Otto Hahn, nacido el 8 de marzo de 1879 en Fráncfort del Meno, Alemania, fue un químico alemán a quien, junto con el radioquímico Fritz Strassmann, se le atribuye el descubrimiento de la Fisión nuclear. Fue galardonado con el Premio Nobel de Química en 1944 y compartió el Premio Enrico Fermi en 1966 con Strassmann y Lise Meitner.
Otto Hahn "quemó las naves" en más de una ocasión para lanzarse a lo desconocido. Y tenía a quién parecerse: su padre, de origen campesino, que pudo haber seguido la tradición agrícola de la familia, prefirió hacerse vidriero comprando su propia tienda y estableciéndose en Francfort.
Su promoción de artesano a hombre de negocios coincidió con la bonanza que se produjo en Alemania después de la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871).
Los Hahn se convirtieron, entonces, en una respetable familia de la clase media que insistía en vivir austeramente. Sin embargo, esta prosperidad económica se veía nublada por la mala salud del pequeño Otto, que le duró hasta los catorce años.
En el colegio y durante el bachillerato, Otto Hahn fue un estudiante común y corriente a quien le interesaba la química. Esta vocación se confirmó cuando asistió a una serie de conferencias para adultos sobre el tema. Igual que su padre, no quiso seguir los caminos trillados: Otto se enfrentó a los deseos familiares, que querían verlo arquitecto, e ingresó a la Universidad de Marburgo en 1897 en la carrera de química. Su vida de estudiante transcurrió más en las cervecerías que frente al profesor de matemáticas o de física, según él mismo lo relata. Se dice que de aquel entonces le vino el gusto por el tabaco.
Obtuvo su doctorado en 1901.
Tras un año de servicio militar , regresó a la universidad como ayudante de química, con la esperanza de encontrar un puesto en la industria más adelante.
En 1904 fue a Londres, principalmente para aprender inglés, y trabajó en el University College con Sir William Ramsay, interesado en la radiactividad.
Mientras trabajaba en una preparación de radio cruda que Ramsay le había dado para purificar, Hahn demostró que una nueva sustancia radiactiva, a la que llamó "radiotorio" estaba presente.
Impulsado por este éxito inicial y animado por Ramsay, quien lo apreciaba mucho, decidió continuar con la investigación sobre la radiactividad en lugar de dedicarse a la industria.
Con el apoyo de Ramsay, obtuvo un puesto en la Universidad de Berlín. Antes de aceptarlo, decidió pasar varios meses en Montreal con Ernest Rutherford (posteriormente Lord Rutherford de Nelson) para adquirir más experiencia con la radiactividad.
Poco después de regresar a Alemania en 1906, Hahn se unió a Lise Meitner, física de origen austriaco, y cinco años después se trasladaron al nuevo Instituto de Química Kaiser Wilhelm en Berlín-Dahlen. Allí, Hahn se convirtió en director de un pequeño pero independiente departamento de radioquímica.
Con la sensación de que su futuro estaba más asegurado, Hahn se casó con Edith Junghans, hija del presidente del Ayuntamiento de Stettin, en 1913; pero al año siguiente estalló la Primera Guerra Mundial y Hahn fue destinado a un regimiento.
En 1915 se convirtió en especialista en guerra química, sirviendo en todos los frentes europeos.
Después de la guerra, Hahn y Meitner estuvieron entre los primeros en aislar protactinio-231, un isótopo del elemento radiactivo recientemente descubierto.
Dado que ya se habían descubierto casi todos los elementos radiactivos naturales, dedicó los siguientes 12 años a estudiar la aplicación de métodos radiactivos a problemas químicos.
En 1934, Hahn se interesó profundamente por el trabajo del físico italiano Enrico Fermi, quien descubrió que cuando el elemento natural más pesado, el uranio, es bombardeado con neutrones, se forman varios productos radiactivos. Fermi supuso que estos productos eran elementos artificiales similares al uranio.
Hahn y Meitner, con la ayuda del joven Strassmann, obtuvo resultados que al principio parecían concordar con la interpretación de Fermi, pero que se volvieron cada vez más difíciles de comprender. Meitner huyó de Alemania en julio de 1938 para escapar de la persecución nazi contra los judíos, pero Hahn y Strassmann continuaron el trabajo.
A finales de 1938, obtuvieron evidencia concluyente, contrariamente a lo esperado, de que uno de los productos del uranio era una forma radiactiva del elemento mucho más ligero, el bario, lo que indicaba que el átomo de uranio se había dividido en dos átomos más ligeros.
Hahn envió un informe del trabajo a Meitner, quien, en colaboración con su sobrino Otto Frisch, formuló una explicación plausible del proceso, al que dieron el nombre de fisión nuclear.
Los científicos comprendieron las enormes implicaciones de este descubrimiento antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial y se formó un grupo en Alemania para estudiar posibles desarrollos militares. Para gran alivio de Hahn, se le permitió continuar con sus propias investigaciones.
Después de la guerra, él y otros científicos nucleares alemanes fueron trasladados a Inglaterra, donde se enteró de que le habían concedido el Premio Nobel de 1944 y quedó profundamente afectado por el anuncio de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima en 1945.
Aunque ya tenía 66 años, seguía siendo un hombre vigoroso; montañista de toda la vida, mantuvo su forma física durante su obligada estancia en Inglaterra corriendo a diario.
A su regreso a Alemania, fue elegido presidente de la antigua Sociedad Kaiser Wilhelm (rebautizada como Sociedad Max Planck para el Avance de la Ciencia) y se convirtió en una figura pública respetada, portavoz de la ciencia y amigo de Theodor Heuss, el primer presidente de la República Federal de Alemania.
Hizo campaña contra un mayor desarrollo y prueba de armas nucleares. Los honores le llegaron de todos lados; en 1966 él, Meitner y Strassmann compartieron el prestigioso Premio Enrico Fermi.
Sin embargo, este período de su vida se entristeció por la pérdida de su único hijo, Hanno, y su nuera, quienes murieron en un accidente automovilístico en 1960. Su esposa nunca se recuperó del shock. Hahn murió el 28 de julio de 1968 en Gotinga, Alemania Occidental, después de una caída; su esposa lo sobrevivió por solo dos semanas.
Severo Ochoa, premio Nobel de medicina en 1959, en entrevista publicada en Ciencia y Desarrollo, afirma que la investigación necesita de un "caldo de cultivo" o sea de un ambiente y de unas facilidades que se dieron en la Alemania de principios de siglo.
Aunque hoy éstas son las verdades del barquero, conviene recordar lo que hace más de un siglo Luis Pasteur (1822-1895), que tenía 57 años cuando nació Otto Hahn, escribió en un folleto dirigido a los franceses:
"Os suplico que os intereséis por esos sagrados edificios significativamente llamados laboratorios. Solicitad que sean multiplicados y completados. Son los templos del futuro, de las riquezas y del bienestar".
Otto Hahn descubrió la fisión nuclear porque, además de su propio talento, disponía del laboratorio adecuado, porque estaba rodeado de científicos brillantes y porque podía comunicarse y discutir sus resultados con los investigadores del mundo entero. Y él, que vivió dos guerras, quizás hubiera podido decir lo que Carlos Fuentes escribe en El prisionero de las Lomas: "la información es la base del poder, pero la condición es saber emplearla, o, llegado el caso, no emplearla: el silencio también es poder".
* Robert Spence - Rector del Keynes College; Catedrático de Química Aplicada en la Universidad de Kent en Canterbury, Inglaterra, 1968-1973. Director del Centro de Investigación de Energía Atómica, Harwell, Inglaterra, 1964-1968. Autor de la memoria necrológica de Otto Hahn para la Royal Society.
* Enciclopedia Británica
* Pedro-Bosch Giral - Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa
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