Anatomista francés nacido en Châteaubriant el 24 de febrero de 1701.
Hunauld provenía de una familia de médicos. Su tío abuelo por parte de padre fue Pierre Hunauld, médico y profesor de medicina en Angers y su padre René Hunauld fue médico en Saint-Malo. Comenzó sus estudios en Angers, donde se convirtió en magister de Arte después de sólo un año.
A los 18 años se fue a París, donde permaneció hasta que se le confirió el doctorado en medicina en Reims, a los 21 años.
Al regresar de Reims a París, se dedicó en particular a los estudios anatómicos con Jacob Benignus Winsløw (1669-1760) y Joseph -Guichard Duverney (1648-1730) quien, en 1724, lo recomendó como miembro de la Académie des Sciences.
En 1730 muere Duverney y lo sucede como instructor de anatomía en el Jardin du Roi, cargo que mantuvo hasta su muerte en París, el 15 de diciembre de 1742.
Es recordado por su trabajo en el campo de un importante museo anatómico. Muchos de sus escritos fueron publicados en "Mémoires de l'Académie des Sciences".
Hunauld fue un sectario diligente e hizo algunas contribuciones en el campo de la osteología del cráneo, pero se destacó principalmente en la ciencia por sus descripciones de casos interesantes de monstruosidades.
En el "Nuevo Tratado de Física" (1742), obra poco conocida del doctor Hunauld, el autor cruza el conocimiento científico con lo maravilloso de la ficción.
Inspirándose en las "Charlas sobre la pluralidad de los mundos" de Fontenelle y "El espectáculo de la naturaleza" de Pluche, Hunauld presenta un viaje imaginario durante el cual figuras alegóricas y mitológicas descubren al narrador, un joven estudiante de medicina, la máquina del mundo, desde los reinados de minerales y vegetales al cuerpo humano.
El autor apela a los recursos discursivos del mecanismo cartesiano pero, consciente de los límites de este sistema explicativo al dar imágenes sensibles de lo vivo, las realza con imágenes maravillosas que toma prestadas de la imaginación analógica y alquímica.
Llama la atención que las imágenes más adecuadas, según él, para representar a los vivos proceden del reino vegetal. La planta sería entonces una antimáquina.
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