domingo, 10 de abril de 2022

DR. PAUL HOFFMANN

Médico y Fisiólogo aleman, reconocido como el fundador de la neurofisiología alemana moderna, nació el 1 de julio de 1884 en Dorpat, Gobernación de Estonia donde su padre era Profesor de Medicina Interna. 
Hoffmann se formó en las Facultades de medicina de Leipzig, Marburgo y Berlín. 
En 1909 obtuvo el grado de doctor con una tesis sobre “las llamadas líneas de reversión de las fibras musculares cardiacas”, que completó en Leipzig en el Instituto de Patología de Felix Jacob Marchand (1846-1928), un renombrado especialista mundial en arterioesclerosis. 
Durante el siguiente trienio, Hoffmann fue Asistente en el Instituto de Fisiología de Berlín, que dirigía Max Rubner (1854-1932), un experto investigador del metabolismo y de la nutrición, donde comenzó a familiarizarse con la electrofisiología muscular. 
En 1912 alcanzó la habilitación en Wurzburgo con un estudio sobre "las corrientes de acción en el músculo sometido a veratrina", lo que le permitió ser nombrado privatdozent en el Departamento de Fisiología de la Universidad de Wurzburgo que dirigía Max von Frey (1852-1932), inventor del pulmón artificial (1885) y un renombrado estudioso del pulso. 
Su tesis doctoral y su trabajo de habilitación fueron el punto de partida de una fecunda trayectoria investigadora dedicada a la fisiología neuromuscular que le acompañó durante toda su vida profesional.
Durante la Primera Guerra Mundial trabajó en hospitales de campaña en Francia y en un hospital militar en Würzburg. Hoffmann descubrió que en los soldados heridos, la percusión percutánea de los nervios periféricos lesionados y en regeneración provoca un fenómeno de hormigueo que se irradia hacia la distribución sensorial de ese nervio.
En 1917 fue nombrado profesor en Friburgo, y en 1924 sucedió a Johannes von Kries (1853-1928) en la dirección del Departamento de Fisiología de dicha universidad donde trabajó hasta su jubilación, a pesar de que el edificio del instituto quedó completamente destruido por un ataque aéreo en noviembre de 1944.

Viaje a España
La estancia de Hoffmann es, sin duda, la más notable, tanto por su prestigio como por las características que rodearon su presencia en Santiago. La visita de Hoffmann a Galicia reviste dos novedades interesantes: por un lado, la larga duración de sus estancias, pues en su primer viaje (1923) permaneció en Santiago prácticamente tres meses, en el segundo mes y medio (1924) y en 1941 casi un mes. 
Y en segundo lugar, las condiciones de su venida, pues si aceptamos la opinión de Juan José Barcia Goyanes, por entonces un estudiante en la Facultad compostelana, Hoffmann fue contratado en 1923 como docente por la Facultad, situación excepcional en comparación con otras facultades españolas, lo que suponía una actividad reglada para dar un curso a los estudiantes sobre técnicas de investigación en fisiología experimental, además de la exposición de conferencias magistrales.
Cuando Hoffmann llegó a Santiago ya era, pues, un científico muy reconocido internacionalmente. Antes de la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, ya había publicado 32 artículos en las más prestigiosas revistas médicas alemanas, y al llegar a Santiago superaban la cincuentena. 
En marzo de 1915 publicó en la muniquesa Medizinische Klinik un trabajo “Acerca de un método para evaluar el éxito de una sutura nerviosa”, en el que describió, pocos meses antes que el clínico francés Jules Tinel (1879-1952), el “signo H” (mas tarde Signo de Hoffmann) que consiste en la sensación de hormigueo en el extremo distal de un miembro cuando se percute por encima de un tronco nervioso seccionado.
Describe Hoffmann: "Es interesante notar que no es necesario usar más que la presión más ligera para lograr la estimulación de estas fibras recién regeneradas, y el efecto es realmente mejor cuando la estimulación se aplica mediante una percusión ligera con el dedo en extensión (lo opuesto a la técnica de lo contrario se utiliza para la percusión). El área de sensación fuera de lugar es indicada por el paciente con una certeza tan absoluta que solo se necesita una atención mínima para su detección, de hecho, mucho menos de lo que sería necesario en las pruebas sensoriales normales de la piel".


"La mayoría de los pacientes describen la sensación como alfileres y agujas . Esto obviamente indica una intensa parestesia, similar a la sensación normal que se experimenta cuando una extremidad “se duerme”. Es un punto importante que la localización de la sensación aparentemente es bastante fácil. Los pacientes son capaces de indicar con total certeza la zona en la que se experimenta la sensación".
De la documentación consultada no hemos podido determinar de quien partió la iniciativa de traer a Hoffmann a Santiago. Sin embargo, todo parece apuntar a que fue el decano de Medicina, Francisco Piñeiro Pérez (1864-1951), con el consenso del claustro médico, el que consideró esa opción. 
Hoffmann llegó a Coruña el 28 de febrero a bordo del vapor “Sierra Nevada”.
Apenas pisó tierra le esperaban los profesores Alejandro Rodríguez Cadarso (1887-1933), catedrático de anatomía, Francisco Bacariza Varela, y José Puente Castro (1883-1963), profesor auxiliar y con el tiempo prestigioso cirujano, y con todos ellos emprendió camino a Santiago.
Para poder llevar en condiciones el curso, el decanato procedió a una amplia reforma de los locales del antiguo laboratorio de Ramón Varela. Entre otras medidas, se agrandó el antiguo, se instalaron tomas de agua y gas, y se adquirieron aparatos, instrumentos y material fungible necesarios para el curso, lo que viene a reforzar la idea de que el laboratorio de Varela era básicamente histológico y poco preparado para trabajos de fisiología. 
Además, la Facultad nombró ayudantes de Hoffmann a los alumnos Francisco Bacariza, auxiliar de Medicina Legal, Juan Luis Barcia Goyanes (1903-1924) –hermano de Juan José–, interno en Histología, Arturo Cervigón Díaz y Ulpiano Villanueva –internos de Fisiología– y a Luis Sánchez Cardonne.
El 5 de marzo comenzaron las lecciones prácticas. Los inscritos al curso de Fisiología Experimental acudían al laboratorio de 9 a 11 de la mañana y de 4 a 6 de la tarde todos los días lectivos. Los sábados estaban dedicados a las conferencias o clases teóricas, en las que Hoffmann exponía públicamente las tareas realizadas por los veinte alumnos inscritos en el curso y realizaba algunas demostraciones experimentales.
En 1926, dos años después de su óbito, los compañeros de Barcia acordaron publicar con su nombre un libro en el que se recogían los experimentos y conferencias impartidos por Hoffmann, pues había sido encargado por el Decano de redactar una memoria-resumen sobre dicho curso. El texto impreso contiene, además, un recordatorio de Caamaño y un prólogo del propio Barcia, piezas que también serían reproducidas el 28 de enero de ese año en El Compostelano.
La obra es sumamente interesante, pues ofrece muy detalladamente toda la actividad de Hoffmann, tanto sus experimentos como una síntesis de las conferencias dadas. 
En total, la Memoria recoge once experimentos de aparato circulatorio, ocho de sistema muscular y nervioso, cinco sobre órganos de los sentidos, cuatro de fisioanálisis y tres de física biológica. En total, pues, treintaiuno. 
En cuanto a las conferencias se consignan ocho: “Investigaciones modernas sobre la función cardiaca”, “La respiración externa e interna”, “Método de investigación del metabolismo”, “El calor animal y la regulación térmica”, “Los reflejos”, “Las funciones del laberinto estático”, “La sensación de los colores y el daltonismo” y “Las ideas modernas sobre la contracción muscular”. 
No cabe duda que en la temática de la tercera conferencia –“Método de investigación del metabolismo”– pesó su relación discipular con Max Rubner, pues como ya adelantamos, Rubner era un experto en cuestiones de metabolismo.
La última conferencia de Hoffmann no se recogió en el libro de Barcia. En ella abordó “la ciencia biológica en Alemania durante la guerra y después de la guerra”, de la cual dio información El Eco de Santiago en el número correspondiente al 21 de mayo.
El 2 de enero de 1924, ya de regreso en Alemania, El Eco de Santiago publicaba una extensa carta de Hoffmann dirigida a un profesor compostelano, del que no se cita su nombre, en la que agradecía las atenciones que había recibido mientras impartió el curso, le comunicaba que había sido nombrado catedrático en Wurzburgo como sucesor de von Kries, y aseguraba que recibiría con el mayor agrado a cualquier profesional de Compostela que quisiera trabajar con él.
En su segunda estancia en Santiago le acompañó Friedrich Holtz (1889-1967), médico y bioquímico de Wuzburgo. Según el diario vigués Galicia, Hoffmann llegó a Coruña a bordo del trasatlántico “Sierra Ventura” el día 13 de febrero de 1924, y a partir del día 18 inició sus clases y prácticas. 
Al igual que la primera vez, el objetivo era impartir un cursillo de fisiología experimental, que se prolongaría hasta principios de abril, por tanto, de más corta duración que el primero. Del contenido del mismo el coruñés El Ideal Gallego dio cuenta de la conferencia dada el 24 de febrero sobre “La demostración de los métodos de investigación de los movimientos intestinales de los animales”. 
El Eco de Santiago, por su parte, señalaba que Hoffmann había introducido algunos cambios en relación con la metodología del curso anterior, pues este año se iba a centrar más en química biológica (la presencia de Friedrich Holtz respondía a esta intención docente). 
Hay un tercer viaje de Hoffmann a Galicia, el más breve de todos. 
Hoffmann llegó a Santiago en noviembre de 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, e impartió un curso parecido al de las anteriores ocasiones, es decir, trabajos de laboratorio y conferencias magistrales, pero de muy corta duración. A fines de ese mismo mes regresó a Berlín, tras declinar una invitación de la Universidad de Valencia para que diera en su Facultad de Medicina un cursillo teórico-práctico.

En 1961 recibe Doctorados honorarios de las universidades de Berlín y Zúrich.
Muere el 9 de marzo de 1962.

* Guillermo OLAGÜE DE ROS y Fernando J. PONTE HERNANDO, “Intentos de renovación de algunas disciplinas experimentales en la facultad de Medicina de Santiago: los cursos de Paul Hoffmann (1923 y 1924), Amédée Guy (1928) y Eduard Reichenow (1935)”, Cuadernos de Estudios Gallegos, 63, núm. 129 (2016), págs. 387-415, DOI: http://dx.doi. org/10.3989/ceg.2016.129.10 - Fragmentos
* LITFL

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