lunes, 25 de abril de 2022

DR. BERNARDO ALBERTO HOUSSAY

"Desde que investigar es buscar algo que era desconocido, pienso que la enseñanza debe basarse en la investigación. Está universalmente demostrado que los más grandes profesores son investigadores en actividad. Sólo el investigador puede tener un juicio propio sobre lo que enseña y contribuir para que el país sea una potencia científica”. (Discurso en la AAPC. 1945. Dr. Bernardo Houssay).

Médico, Farmacéutico y Fisiólogo argentino nacido en Buenos Aires el 10 de abril de 1887, cerca de la Plaza de Mayo. Sus padres Alberto Houssay y Clara Lafont emigraron de Francia a la Argentina hacia 1870.
El matrimonio tuvo ocho hijos que nacieron entre 1881 y 1894: Margarita, Emilio, Fernando, Bernardo, María Amelia, Raúl, Emelina y Cecilia. Bernardo fue el cuarto de ellos. 
Dotado de un intelecto superior, cursó los estudios primarios en 2 años, fue bachiller del Colegio Nacional de Buenos Aires a los 13, se graduó de Farmacéutico a los 17 y, en 1911, con sólo 24 años, ya era Doctor en Medicina con Diploma de Honor.
Se casó con la Dra. en Química María Angélica Catan.
Fue Ayudante (1907-15) y luego Jefe de Trabajos Prácticos en la Cátedra de Fisiología, que también dictó en la Facultad de Veterinaria (1910-19) y Jefe de Patología del Serpentario del Instituto Bacteriológico (1915-19).
Como Director de su Instituto de Fisiología realizó gran parte de sus más destacables investigaciones, en especial las referidas al funcionamiento de la hipófisis, sus relaciones con el metabolismo de los carbohidratos y las disfunciones de dicha glándula, que le valieran el merecido reconocimiento mundial. 
Recibió el Premio Nobel en mérito al descubrimiento del papel de la hormona del lóbulo anterior de la hipófisis en el metabolismo de los carbohidratos y la regulación de la cantidad de azúcar en sangre.
Este avance fue fundamental en la lucha contra la enfermedad diabetes.
Estas investigaciones habían sido presentadas en la Sociedad Argentina de Biología y, traducidas por el propio Houssay, en los Comptes redus de la Societé de Biologie de Francia.
En 1933 fue uno de los socios fundadores de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias la cual llegó a presidir. Esta entidad inspiró la creación del CONICET en 1958, del cual fue su Primer Presidente. 
En 1944 fundó el Instituto de Biología y Medicina Experimental de Buenos Aires, cuya dirección ocupó en 1946 y fue Presidente de la Sociedad Argentina de Biología.
Tambien fue Miembro de las Academias Nacionales de Medicina (de la cual fue Presidente), Letras, y Ciencias Morales y Políticas de Buenos Aires. 
Doctor Honoris Causa en Medicina, Universidades de París, Ginebra, Montreal y Lyon, entre otras, y en Ciencias de las Universidades de Oxford, Harvard y San Pablo. 
Además del Premio Nobel recibió, entre otros, Premio Nacional de Ciencias (1923), Charles Mickle Followship de Toronto (Canadá, 1945), Research Award de la American Pharmaceutical Manufacturer’s Association (1947), y Medalla James Cook de la Royal Society Wales de Sydney (Australia, 1948).
Falleció el 21 de setiembre de 1971 en Buenos Aires, Argentina y sepultado en el Cementerio de la Chacarita.
Nunca se cansó de pregonar sus claves e ideas sobre la ciencia moderna, que lo llevaron a ser un ejemplo de prédica en aras del perfeccionamiento de los hombres y las instituciones. Volcó muchas de sus apreciaciones en artículos y conferencias. 
Ya en 1928, en un libro publicado con Nerio Rojas y Gregorio Aráoz Alfaro, abogaba por la investigación básica: “Las reglas y métodos que permiten asegurar una mejor salud física y mental y prevenir las enfermedades son dados por los estudios científicos de las ciencias básicas, los que deben hacerse a fondo, independientemente o no de su aplicación inmediata. 
Es una cualidad feliz de ciertos pueblos (Alemania, Estados Unidos) la de aplicar inmediatamente las nociones científicas. En los países latinos hay más espíritu de rutina e inercia, por lo que a veces las ideas innovadoras o revolucionarias suelen ser combatidas reciamente, hasta contener su realización, o bien descorazonar o inhibir al que las sostiene”. 
Bernardo Houssay fue también un gestor incansable del tiempo completo –full time– de los investigadores.
La honestidad científica, revelada a lo largo de su trabajo personal y en el reconocimiento a sus pares, queda reflejada en una nota3 sobre sus trabajos con perros, donde explica: “Mis investigaciones han comprendido más de ciento veinte intervenciones operatorias diversas. De todos los animales hice personalmente una observación clínica prolija y después de la autopsia el examen histológico de la mayor parte de los órganos [...] Estas investigaciones han sido hechas desde 1908 hasta la fecha”.
Cuenta su historiador, Luis Federico Leloir, que la vocación de Houssay por la investigación comenzó al leer a Claude Bernard en su "Introducción al estudio de la Medicina experimental". 
Según Cereijido, “Houssay no era el tipo de sabio que uno puede identificar por un hallazgo o un invento singular: Su obra está hecha de incontables progresos desperdigados en centenares de publicaciones, y cuesta definirlo con la fórmula ‘fue un hombre que...’. Eso daba lugar a que quienes lo habían conocido brindaran una semblanza esfumada, caótica, que resaltaba aspectos más propios de sus puntos de vista que de las cualidades de Houssay”. 
De acuerdo con Kohn Loncarica y Sánchez, “Bernardo Alberto Houssay fue, en principio, autodidacta; se formó solo o prácticamente solo, no disfrutó de becas ni pasantías en los grandes centros mundiales de la fisiología. Hasta tal punto esto es real que su primer viaje importante sucedió en 1924, cuando visitó Europa, a los 37 años. Sin embargo, alcanzó celebridad siendo muy joven y mucho antes de obtener el Premio Nobel. Era un fisiólogo respetado internacionalmente, tal vez 20 años antes de que el Instituto Karolinska de Suecia lo consagrara.
Esto fue así merced a dos circunstancias principales: una, la profunda originalidad de su obra; y otra, la preocupación metódica por publicar sus trabajos, en español, en revistas argentinas o del mundo de habla hispana y a la par en otros idiomas de mayor relevancia en el mundo científico, en particular en francés”.
Houssay era infatigable, y de ninguna manera escéptico sobre el desarrollo de la ciencia en la Argentina. No era así. Sabía como el que más que sus investigadores eran potencialmente iguales a los de cualquier país y tenía un enorme fervor por el futuro (Alfredo Sordelli lo denominaba con un cuasi oxímoron: “entusiasmo helado”). 
Sabía también que el porcentaje de la población apto para iniciar carreras de este tipo no difería mayormente del de los países europeos, aunque era consciente de que los métodos de aprendizaje eran distintos y de que había otro medio intelectual. 
Obstinadamente, trató de modificar ambas cosas. Esa fue su lucha permanente.
El premio Nobel no le sirvió para aminorar las tensiones que tenía con el gobierno peronista.​ Según sus detractores, Juan Domingo Perón simpatizaba con el fascismo europeo, lo que lo enfrentaba con Houssay, un abierto defensor de la causa aliada durante la Segunda Guerra Mundial. Estas diferencias llevaron a que el médico fuera separado de su cargo en la UBA por más de una década tras firmar junto a Mariano Rafael Castex y otras personalidades destacadas una declaración a favor de los aliados bajo el lema Democracia Efectiva y Solidaridad Americana.
Recién pudo volver a dirigir el Instituto de Fisiología en 1955, cuando Perón fue derrocado a través de un golpe de Estado.
Sus 84 años de vida intensa en pos de mejorar el espíritu de los jóvenes alumnos, orientar su vocación y reforzar la ética en los recintos universitarios son un orgullo y un modelo que aún hoy ilumina a las generaciones argentinas.

* Fundación Konex
* Casa Museo Bernardo Houssay
* Pérgola F. Bernardo Houssay, investigador de las ciencias básicas. Rev Argent Salud Pública. 2013; Dic; 4(17):49-50.

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