Cirujano francés, nacido el 27 de mayo de 1873 en Longjumeau, Seine-et-Oise y murió el 31 de marzo de 1960.
Era Médico Interno en 1901 en París y se doctoró en 1902. Se convirtió en jefe de clínica con Jean-Casimir-Félix Guyon (1831-1920), más tarde cirujano jefe del Hôpital d'Urologie.
Alumno de Félix Guyon, Lejars y Charles Richet, está familiarizado con el trabajo de JL Corning, Bier, Quincke, Tuffier y Doléris sobre anestesia espinal o vía subaracnoidea. Primero describió la existencia del espacio epidural a través de experimentos con animales, luego en humanos en 1901; la droga utilizada es la cocaína.
Él cree que la única forma de acceder al espacio epidural es la vía sagrada. Intenta la vía lumbar en un perro muerto y describe la dificultad de permanecer en el espacio epidural: “o no entramos o perforamos la duramadre”.
En 1901 el radiólogo Jean Athanase Siccard, publicó un trabajo presentado en la Sociedad de Biología de París, en el que describe la administración de diversas substancias a través del hiato sacro. La experimentación realizada en animales y humanos producía analgesia en perros, pero no en humanos, probablemente por el empleo de dosis insuficientes de cocaína.
Fernand Cathelin escribe en la misma revista una, experiencia exitosa en un perro de 7 Kg. al que se le administraron 30 mgr. de cocaína por el hiato sacro.
El 5 de Febrero de 1901, no consigue operar a 4 pacientes con hernias inguinales, a los que se administraron de 1 a 8 cgr. de cocaína al 1 y 2. Al conseguir únicamente una disminución de la sensibilidad, asume que el resultado podría mejorar en el hombre, si se incrementa la dosis y se diluye la cocaína.
Por no utilizar dosis mayores que podrían ocasionar toxicidad, la técnica quedó a la espera, hasta que se sintetizó la Novocaína en 1904 (Alfred Einhorn) y se introdujo en la clínica de la mano de Heinrich Braun, un año más tarde.
El descubrimiento de la técnica epidural para la anestesia locorregional se ha atribuido a estos dos médicos franceses independientes. Sin embargo, para muchos historiadores franceses, parece que el mérito del descubrimiento debe atribuirse a Cathelin y que Sicard fue algo oportunista, siendo consciente de la investigación realizada por Cathelin en el hospital Pitié-Salpêtrière.
Fue Miembro de la Sociedad de Cirujanos de París y de la Sociedad de Urología.
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