John Cheyne nació en Escocia el 3 de febrero de 1777.
Ya desde pequeño acompañaba a su padre, que era cirujano, en sus visitas a los hogares de sus pacientes, y se ocupaba de practicar sangrías y vendar sus heridas.
Inició sus estudios médicos a los 15 años, y a los 18 se había recibido.
Hizo sus primeras prácticas en el Regimiento Real de Artillería, y luego en el hospital de su ciudad natal, Leith.
Fue instruido en la Universidad de Edimburgo por Alexander Monro secundus (1733-1817),
Ejerció la medicina en el hospital de Meath de Dublin, fue profesor en el Colegio de Cirujanos y llegó a ser, en 1820, médico general de la Armada Irlandesa.
Entre 1808 y 1818 volcó muchas de sus observaciones a escritos médicos que le dieron fama: en 1808 un Ensayo sobre la hidrocefalia aguda, en 1809 La patología de las membranas de la laringe y los bronquios y en 1812 Casos de apoplejía y letargo, donde diferenció las hemorragias subaracnoideas de las intracerebrales.
De hecho, se considera que fue el primero en describir en detalle la hemorragia subaracnoidea como entidad aislada.
Pero fue en 1818 cuando publicó en la revista del hospital de Dublin la descripción que lo inmortalizaría: Un caso de apoplejía en que la parte carnosa del corazón se convirtió en grasa.
Se refería a un hombre de sesenta años, obeso, pletórico, de pecho circular, y sedentario.
Había consultado a Cheyne por palpitaciones y un episodio sincopal (caída de una silla, pero no recordaba cómo). En el examen Cheyne lo encontró confuso, y con un pulso “extremadamente irregular y desigual”.
Una sangría equivalente a medio litro de sangre mejoró el estado de conciencia pero no el ritmo cardíaco. Más tarde sufrió una hemiplejia con afasia.
Escribía Cheyne: “La única peculiaridad en el último período de su enfermedad que duró ocho a nueve días, residió en el estado de su respiración, que fue irregular durante varios días, cesaba enteramente un cuarto de minuto, después se hacía perceptible, aunque poco manifiesta, y gradualmente más profunda y rápida, luego cesaba de nuevo paulatinamente”.
Esta es la primera descripción en la literatura de la respiración periódica.
Cheyne realizó la autopsia y encontró un corazón muy agrandado, con la parte inferior de la pared ventricular derecha y casi la totalidad de la izquierda convertida en una especie de sustancia grasa.
Vivió sus últimos años aquejado por un cuadro depresivo y cataratas que menguaron su visión.
En 1831 dejó Dublín y se instaló con su hijo en Inglaterra, donde falleció el 31 de enero de 1836.
El monumento de su tumba destaca en la Iglesia de St Laud, en Sherington.
Dejó instrucciones muy precisas sobre su entierro. Debían asistir sólo sus hijos, ser llevado a la tumba por seis aldeanos a hora muy temprana, y cuatro o cinco días después del fallecimiento. Su funeral debía ser lo menos caro posible. La muerte podía ser anunciada en los periódicos irlandeses de la siguiente forma: “Died at Sherington, Newport Pagnell, Bucks, on the –day of- Dr. Cheyne, late physician-general to the forces in Ireland”. Ninguna palabra más, ningún panegírico más.
* Dr. Jorge Thierer - Sociedad Argentina de Cardiología
* José L. Fresquet. Instituto de Historia de la Ciencia y Documnetación (Universidad de Valencia-CSIC). Marzo, 2006.
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