domingo, 23 de enero de 2022

DR. ADOLPHE MARIE GUBLER

«Curar pocas veces, aliviar a menudo, consolar siempre». Adolphe Marie Gubler.

Adolphe Gubler nació en Metz, Francia, el 4 de abril de 1821.
Su padre desapareció y su madre Eugénie, al no disponer de medios,  se lo entregó a una tía materna que vivía en Rocroy y estaba casada con un farmacéutico de la armada.
En Metz realizó sus estudios primarios y secundarios. 
Se trasladó a París para cursar la carrera de medicina. 
En 1844 obtuvo la plaza de intemo. Fue alumno del gran clínico Armand Trusseau, de quién heredó la espontaneidad, originalidad, entusiasmo y la capacidad para familiarizarse con las novedades. 
También estuvo muy influido por Pierre Francois Rayer, de quién aprendió el espíritu de la curiosidad científica, la tendencia a investigar fenómenos nuevos y a realizar estudios comparados, así como la capacidad para ponderar y valorar detenidamente los nuevos hallazgos.
Se doctoró en 1849 con la tesis "Des glandes de Mary (Cooper) et de leurs maladies chez I'homme".
Fue médico de varios hospitales civiles de Paris y obtuvo en 1853 la agregación con la tesis "Théorie la plüs ratíonelle  de la cirrhose". 
Fue profesor de la Facultad de Medicina de París desde 1858 y sustituyó a Germain Sée en la cátedra de Materia Médica y Terapéutica en 1868 cuándo éste pasó a ocupar la de Clínica Médica.
Víctima de una enfermedad crónica se trasladó a la ribera mediterránea donde estudió la geología dc las islas Lerin así como su fitología. 
En 1869 se instaló en Lamalgue.
A lo largo de su vida recibió numerosos premios y condecoraciones y desempeñó impotantes cargos. Fue premiado por la Académie des Sciences en 1852 y 1875 y de la Socíété de Bíologie recibió el premio Godard. 
Ocupó la vicepresidencia de esta última y de la Société Botanique de France en 1862 \ 1868. 
Fue elegido miembro de la Académie de medecine en la sección de terapéutica e historia natural en 1885.
Publicó más de medio centenar de trabajos en forma de libros, folletos y artículos relativos a muchos temas: anatomía, fisiología, patología, química aplicada a la patología, botánica médica y, especialmenre, sobre terapéutica y farmacología.
Murió a consecuencia de un cáncer de estómago en Lamalgue, cerca de Toulon, el 20 de abril de 1879. 
El funeral se celebró el 26 del mismo mes en la Eglise Saint Roche y al mismo asistieron personalidades tan destacadas como los profesores Vulpian (decano de la Facultad de Medicina), Richet (presidente de la Académíe de médecine), Broca, Bergeron, Bouley, etc. 
Su prematuro e inesperado fallecimiento tuvo una gran repercusión en el mundo científico dando lugar a la publicaclón de numerosas necrológicas en varias revistas médicas como Union Médicale, Tríbune Médicale, Archives generales de médecine, Gazette hebdomadaire, Lyon médicale, etc.
También es muy actual en nuestros dias su frase de que "no hay enfermedades, solamente hay enfermos". Aparece aquí notablemente matizada una de las bases de la terapéutica galénica: la indicación.
Para Adolphe Gubler la enfermedad se componía de la noción de sus causas que podían ser externas al organismo y de sus síntomas; por tanto, no puede ser considerada como un ente aparte, sino como una manera de ser. Así pues, las especies nosológicas no serían más que convencionalismos. 
Esto le permirió negar la existencia de específicos y le permitió hablar de especialidad de acción, o conjunto de efectos histológicos producidos sobre un órgano o sobre un tejido deteminado. Los fenómenos fisiológicos, los patológicos y los terapéuticos pertenecían a la misma esfera y el mecanismo de la curación se efectuaba por procedimientos análogos y por vías semejantes que el proceso morboso, o dicho de otra forma: el estado de enfermedad se rige por las mismas leyes que el estado de salud. Si se conoce bien la acción que ejerce un medicamento en el hombre sano, podrá predecirse su eficacia cuando se lo emplee en una enfermedad. En palabras del propio Gubler:
"En definitiva, las entidades nosológicas son ficciones; los específicos, añagarzas, y las fórmulas inflexibles, armas ciegas de dobte filo; como asi mismo es preciso renunciar en absoluto a esa medicina que pudiéramos llamár cajón, es decir, a esa medicina por medio de la cual, dada una enfermedad, basta combatirla con una fórmula indicada de antemano y uniformemente aplicada". 
En otra de sus obras Gubler explica que hay que diferenciar bien los conceptos de "acción fisiológica y efectos terapéuticos". Esto resume para él toda una doctrina terapéutica:
"Los medicamentos son meros modificadores de los órganos y de las funciones, y de ninguna manera antagonistas de entidades morbosas, y por otra parte obran lo úismo en el estado de salud que en el de enfermedad".
"No existen en rigor ni propiedades ni virtudes terapéuricas: el alivio y la curación de un mal no son el resultado de uná lucha empeñada contra este por un agente capaz de combatirle y neutralizarle directamente, como haria un ácido con una base".
A pesar de que en pocos años se introduciría tímidamente la teoría celular para explicar los procesos fármacológicos, se vislumbra en las explicaciones que acabamos de ver la idea de que los fármacos no originan mecanismos o reacciones desconocidas, sino que se limitan a estimular o a inhibir procesos fisiológicos.
Un año más tarde Gubler hacía una serie de matices a lo dicho más arriba. Le obligaba a ello el surgimienlo de la mentalidad etiopatológica. Había una serie de enfermedades de las que se conocía ya la causa. No obstante, opinaba que, a pesar de eso, las alteraciones que se producían en los sólidos y los humores del organismo tendían a ser parecidas. 
Había que aceptar también medicamentos con cierta especificidad como los antisépticos y antiparasitaros, pero también observó que la forma de obrar no es para todos la misma; es decir, algunos antiparasitarios, por ejemplo, actúan como fenómeno químico que consume el oxígeno que necesitan los parásitos para vivir, otras actúan modificando el medio en el que viven, etc. 
Opina también que la vacuna, igual que haría la viruela, no hace más que modificar el organismo impidiendo evolucionar dos veces en un mismo terreno el "fermento varioloso".
No fue precisamcnte Gubler el que escatimó elogios a la clínica.
lgual que otros contemporáneos suyos decía que nada se podía hacer en terapéutica si no se sometía todo al criterio clínico; por tanto, los servicios que prestaban la física, la química y la fisiología no podían dar los frutos si no se situaban por encima de las exageraciones de "quienes todo quieren explicarlo en esta etapa de transición, forzando demasiado los hallazgos del laboratorio". 
Esto no nos puede llevar a pensar quc cl interés dc Gubler por la clínica sc situaba en el mismo plano que el de otros autores como Armand Trousscau y cuyas diferencias deberían estudiarse en profundidad. Para estos no importaba cómo obraran los medicamentos mientras curasen, y para Gubler era neccsario someterlos a un estudio farmacoterápico (del laboratorio y junlo a la cama del enfermo).
Gubler, Rabuteau, Lereboullet o Amalio Gimeno y Vicente Peset en España, eran conscientes de la etapa de fuerte cambio que vivía la medicina de aquella época. Sus textos contienen información acerca de la relación de la terapéutica con las ciencias básicas: historia natural, física, química, matemáticas, etc.
Tampoco podemos esperár de los médicos de este período una coherencia absoluta entre la teoría general que exponen en sus manuales, y la aplicación dc la misma en lo que podemos llamar farmacoterapia especial. Una hojeada rápida a los distinlos capítulos del Codec Medicamentarius de Gubler nos pone de manifiesto lo que acabamos de decir. Por el mismo notivo podemos afirmar que este autor no sólo practicó la farmacología clínica sino que también se dedicó a la farmacología experimental.
Por último, es necesario que nos refiramos escuetamenle a los conceptos sobre terapéutica empleados por Gubler. Para él la terapéutica es el arte de curar. Los medios dc que se vale para lograr sus objetivos son de dos tipos: los que pertenecen al área dc la higiene y los que pueden agruparse con el nombre de remedios. Estos últimos son de varias clases:
Tan pronto son operaciones quirúrgicas o aplicación de apósitos, como "fluidos imponderables", como la luz, el calor o la electricidad. Muchas veces estos remedios son medicamentos y su conjunto constituye lo que llama farmacoterapia. En cuanto a la clasificación de éstos, aparte de dar noticias de las que emplean otros autores, se inclina por la que ya en su día propusiera Bichat notablemente modificada por otros, entre ellos, Trousseau y Pidoux. 
Esta idea global de la terapéutica se plasmó también en los planes dc estudio españoles de medicina del siglo pasado y comienzos del actual, y en los manuales de la disciplina que se emplearon.
Adolphe Gublcr, por tanto, es un excelente representante del grupo que inició lo que hoy llamamos "farmacología terapéutica".
EI Joumal de Thérapeutique fue fundado por Gubler cn 1874, quien figuraba como editor de la misma. Tenía como colaboradores a Arthur Bordier y a Emest Labbée.

"ADOLPHE GUBLER Y EL JOURNAL DE THÉRAPEUTTQUE" (1874-1883)
José L. Fresquet Febre
Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación (Universidad de Valencia - CSIC). Abril de 2008.

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