Fue uno de los ilustrados que durante la Revolución Francesa no tomó un papel activo. Liberó a los enfermos mentales que estaban encerrados y trató de que ellos tuvieran un futuro similar al de los ciudadanos libres. Pinel pensaba que había que luchar por rehabilitar a estos pacientes y convertirlos en ciudadanos normales.
Durante la época de la Ilustración, fenómeno cultural que se desarrolló en Europa y en América bajo el dominio de diferentes imperios coloniales, durante el siglo XVIII, la suerte de los enfermos mentales era aún lamentable. Eso sí, ya no eran quemados en la hoguera como en la Edad Media, pero se encontraban internados en hospitales, vagaban solitarios por las calles siendo objeto de burlas y malos tratos.
En 1656, un edicto en Francia estableció asilos para insanos, donde los enfermos eran encerrados junto a indigentes, prostitutas, homosexuales, ancianos y enfermos crónicos por tiempo indefinido, a lo que se sumaba que debían soportar tratos inhumanos.
A partir del siglo XIX, en el país galo comienza un movimiento que se conoce como Psiquiatría Científica, gracias al trabajo del médico Philippe Pinel, quien postulaba que no debían construirse nuevas hipótesis para trabajar con los enfermos, sino que se debían limitar a la observación y descripción de los hechos. Esta nueva concepción hizo cambiar la actitud de la sociedad hacia los enfermos mentales, quienes comenzaron a ser vistos como seres humanos que merecían un tratamiento médico acorde con el problema.
Gracias a este nuevo espíritu, se desarrollaron interesantes progresos en psiquiatría y surgió una real preocupación por los aspectos éticos de la medicina. La antigua concepción de que las alteraciones mentales eran causadas porque el demonio había tomado posesión del enfermo y, por tanto, debían vivir en condiciones miserables, desapareció. Las perturbaciones de la mente se transformaron en enfermedades, lo cual fue un gran progreso impuesto por los aportes de Pinel, reconocido como uno de los precursores de la medicina social y nosología, que desarrolló sus teorías en medio de la agitación de la Revolución Francesa y el Imperio. Sus esfuerzos tuvieron por objeto la curación integral del ser humano. Es por eso que se le ha considerado como uno de los innovadores más importantes de la medicina occidental.
Philippe Pinel nació el 20 de abril de 1745 dentro de una familia de médicos, en Jonquières, cerca de Castres en Francia. Realizó sus estudios clásicos en el colegio de Lavaur y, más tarde, los religiosos en el de la Esquille en Tolosa. Sin embargo, se dio cuenta que su verdadera vocación era la medicina por lo que abandonó la sotana para estudiarla. Después de recibir el grado de doctor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Tolosa, el 21 de diciembre de 1773, a los 28 años de edad, decidió estudiar cuatro años más en la Facultad de Medicina de Montpellier, donde siguió perfeccionándose.
Durante los siguientes 15 años, pasó gran parte de su vida escribiendo, traduciendo y editando diferentes trabajos, ya que las estrictas regulaciones de la época le impedían practicar la medicina. La Facultad de Medicina en París no reconocía el grado de doctor a los alumnos de universidades de provincia como Tolosa.
Pinel falló en la serie de exámenes que debía sortear para lograr la acreditación. Perdió mucho dinero en sus estudios, por lo que tuvo que sobrevivir gracias a lecciones particulares de matemáticas y a la redacción de artículos médicos.
En 1784 se convirtió en editor de la Gazette de Santé, una gaceta poco prestigiosa de cuatro páginas que aparecía semanalmente.
Fue por esos años cuando comenzó a desarrollar su interés por el estudio de las enfermedades mentales. Su incursión en esta materia fue personal: un muy buen amigo se encontraba en un estado de “melancolía nerviosa” que más tarde degeneró en “manía” y terminó en suicidio. Esta experiencia, lo llevó a trabajar en uno de los mejores sanatorios privados para el tratamiento de las enfermedades mentales en París.
Pinel estuvo cinco años realizando observaciones de los enfermos y, a partir de ellas, las catalogó y trató.
Como en el Antiguo Régimen no le había ido del todo bien, siguió con entusiasmo el movimiento revolucionario de 1789. Fue nombrado médico en el hospicio de Bicêtre, donde trabajó desde el 11 de septiembre de 1793 hasta el 29 de abril de 1795.
Pinel se comenzó a preguntar la razón del por qué esos enfermos estaban encerrados en Bicêtre.
A los pocos días, recibió una tabla con comentarios del celador del recinto, Jean Baptiste Pussin, donde comprendió la importancia del tratamiento moral en su dimensión institucional. En aquel lugar espantoso, que sirvió de escena al famoso mito de la liberación de los alienados de sus cadenas, al parecer se contentó con un papel de observador prudente, dejando a Pussin las iniciativas terapéuticas y administrativas más numerosas.
Pinel se dedicó a observar y tomar nota de los progresos de los pacientes. Su objetivo era detallar, de manera específica, las enfermedades de cada enfermo. Pinel llamó a su labor tratamiento moral, y muchos de sus principios conservan su valor hasta hoy.
En su obra Tratado de la Insanía (1801), clasificó las enfermedades mentales en cuatro tipos: manía, melancolía, idiotez y demencia, explicando su origen por la herencia y las influencias ambientales. Con la obra de Pinel y sus seguidores, la psiquiatría sustituyó la especulación por la observación empírica.
En 1794 fue nombrado profesor adjunto de física médica y de higiene en la nueva Escuela de Salud de París.
Desde el 18 de mayo de 1795, se transformó en médico jefe en la Salpêtrière, donde prosiguió su carrera hasta su muerte. Formó parte de la primera promoción de condecorados con la Legión de Honor creada por Napoleón, que en 1805 lo nombró "Médico Consultor del Emperador".
Sirvió al Imperio, y después a la Restauración que lo condecoró con la Orden de Saint Michel en 1818. A pesar de su oportunismo político, fue destituido en 1822 de su cargo de profesor por el ministerio.
Los últimos años de su vida se vieron ensombrecidos por esta destitución y las deudas. Philippe Pinel murió el 25 de octubre de 1826.
A pesar de haber desarrollado el tratamiento moral, anteriormente aplicado por los médicos ingleses, pudo demostrar que siempre hay en el alienado trazas de razón que permiten restablecer el diálogo interrumpido por la locura. Se interesó en la reglamentación de la institución hospitalaria psiquiátrica, a la que se llamó "asilo".
Pudo demostrar la importancia de las relaciones con el ambiente familiar, el medio, los otros enfermos, en el desencadenamiento, la persistencia, el agravamiento de la enfermedad mental. Se ocupó de la disciplina, la regulación de la vida de los enfermos, su clasificación rigurosa, el aislamiento de los más peligrosos. Insistió en la necesidad de que el médico participase en la administración hospitalaria.
Con estas nuevas concepciones, Pinel fue el verdadero precursor de la formulación de la reglamentación psiquiátrica, que encontró su marco legal definitivo en la ley promulgada en Francia el 30 de junio de 1838, a menos de doce años después de su muerte.
* Savalnet - 2005
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