jueves, 13 de junio de 2024

DR. LAZZARO SPALLANZANI

Lazzaro Spallanzani nació en Scandiano, cerca de Reggio Emilia, Italia, el 12 de enero de  1729. 
Hijo de un abogado, fue destinado por el padre a la abogacía y al estado religioso; no obstante, recibió de su prima Laura Bassi la pasión por las ciencias naturales. 
A los 15 años ingresó en el seminario jesuita de Reggio Emilia y en 1749 estudió leyes en la Universidad de Bolonia. 
Ordenado sacerdote, desde 1760 fue párroco, además de profesor de historia natural, en Reggio Emilia. Profesó después filosofía natural en la Universidad de Módena y, a partir de 1769, en la de Pavía, donde llevó a cabo la mayor parte de sus experimentos. 
En la estela de Redi, Malpighi y Vallisneri, sus trabajos más famosos son los que tratan de refutar experimentalmente la generación espontánea, aún defendida por famosos contemporáneos suyos como John Turberville Needham o el conde de Buffon. 
Needham había calentado caldo de carne en recipientes, los había tapado con cubiertas de corcho y había hallado microorganismos tras abrirlos, lo cual le sugería que la vida surge de la materia inerte. Spallanzani, sellando con más cuidado los recipientes, demostró que los caldos no generaban microorganismos.
Posteriormente, investigó la capacidad de diversos animales para regenerar partes de su cuerpo, y trasplantó con éxito la cabeza de un caracol sobre el cuerpo de otro. 
Estudió la circulación de la sangre y experimentó con los jugos gástricos que, según observó, son digestivos y tienen carácter ácido. 


También estudió el papel fundamental de los espermatozoides en la reproducción. Aunque no acabó de comprender qué eran los espermatozoides, ya que pensaba que eran una especie de parásitos, Spallanzani logró la inseminación artificial de ranas y otros animales mediante sus cuidadosos experimentos. 
Asimismo, estudió la reanimación de formas de resistencia de rotíferos, nematodos y tardígrados en arena o en musgo desecados, tras humidificación, y también la ecolocación de los murciélagos, con experimentos consistentes en privarles del sentido de la vista y comprobar que podían evitar obstáculos en vuelo y cazar igualmente insectos.
Como no podía ser menos de un discípulo de Vallisneri, los insectos no fueron ajenos a sus experimentos. Así, estudió su tolerancia al calor y determinó la temperatura máxima letal en moscas, gusanos de seda y orugas de otros lepidópteros, observando que ésta se hallaba entre 37,5 y 43,5ºC.
En sus últimos años investigó la respiración, intentando demostrar que los tejidos del cuerpo convierten lo que hoy conocemos como oxígeno en dióxido de carbono. En este campo también utilizó insectos (larvas, pupas y adultos de lepidópteros, moscas, abejas y avispas) como sujetos experimentales, describiendo que, en general, la tasa respiratoria de la larva y del adulto es unas tres veces mayor que la de la pupa. 
Ya a una edad avanzada efectuó Spallanzani algunos viajes: visitó el Asia Menor entre 1785 y 1787, y en verano y otoño de 1788 recorrió Campania, Sicilia, Strómboli, las islas Lípari y las Eolias y distintas localidades del Apenino de Módena. 
El motivo de este último viaje era recoger material para el Museo de Historia Natural de Pavía, que en aquel tiempo era singularmente pobre en rocas y minerales volcánicos; las observaciones naturalistas realizadas en el mismo quedaron recogidas en la obra Viaje a las Dos Sicilias y algunas partes de los Apeninos, publicada entre 1792 y 1797.
Se ha llegado a calificar Spallanzani como el príncipe de los biólogos. No resulta exagerado este apelativo. El famoso químico Louis Pasteur (1822-1895) se refirió a él como “uno de los más grandes experimentadores que ha habido en el mundo y una de las mayores glorias de Italia”. Lo admiraba tanto que encargó un retrato suyo para su apartamento.
Además, Spallanzani se dedicó a otras ciencias como la fisiología, física, matemáticas, astronomía, meteorología, mineralogía, geología, vulcanología, botánica, química y la zoología. Incluso fue un apasionado de las letras, profesor de griego y conocedor de muchos otros idiomas como el italiano, el latín, el francés, el alemán y el inglés.
Lazzaro constató que si les colocaba a las ranas macho pequeños pantalones no se inhibía su deseo por las hembras y seguían acercándose a ellas, con la llamativa diferencia de que los huevos no se fecundaban. Spallanzani también observó unas gotas en los pequeños pantalones: el líquido seminal de las ranas. 
A un maestro del método experimental como Lazzaro ya no se le podía escapar el remate final. A continuación, utilizó el líquido seminal para fecundar ranas de forma artificial. 
Fue la primera fecundación in vitro de la historia. Era el año 1777 y este descubrimiento abrió el camino para la mejora de razas y fue sin duda uno de los principales detonantes del nacimiento de la genética.
Spallanzani murió en Pavía el 11 de febrero de 1799.

* Xavier Bellés - Centro de Investigación y Desarrollo-CSIC, Barcelona
* Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Lazzaro Spallanzani». En Biografías y Vidas.
* Ciencia
* Religión en Libertad
* Foto: Estatua de Lazzaro Spallazani en el Municipio de Scandiano, Italia.

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