jueves, 18 de abril de 2024

DR. SVEN-IVAR SELDINGER

Puede decirse sin exagerar que ninguna contribución técnica ha influido tanto en el desarrollo de la angiografía, y por consiguiente en la realización de la radiología intervencionista, como el método de Seldinger de introducir catéteres por vía percutánea en los canales vasculares. 
No es necesario describir aquí lo esencial de esta técnica, que es bien conocida por todos los radiólogos y cardiólogos activos en la actualidad, y que ha sido utilizada por ellos durante toda su vida profesional. 
Seldinger publicó su método en Acta Radiologica. Pronto se publicó un gran número de informes sobre el uso satisfactorio de la nueva técnica, y durante varios años Seldinger fue el nombre más mencionado en la literatura científica de todas las categorías.
Sven-Ivar Seldinger nació en Dalecarlia, en la pequeña ciudad de Mora, al norte de Suecia, el 19 de abril de 1921. Estaba, y siguió estando, profundamente arraigado a su entorno paterno. Sus antepasados habían dirigido durante generaciones el Taller Mecánico de Mora, y se les considera ''genios de la técnica''. 
Seldinger recibió toda su educación básica en Dalecarlia. Comenzó sus estudios de medicina en el Instituto Karolinska en el otoño de 1940.
Desde el principio, Sven-Ivar causó una profunda impresión entre sus compañeros por su inteligencia, su independencia y su forma de expresarse, a menudo drástica. 
Uno de los compañeros de clase de Sven-Ivar en la Facultad de Medicina fue el autor de este homenaje. 
Tras completar su formación médica inicial en 1948, Seldinger se interesó muy pronto por la radiología. La nueva clínica universitaria del Hospital Karolinska se convirtió en su campo de acción durante casi dos décadas. Allí tuvo la idea de su método de inserción de catéteres y demostró en experimentos con fantomas cómo podía utilizarse para llegar a todas las arterias del cuerpo humano desde la vía femoral, utilizando como ejemplo las arterias paratiroideas y renales. 
Defendió su tesis doctoral ''Colangiografía transhepática percutánea'' en 1966. Al año siguiente (1967), regresó a Mora para convertirse en jefe del departamento de radiología del hospital local.
Seldinger tuvo la ingeniosa idea de su nueva técnica en 1952, cuando era un joven residente en el Karolinska.
Él mismo ha relatado la historia de su descubrimiento. Lo que sigue es una cita de ''A Leaf out of the History of Angiography'' (En: Pioneers in Angiography, M.E. Silvestre, F. Abecasis, J.A. Veiga-Pires eds. Elseviers Science Publishers [División Biomédica], 1987). Seldinger escribe, tras hacer una breve descripción del estado de la técnica a principios de la década de 1950: 
"Así pues, era evidente la necesidad de un método percutáneo mejorado para la aortografía, y uno de los requisitos para la solución era un diámetro mayor del catéter. Dicho aumento sería sustancialmente beneficioso. Según la ley de Poiseuille, la velocidad de flujo a través de un tubo largo y estrecho -todos los demás factores constantes- es aproximadamente proporcional a la cuarta potencia del diámetro. Cuando se duplicaba, ¡el tiempo de inyección podía dividirse por 16! Existía un instrumento de punción, bautizado con el nombre de Cournaud, que consistía en una aguja afilada interior en una cánula roma exterior, cuyo borde sobrepasaba la cánula en uno o dos mm. Una alternativa era utilizar un catéter flexible en lugar de la cánula, pero sin duda sería complicado manejar una aguja interior de medio metro de longitud. 
Evité este problema cortando un orificio lateral en un catéter de polietileno a un nivel tal que una aguja de corte de longitud conveniente, al introducirse por él, superaba la punta del catéter en uno o dos mm. 
Tras moldear un poco el catéter y practicar una pequeña incisión en la piel, este instrumento podía introducirse en la arteria mediante punción percutánea. 
Esta técnica presentaba algunos inconvenientes evidentes. Por ejemplo, los catéteres de paredes finas eran tan flexibles que a veces resultaba imposible introducirlos en el vaso.
Esta dificultad podía superarse: Cuando se obtenía la posición intravascular, la aguja podía retirarse del orificio lateral y sustituirse por un alambre metálico semiflexible que se introducía por toda la longitud del catéter para sostenerlo. Ahora bien. Tras un intento fallido de utilizar esta técnica, me encontré decepcionado y triste, con tres objetos en la mano -una aguja, un alambre y un catéter- y... en una fracción de segundo me di cuenta de en qué secuencia debía utilizarlos: Aguja dentro, alambre dentro, aguja fuera, catéter en el alambre, catéter dentro, avance del catéter, alambre fuera. 
Me han preguntado cómo surgió esta idea y cito a Phokion, el griego. Tuve un grave ataque de sentido común". 
Con la "suerte del principiante", la primera angiografía realizada con esta técnica tuvo éxito. 
Una arteriografía subclavia, con una sola exposición, el catéter introducido a través de la arteria braquial tras punción a nivel cubital reveló un adenoma paratiroideo mediastínico, buscado sin éxito por el cirujano en una exploración operatoria anterior.
La falta de aprecio que suelen sufrir los pioneros también recayó sobre Seldinger. Su jefe en el Departamento de Radiología del Karolinska no creía que la invención de Seldinger de la nueva técnica y sus evidentes consecuencias -se podía llegar a todas las arterias del cuerpo humano mediante este sencillo procedimiento- fueran suficientes para formar la base de una tesis. Así que Seldinger tuvo que emprender un segundo proyecto, el desarrollo de la colangiografía percutánea.
No obstante, sus contribuciones han sido reconocidas a lo largo del tiempo, y sería imposible dar cuenta de todos los premios y honores que recibió. Uno de los que hizo excepcionalmente feliz al propio Seldinger fue un artículo de once páginas en el número de enero de 1984 de la revista American Journal of Roentgenology titulado ''Un homenaje a Sven-Ivar Seldinger''. 
En ese contexto, Herbert Abrams escribió lo siguiente sobre las contribuciones de Seldinger: 
"En el paso de la angiografía del papel de actor secundario al de protagonista en el escenario de la medicina diagnóstica, probablemente ninguna contribución haya tenido más peso que la técnica desarrollada por Sven Seldinger. En gran medida, su elegancia y su utilidad residen en su propia simplicidad, y aunque Seldinger se ha mostrado modesto acerca de su contribución, hizo falta tanto ingenio como creatividad para llevar a la angiografía a un nuevo periodo y a un nuevo escenario. 
Todos los que trabajamos en radiología reconocemos nuestra gran deuda con Seldinger por su visión. 
Su contribución impulsó el campo en una dirección nueva y apasionante y dejó una huella permanente en la imagen médica y en la medicina diagnóstica y terapéutica''.
Sven-Ivar Seldinger, pionero sueco de renombre mundial en angiografía, falleció en su casa de Mora, Dalecarlia, Suecia, el 21 de febrero de 1998. 
Le sobreviven su esposa Britt-Lis, sus hijas Mari, Nina y Mona, que también tienen familia, y muchos amigos y colegas.
Sven-Ivar tenía un aspecto modesto y algo malhumorado que no siempre atraía a la gente que le conocía. Los que llegamos a conocerle aprendimos pronto a apreciar su sinceridad, honradez y preocupación por los demás. Era un amigo bueno y fiable. Somos muchos los que le echamos de menos hoy, y seguiremos echándole de menos en el futuro.

* Torgny Greitz - Memorial - American Journal of Neuroradiology - 1999

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