticos de la segunda Cátedra de Clínica Quirúrgica.
Unos años después, fue Profesor Suplente por concurso, y sólo hasta 1923 fue Profesor Titular por concurso.
En junio de 1931, realizó su servicio de la segunda Cátedra de Clínica Quirúrgica.
La observación “princeps”, denominación que Pablo Luis Mirizzi daba al hallazgo de utilizar un material de contraste para observar estructuras internas, la realizó mientras impartía una cátedra. Para esto, utilizó un material oleoso: el lipidol, que debido a la viscosidad de este material, daba imágenes imperfectas (a comparación con las actuales técnicas).
Mirizzi observaba que con dicho contraste se podía distinguir una imagen de estenosis que describió como esfínter hepático; esto fue el comienzo de su creación.
La colangiografía operatoria, introducida en 1932, se llevó a cabo mediante una inyección de contraste en el colédoco abierto, técnica que en un principio resultó insatisfactoria debido al uso de lipidol, hasta que finalmente se efectuó la primera colangiografía transoperatoria a la señora Edwviges Bustos de Jara, extrayendo cálculos del conducto biliar común, en el Hospital Nacional de Clínicas, quirófano núm. 3 de la ciudad de Córdoba, Argentina.
Este hallazgo creó en Mirizzi una sensación de necesidad imperiosa por conocer no sólo el contenido del colédoco, ya que además se podía observar con exactitud la anatomía de la vía biliar y, por ende, sus variantes anatómicas individualizadas en cada uno de los casos en que ésta se practicara.
Con el advenimiento del contraste hidrosoluble, la técnica de colangiografía transoperatoria rápidamente aumentó su utilidad.
El síndrome de Mirizzi es el resultado de la obstrucción por un lito en el conducto cístico o bolsa de Hartmann de la vesícula biliar, esto afecta al conducto biliar común causando una obstrucción mecánica por el lito y, por lo tanto, causa inflamación. Mirizzi fue el primero en describir este fenómeno como “síndrome hepático funcional”, en 1948.
Más tarde, encontró varios casos reales en los que una rama derecha de la arteria hepática cruzaba transversalmente la vía biliar principal, la cual oprimía y daba por resultado la formación de cálculos pigmentarios.
El cirujano cordobés publicaba en español y francés estos hechos, como es el caso de su libro “Cirugía del canal hepático” publicado en París. A su vez, realizó complejos estudios sobre las fístulas biliares entre la vesícula y la vía biliar principal, ilustrando con excelentes colangiografías su patogenia; también describió los peligros de confundir el colédoco con el cístico en casos de ambiente común cístico coledociano.
Publicó más de 200 obras a lo largo de su carrera, recibiendo comentarios positivos y elogios de otros famosos y notables cirujanos de la época como Bastianelli, Leriche y Paolucci.
Pocos han merecido el nombre de profesor como Mirizzi lo hizo, pues ofreció todos los conocimientos y experiencias que poseía. Reconoció que, además de la enseñanza científica, la educación moral es fundamental en el desarrollo de un médico. A la vez que también tenía valores, los cuales trató de difundir en su natal Córdoba, un ejemplo de ello fue que promovió el desarrollo de las artes y los deportes, contribuyendo a la fundación y desarrollo de la Federación de Esgrima de Córdoba.
Sus alumnos y gente cercana describían a Mirizzi como baluarte moral y autoridad científica. De aparente y, no pocas veces, ríspido trato con sus colegas, ocultaba un corazón pleno de bondad y nobleza. Se caracterizó por tratar con respeto, dignidad y humanismo a sus pacientes, a la vez que comprendía sus necesidades y miedos.
En 1939, Mirizzi presentó un nuevo tipo de enseñanza. En ésta combinaba tanto la teoría como la práctica sobre el paciente para el beneficio de sus estudiantes. Este tipo de formación marcó un hito en la historia y enseñanza quirúrgica de Córdoba. Estos cursos y prácticas las realizó cada año, hasta que renunció a su cátedra en 1953.
El profesor Pablo Luis Mirizzi recibió innumerables honores y distinciones académicas y científicas nacionales y extranjeras.
En 1956, la Sociedad Argentina de Cirugía le otorgó el título de “Cirujano Maestro”, entregándole un bisturí de oro. En años posteriores, recibió el título de miembro honorario de distintas academias y sociedades a saber:
Paris Academy of Medicine
Paris Academy of Surgery
Sociedad Quirúrgica de León
Sociedad Quirúrgica de Marsella
Sociedad de Gastroenterología de Paris
Academia de Barcelona
Sociedad de Gastroenterología de Alemania
Sociedad Internacional de Cirugía
American College of Surgeons
Gastroenterological Society of Germany
College of Surgeons of Brazil
Peru Academy of Surgery
Surgical Society of Chile
Surgical Society of Montevideo
American Gastroenterological Society
Academia Mexicana de Cirugía
Después de muchos logros realizados, el doctor finalmente falleció a la edad de 71 años en Córdoba, Argentina, el 28 de agosto de 1964. Su muerte fue, sin duda, una pérdida significativa de la cirugía y de sus discípulos. Entre sus legados más importantes se encuentra una beca para la formación de cirugía biliar, la cual actualmente se concede a 20 médicos con vigencia.
Bibliografía
* Clínica Quirúrgica Vol. I (1930), Vol. II (1931), Vol. III (1932), Vol. IV (1934)
• Cholecystectomic sans drainage: cholecystectomie Ideal (1933)
• Fisiopatología del hepato-colédoco; colangiografía-operatoria, 1939
• Diagnóstico de los tumores abdominales. Vol. I (1941).
• Diagnóstico de los tumores abdominales. Vol. II (1942).
• Fistules biliaires internes spontanees au cours de la lithiase biliaires, París, 1951
• Lithiase de voie biliare principale, 1957
• Oncoquiliagnosis, 1960
• Chirurgie du système du canal hépatique, París, 1962
* Ortiz EJJ y cols. "Pablo Luis Mirizzi" - Revista Latinoamericana de Cirugía (2012)
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