La historia de este hombre merece ser conocida por la enorme repercusión que tuvo en el desarrollo de la hidroterapia o curación por medio del agua en el siglo XIX.
Mas meritorio aún es el hecho de que nunca estudió medicina, ni siquiera fue a la escuela, pues se crio en una familia de labradores y tuvo que dedicarse a las labores del campo desde muy joven.
Le llamaban "el médico de las aguas". Vincenc Priessnitz curaba a la gente con compresas y baños fríos y fundó el primer sanatorio de hidroterapia en el mundo.
"No es el frío el que cura, sino el calor producido por el agua fría", explicó Vincenc Priessnitz la esencia de su tratamiento, que consistía en lavar las partes dolientes con agua fría, envolver el cuerpo en sábanas mojadas o darle al paciente un baño caliente y otro frío.
Priessnitz nació el 4 de octubre de 1799 en Freiwaldau am Gräfenberg en Alta Silesia, siendo el más pequeño de seis hijos del matrimonio formado por Franz Priessnitz y Teresa Happel.
Su casa natal se encontraba en las pendientes del monte Gräfenberg, a media hora de camino de la ciudad de Frývaldov, hoy Jeseník, en la entonces Alta Silesia.
Al nacer en una familia de campesinos, el destino del joven muchacho apuntaba hacia el oficio de labrador y a una vida tranquila y anónima. Sin embargo, Vincent sentía un amor enorme por la naturaleza, pasión que iba acompañada por unas geniales dotes de observación para todo lo vivo, en especial para los animales de su entorno.
Así en una de sus escapadas al bosque de su aldea, presenció un acontecimiento que iba a cambiar el rumbo de su vida. Agazapado un día en las orillas de un estanque natural, cuyo agua se renovaba por medio de una cascada, observó de pronto la aparición de un gamo herido. El animal, tras lamerse repetidas veces la parte contusionada, penetró en la caída de agua y soportó el frio contacto del liquido durante algunos minutos y luego se alejó.
Durante varias semanas estuvo el joven Priessnitz a la misma hora, pendiente de aquel gamo que volvía repetidas veces al estanque del bosque para efectuar la diaria ”cura hidroterápica”. Al cabo de cierto tiempo, ya con perfecta salud, el gamo abandonó definitivamente el paraje. Aquel muchacho amante de la naturaleza había recibido su primera y mas importante lección.
A partir de ese suceso, el joven empezó a seguir a los curanderos que solían ser llamados por los lugareños cuando enfermaba algún animal de labranza; Priessnitz observó que la mayoría de los éxitos de aquellos sencillos veterinarios se apoyaban en las compresas de agua fría que aplicaban sobre la piel de animales enfermos.
Pronto quiso hacer una prueba consigo mismo, habiéndose dislocado un dedo, sumergió sistemáticamente el mismo en agua fría, y se curó.
Asimismo se repuso de un grave accidente sufrido en el campo cuando las ruedas de su carro le pasaron por encima produciéndole aplastamiento de varias costillas y heridas abiertas. Fué llamado un cirujano para valorar sus heridas y este decidió que no había solución posible a sus heridas salvo la resignación ante la desgracia.
Pero Vincent no se rindió, el mismo debería ser el artífice de su salud, poseía un valioso antecedente, la lección recibida un tiempo atrás del ciervo herido que se había curado por medio del agua.
Tuvo que reponer las costillas en su lugar, lo consiguió después de varios intentos echándose sobre una mesa, apretando el abdomen con todas sus fuerzas y reteniendo el aliento todo lo posible, para poder dar extensión al pecho. Una vez las costillas en su sitio, lavó las heridas con agua fría y aplicó paños mojados en las partes lastimadas. Adoptó una dieta rígida y frugal, buscó reposo y bebió agua en abundancia. A los diez días ya podía hacer algún movimiento. Perseveró alentado por la mejoría que sentía hasta que, al cabo de un año, pudo reanudar sus ocupaciones en el campo.
La fama sobre su tratamiento milagroso no tardó mucho en divulgarse entre los habitantes pobres de la región somontana de la sierra de Jeseník.
En el año 1818 Priessnitz estableció en la casa de madera de sus padres un pequeño sanatorio de hidroterapia. Los espacios pronto no alcanzaban para acoger a todos los pacientes.
Con el permiso de su padre, Priessnitz derribó la casa antigua y construyó en su lugar una nueva de piedra. A los enfermos los hospedaba también en las casas modestas de los vecinos a los que instruía en la aplicación de la hidroterapia.
En el año 1826 el número de los pacientes de Priessnitz llegaba a unos doscientos. En el mismo año "el médico de las aguas" de Gräfenberg fue invitado por primera vez a la corte de Viena para tratar a un miembro de la familia imperial que estaba enfermo.
El enorme monumento en honor del "médico del agua" de Jeseník, se encuentra en el parque Smetana de Jeseník, en Moravia-Silesia (República Checa). Todas las estatuas fueron realizadas en mármol de Lasa por el escultor Hans Schwathe (1870-1950). La estatua del autodidacta Priessnitz tiene 2,85 metros de altura, el grupo de figuras tiene 10 metros de ancho y 6 metros de profundidad. En total se utilizaron 50 metros cúbicos de piedra natural. El monumento fue inaugurado el 25 de julio de 1909.
Entre los pacientes de Vincenc Priessnitz figuraban príncipes, duques y generales de Austria, Polonia, Francia, Italia y otros países.
El escritor ruso Nicolai Vasilievich Gogol se curaba en Gräfenberg de sus depresiones. También el compositor Franz Liszt visitó el balneario.
El régimen en el sanatorio era muy severo. Levantarse temprano, abrir la ventana, tomar un baño frío, caminar descalzo en el rocío de la mañana y ducharse bajo un manantial en la naturaleza, cortar leña y en invierno quitar la nieve de los caminos. Quejarse y hablar de la enfermedad estaba prohibido. Para comer se servía pan, leche y agua. El poeta checo Josef Chmelenský recordaba que tomaba diariamente unos 20 vasos de agua.
Los éxitos de Priessnitz daban mala espina a farmacéuticos y médicos de Frývaldov.
El físico provincial Antonín Schnorfeil acusó a Priessnitz ante las autoridades de curanderismo y de prácticas de brujería. Schnorfeil afirmó que Priessnitz murmuraba oraciones incomprensibles cuando lavaba a los pacientes con una esponja empapada en el agua fría.
Priessnitz se defendió explicando que los enfermos tan sólo tomaban baños en su casa y él no les cobraba por el tratamiento, sino por el hospedaje y por la comida. Los pleitos se prolongaron durante varios años. Después de que un tribunal condenara a Priessnitz incluso a un mes de prisión, en el año 1838 su hidroterapia fue reconocida oficialmente.
Un año más tarde llegaron al balneario de Gräfenberg unos 1700 visitantes.
En el sanatorio de Priessnitz se curaban fracturas, extremidades dislocadas y paralizadas, el reumatismo y la gota, dolencias del hígado y del estómago.
Priessnitz triunfó sobre una epidemia del cólera, dando de beber a los enfermos deshidratados grandes cantidades de agua a pesar de que la vomitaban. Por el contrario, el "médico de las aguas" no admitía en su sanatorio a los pacientes con tuberculosis.
La pequeña colonia de Gräfenberg se convirtió en el famoso balneario de Jeseník.
Su fundador, Vincenc Priessnitz, no llegó a cumplir los 60 años, falleció el 28 de noviembre de 1851 victima de tuberculosis pulmonar.
Cuando falleció sus ideas y métodos se habían extendido por toda Centroeuropa. Solo en Alemania se habían edificado unos 80 establecimientos dedicados a la hidroterapia, dirigidos generalmente por médicos que habían aprendido en Grafenberg o habían sido pacientes allí.
Con respecto a la historia del naturismo moderno, la figura de aquel campesino genial fue trascendental, sus teorías sobre la hidroterapia fueron el punto de partida sobre el que trabajaron los naturistas posteriores.
* Dr. Jorge Gutiérrez - Ahora León - 2019
* Andrea Fajkusová - Radio Prague International - 2006
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