lunes, 2 de septiembre de 2024

DR. HEINRICH WILHELM GOTTFRIED WALDEYER-HARTZ

Heinrich Wilhelm Gottfried von Waldeyer-Hartz fue un anatomista alemán conocido por sus esfuerzos por dar a conocer tanto al mundo médico como a la humanidad múltiples campos de estudio como la anatomía, la embriología y la patología, que hoy en día desempeñan un papel vital en el tratamiento de las enfermedades genéticas y el cáncer.
Nació el 6 de octubre de 1836 en Hehlen, un pequeño pueblo cerca de Brunswick. 
Era hijo de Johann Gottfried Waldeyer, encargado del estado, y Wilhelmine von Hartz, hija de un maestro.
Completó sus estudios en el Gymnasium Theodorianum de Paderborn, donde obtuvo un diploma de graduación en 1856, que acreditaba su aptitud para asistir a cursos universitarios.
Más tarde asistió a la Universität Göttingen, donde centró sus estudios en las matemáticas y las ciencias naturales.
Este lugar desempeñó un papel importante en el futuro de Waldeyer, ya que conoció al reconocido anatomista Jakob Henle (1809-1885), que descubrió el asa de Henle, de gran importancia en la fisiología del riñón. Waldeyer quedó tan impresionado con su trabajo que ingresó en la facultad de Medicina en 1857. En 1861 se doctoró con una tesis titulada «De claviculae articulis e functione».
En 1862 aprobó el examen del estado. Waldeyer entonces fue a la universidad de Königsberg, en Prusia como ayudante en el departamento de la fisiología.
También enseñó histología, y se hizo conocido del anatomista y el fisiólogo Friedrich Leopold Goltz.
En 1864 se trasladó a la misma posición que Rudolf Heidenhain en la Universidad de Breslau (Wroclaw), donde lo habían designado conferenciante en anatomía y fisiología y también responsable de un departamento de servicio de patología.
En 1865, con veintinueve años, lo designaron como profesor del ausserordentlicher de la patología y director de un departamento de investigaciones post mortem.
En 1866, poco después de que recibiera este diploma, Waldeyer se casó con Emilie Dillenburger.
En 1867 fue uno de los doctores alemanes invitados para diagnosticarle un tumor al futuro emperador Federico III.
En 1868 lo designaron a la silla académica de la patología en Breslau. Su trabajo estuvo concentrado principalmente en la diagnosis del cáncer temprano.
En 1872 Waldeyer fue a la universidad de Estrasburgo. La conquista de Alsacia por parte del Imperio Alemán en 1871 dio lugar a la dimisión forzada de profesores franceses de esa universidad. Waldeyer y Goltz estaban entre los alemanes que fueron instalados en Otead, contribuyendo a crear la universidad más atractiva de la época.
En 1877 Waldeyer dirigió a Ludwig Edinger en sus estudios iniciales, e influenció a Bernhard Sachs. Permaneció en Estrasburgo durante once años mas, entonces, en 1883, volvió a Berlín para obtener éxito en el Charité. 
En Berlín encontró un laboratorio anticuado y una gran cantidad de estudiantes, pero demostró ser un administrador y profesor altamente cualificado. Contribuyó a los esfuerzos por construir un instituto de anatomía, y permaneció allí como director del departamento de anatomía por muchos años. S
us deberes académicos requirieron su tiempo y energías. Era un excelente profesor de anatomía e histología.
En el curso 1898/99 fue rector de la universidad de Berlín. Enseñó la anatomía a más de 20.000 estudiantes. Sin embargo, era un fuerte opositor de que las mujeres estudiaran, y organizó una habitación separada de la disección como aula para mujeres. 
Publicó un número significativo de escritos con una variedad amplia de temas morfológicos, incluyendo estudios del sistema urogenital, de la antropología, de la médula espinal del gorila, y de las observaciones topográficas de la pelvis. 
Era receptivo a las nuevas ideas, y captó rápidamente la importancia de, por ejemplo, los estudios neurohistológicos de Santiago Ramón y Cajal.
Waldeyer permaneció en la Universidad de Berlín hasta los ochenta años, realizando todos los deberes que su posición impuso. 
Una de las mayores aportaciones anatómicas de Waldeyer la representó la «Fascia propria recti», que en el momento de su descubrimiento en 1899, no presentaba un interés médico tan grande, pero en el último siglo, su importancia en la práctica quirúrgica ha ido creciendo cada vez más debido a su importancia en la escisión mesorrectal total, procedimiento quirúrgico implicado en el tratamiento del cáncer de recto. Fue descrita por primera vez por el profesor Bill Heald en 1982, en el Basingstoke District Hospital del Reino Unido.
La fascia propia del recto se considera una fina capa de tejido conjuntivo que se encuentra entre la fascia presacra y la fascia propia del recto. También se conoce como fascia rectosacra, según su posición, definiendo el espacio retrorrectal en dos compartimentos: uno superior y otro inferior.
El gran debate que surgió en torno a la fascia propria recti es si Waldeyer fue el primero que la descubrió o no. En la primera edición del libro de anatomía «Traité d'Anatomie Humaine», revisado por P. Poirier, que probablemente se publicó en 1894, pero definitivamente entre 1892 y 1896 en París.
Toma Ionescu describió esta fascia por primera vez, con el nombre de «vaina rectal», unos 5 años antes de que el nombre de «fascia propria recti» se difundiera por todo el mundo médico.
No está claro por qué Toma Ionescu no fue percibido como el primer anatomista que la descubrió, pero algunas teorías probables sugieren que se debió sobre todo a la gran diferencia de edad entre Toma Ionescu y Waldeyer. 
Waldeyer era en aquella época con 25 años, mayor que Toma Ionescu y ya era uno de los anatomistas más conocidos en todo el mundo, con una influencia más amplia y una reputación reconocida.
No obstante, los autores franceses se llevan todo el mérito de atribuir a Toma Ionescu el mérito de su descubrimiento, considerándole como el primero que reivindicó el nombre de fascia rectosacra. 
La teoría neuronal, también llamada doctrina de las neuronas, representa una idea de Santiago Ramón y Cajal, según la cual el sistema nervioso está formado por múltiples células individuales llamadas «neuronas», que tienen una estructura y una función individuales, y que trabajan juntas para crear una maquinaria singular y refinada que controla todo el cuerpo humano.
Sin embargo, el camino para llegar a este concepto no fue fácil y Wilhelm von Waldeyer desempeñó un papel importante en la expresión de la teoría neuronal.
La historia de la teoría de la neurona se remonta a 1873, cuando Camilo Golgi inventó un nuevo método de tinción, conocido como «la reazione nera» («reacción negra»), más tarde denominada técnica de tinción de Golgi en su honor.
Este método se utilizó para la investigación microscópica, que en aquella época resultaba difícil debido a la falta de técnicas de tinción. Por ello, el nuevo método descubierto por Golgi desempeñó un papel vital en el descubrimiento del sistema nervioso, ya que pudo diferenciar las dendritas del axón de la neurona.
Así, observó toda una red de neuronas en la materia gris y propuso lo que se denominó «La teoría reticular». Este concepto proponía que todo el eje cerebroespinal era una red neuronal continua que actuaba como un único órgano. Esta teoría representaba la idea principal del funcionamiento de todo el sistema nervioso, pero en realidad, la verdad era totalmente diferente a lo que proponía Camilo Golgi.
En 1887, Santiago Ramón y Cajal utilizó la técnica de tinción de Golgi para estudiar la red neuronal, haciendo un descubrimiento que cambiaría todo el planteamiento del sistema nervioso. 
Descubrió que entre las neuronas no existe un enlace continuo, sino que hay un espacio entre ellas, lo que ahora se conoce como hendidura sináptica. En ese momento nació la «teoría de la neurona».
El concepto de Golgi de un sistema nervioso continuo quedaba por tanto obsoleto, y aunque nunca estuvo de acuerdo con la teoría de Cajal, Waldeyer era un firme partidario de ella. Además, el impacto de las aportaciones de Waldeyer se representa sobre todo al denominar a las células nerviosas «neuronas», que procede de la palabra griega "sinew".
Por otra parte, Waldeyer representó una persona clave en el desarrollo de la citología, y además de familiarizar al mundo entero con el nombre de «cromosomas», sus excepcionales métodos de microscopía condujeron a importantes observaciones en la fecundación y la cariocinesis, pudiendo describir incluso la forma en que se forman los cuerpos polares durante la oogénesis.
Antes de su muerte, el 23 de enero de 1921, su deseo era que su mano, cráneo y cerebro se conservaran en el Instituto de Anatomía de Berlín para ser estudiados y examinados. Hans Virchow fue quien diseccionó las manos y publicó toda una descripción detallada de la anatomía de esta parte del cuerpo de Waldeyer. 
Sin embargo, los estudios basados en su cerebro y cráneo no se asignaron a Virchow y no se encontraron. Su deseo de donar partes de su cuerpo al Instituto fue una decisión popular entre personas muy conocidas del mundo de la medicina de la época, debido a la creencia de que en los cerebros de personas tremendamente inteligentes podían observarse signos distinguidos.
De los cuatro hijos que le sobrevivieron, ninguno se incorporó a la medicina o la ciencia. 

* Dres. Vicentiu Mircea Saceleanu, Aurel George Mohan, Razvan Adrian Covache-Busuioc, Horia Petre Costin y Alexandru Vlad Ciurea - Brain Sciences 2022
* Química.es

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