En una pequeña ciudad de Scotland, Linlithgow, no muy lejos de Edimburgo, el 14 de agosto de 1782, nace un niño que llegaría a ser una de las figuras más destacadas de su época en asuntos del corazón y de los caballos... y también de los ojos.
James Wardrop, cuando decidió dedicarse a la medicina, se hizo aprendiz de su tío Andrés Wardrop, eminente cirujano de Edimburgo.
Pasó algunos años estudiando medicina en Londres y otro tiempo en París. Fue internado por las tropas napoleónicas, pero escapó con un pasaporte falso a nombre de un comerciante estadounidense.
Viajó a Alemania y Austro-Hungría para aprender las nuevas técnicas quirúrgicas en Viena y Berlín. Durante su estancia en Europa amplió su colección de minerales.
Asistió a las clínicas del ilustre Dr. Georg Jospeh Beer y encontró su vocación en las enfermedades oculares.
En 1804 retorna a Edimburgo y estableció su consultorio.
Participó activamente en el establecimiento y fue conservador del Museo del Colegio de Cirujanos y muchos de sus preparados aún adornan las estanterías.
Se convirtió en miembro del Real Colegio de Cirujanos.
Ejerció con su tío y también en el Royal Public Dispensary, y publicó «Essays on the morbid anatomy of the human eye», y su trabajo sobre el retinoblastoma titulado «Observations on the fungus haematodes», pero al ver que sus oportunidades para desarrollar su propia práctica clínica eran limitadas se trasladó a Londres en 1809.
Allí se estableció en St James' y continuó publicando informes de casos y un segundo volumen de «Essays on the morbid anatomy of the human eye» (Ensayos sobre la anatomía mórbida del ojo humano).
Allí vivió hasta su muerte el 13 de febrero de 1869.
En 1818 fue nombrado cirujano extraordinario del Príncipe Regente, que accedió al trono como Rey Jorge IV.
En 1823, Wardrop funda, junto a Sleigh, su propio hospital, el West London School of Surgery, para atender a pacientes pobres y dar conferencias y hacer demostraciones de técnicas quirúrgicas.
Esta actividad era gratuita para todos los profesionales que quisieran venir a aprender y participar en la discusión de casos y tratamientos.
Fue profesor en la Aldersgate School of Medicine y más tarde impartió clases de anatomía y cirugía en la Windmill School.
Publicó trabajos sobre el tratamiento del aneurisma mediante ligadura distal, pero fue un hombre franco y crítico que se enemistó con los altos cargos de la clase médica londinense, que también eran miembros influyentes del círculo del Rey.
Participó activamente en la oposición del Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra a las prácticas restrictivas en la educación médica. El estilo de vida de Jorge IV era todo menos saludable y sus enfermedades se fueron prolongando hasta que en 1830 murió. Sus asesores médicos más cercanos, en particular Sir William Knighton, excluyeron a Wardrop de atenderle en su última enfermedad y se volvió más amargado.
Tras la muerte del Rey publicó «Cartas Interceptadas» anónimas en The Lancet que pretendían ser escritas por los médicos del difunto Rey, conteniendo comentarios difamatorios entre ellos. Wardrop fue identificado como el verdadero autor y se distanció aún más. Su continuo apoyo a la sangría como método de tratamiento cuando ya había sido desacreditada le perjudicó, pero a pesar de ello publicó un libro sobre enfermedades del corazón.
Su compatriota de West Lothian, Robert Liston, al trasladarse de Edimburgo a Londres se quejó de que Wardrop le bloqueó la práctica con la nobleza escocesa, pero su práctica decayó.
Había estudiado dibujo en Edimburgo y conocía a David Wilkie y Andrew Geddes desde los tiempos de la escuela. En una época su colección contenía obras de Corregio, Rubens, Cuyp, Tiepolo, Gainsborough, Turner y Wilkie, y cuando se fundó la Galería Nacional de Escocia en 1850 donó dos cuadros que permanecían en la colección.
Durante varios años se recluyó en sí mismo, pero recibía a los viejos amigos que le visitaban y, tras su muerte en su casa de Londres, fue enterrado en Bathgate, cerca del lugar de enterramiento ancestral de su madre, de acuerdo con sus deseos.
Su contribución a la comprensión de la patología oftalmológica ayudó a reclasificar la inflamación del ojo, que hasta entonces se denominaba oftalmia independientemente de la causa, y su reconocimiento de que la extirpación temprana mejoraría el pronóstico del retinoblastoma, el tumor maligno de la retina que se produce en la infancia, se ha puesto en práctica desde entonces.
Sus observaciones sobre el tratamiento de las lesiones perforantes del globo en los caballos condujeron al tratamiento mediante evisceración o enucleación precoz en los seres humanos y proporcionaron el único tratamiento para evitar la ceguera durante los cien años siguientes. Teniendo en cuenta el instrumental y la iluminación primitivos de que disponía, sus contribuciones al avance de la práctica clínica fueron notables.
* Mrittika Sen y Santosh G Honavar (Ophthalmic and Facial Plastic Surgery and Ocular Oncology Service, Centre for Sight, Hyderabad, Telangana, India) - Indian J Ophthalmol. 2021 Jan.
* The Royal College of Surgeons of Edinburgh Library and Archive
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