La familia Pierini llevaba dos generaciones en la dermatología cuando el Dr. Adrián M. Pierini, el segundo de 10 hermanos, tomó el testigo para continuar la carrera y hacer honor a su apellido. A lo largo de su vida practicó la dermatología pediátrica con absoluta dedicación, y fruto de su capacidad de trabajo incansable logró ser muy querido y respetado por la comunidad médica internacional.
Hijo del Prof. Dr. Dagoberto Pierini, de quien heredó su vocación por la dermatología, vivió la docencia desde pequeño observando a su padre interactuar con flamantes médicos dermatólogos de toda Latinoamérica que lo visitaban en su hogar en busca de orientación.
Nació un 11 de septiembre de 1948, y siguiendo el camino de su padre, se transformó en un gran maestro, formando con rigor a incontables profesionales. Generoso con sus conocimientos, compartió su saber y sus materiales hasta los últimos días. Haciendo un juego de palabras, su hermana Margarita recuerda que su casa era un monumento a la hospitalidad. Tal vez, siguiendo lo aprendido por sus padres y apoyado por su mujer, la Dra. Elizabeth Mac Adden, las puertas de su hogar en Gonnet permanecieron siempre abiertas, tanto para los encuentros familiares como para sus más queridos colegas y discípulos.
Según el Dr. Andrés Politi, el Dr. Pierini tuvo muy claro hacia dónde quería dirigirse. Transitó su infancia y adolescencia en el colegio San José, se recibió de bachiller con orientación biológica, se inscribió en la Facultad de Medicina de la UBA, y en 1971, se recibió de médico con diploma de honor.
Inició su actividad profesional como médico residente de Clínica Médica en el Hospital Guillermo Rawson en la Ciudad de Buenos Aires. Pocos años después, ingresó al ámbito de la Dermatología como médico concurrente honorario en la Unidad de Dermatología Pediátrica, Hospital Pedro de Elizalde, donde desarrolló su labor junto a su padre. Formó parte de la planta y fue jefe de sección hasta 1987, año en que se presentó a concurso para liderar el Servicio de Dermatología del flamante Hospital de Pediatría Prof. Dr. Juan P. Garrahan.
Con tan solo 39 años, asumió el cargo, trabajó allí a lo largo de 27 años y dejó a su partida un Servicio reconocido en el ámbito médico. Gracias a su imprescindible labor, respetada y admirada por sus colegas, cuando se jubiló, poco tiempo antes de su muerte, fue nombrado Consultor Honorario de dicha institución.
La Dra. Bettina Cervini, discípula del Dr. Pierini y heredera del cargo de Jefa del Servicio en el Garrahan, cuenta alguna de las tantas vivencias. “Yo era residente en el Hospital Tornú cuando le hice saber al Dr. Kaminsky que estaba interesada en la dermatología pediátrica. Él me aconsejó que aplicara a una beca de Laboratorios Andrómaco y que fuera a hablar con el Dr. Pierini al Hospital Garrahan. La beca fue por un año, Pierini me invitó a quedarme y permanezco aquí desde ese entonces. Me formé con él. Era un maestro exigente, pero generoso. Estimulaba el aprendizaje, respetaba las opiniones de todos los especialistas en formación y favorecía el libre pensamiento. Defendió su servicio a muerte y no se jubiló hasta asegurarse de que dejaba un equipo bien formado. Cuando se retiró solo se llevó de su oficina fotos familiares y un banderín del equipo de sus amores, Club Atlético Independiente. Los materiales obtenidos a lo largo de toda su carrera, documentos y fotos, quedaron en el hospital para uso de los profesionales en ejercicio ”, concluye la Doctora.
En los años 1979 y 1980 trabajó en Lyon, Francia, como residente extranjero bajo la tutela del Prof. Dr. J. Thivolet, en el Hôpital Edouard Herriot. El especialista francés marcó una impronta en su carrera y a pesar de su retorno a la Argentina, mantuvieron siempre una estrecha relación. Su estadía le dejó, además de una rica experiencia profesional basada en la escuela francesa de dermatología, amigos entrañables como los Dres. Ricardo Bustamante y Ramón Fernández Bussy.
El Dr. Andrés Politi relata que Pierini era una persona sumamente estudiosa, que lo posicionaba siempre en un lugar de avanzada. “Recuerdo las discusiones eternas que parecían un encuentro de esgrima médica, del que salía generalmente victorioso. Habitualmente se adelantaba a las tendencias, y lo que anunciaba, terminaba obteniendo consensos de las Academias”, continúa el Dr. Politi.
El 11 de abril de 2015, dos meses antes de fallecer por un cáncer, recibió por parte de la Sociedad Argentina de Dermatología, el título de Maestro de la Dermatología. Fue una ceremonia muy emotiva a la que asistieron su esposa Elizabeth, sus hijos María Luz y Martín, además de sus hermanos, sobrinos, amigos, discípulos y colegas. Allí, el Dr. Pierini, aceptó la distinción agradeciendo a todos aquellos que lo acompañaron con amor y paciencia en el desarrollo de su carrera, incluso a sus amigos no médicos “que entendieron siempre la escasa disponibilidad de tiempo para ellos, sin quejarse”.
“Considero este premio como una expresión del amor de todos los que se sienten mis alumnos, luego de una carrera profesional y docente de más de 40 años, realizada en su casi totalidad en dos hospitales pediátricos de la Ciudad de Buenos Aires, el Hospital Dr. Pedro de Elizalde (ex Casa Cuna) y el Hospital Prof. Dr. Juan P. Garrahan”.
“Llegar hasta aquí no fue sencillo. Implicó muchas horas quitadas al sueño y en especial a la familia, sobre todo en los primeros años de este trayecto. Además de resaltar el apoyo constante de María Luz y Martín, a quienes les parecía exagerado el esfuerzo (y por ello ninguno de los dos siguió mis pasos), debo destacar la permanente compañía de mi amigo, socio y colega Ricardo Bustamante”.
El Dr. Bustamante se transformó en su socio y compartieron consultorio hasta el día que Pierini falleció. “Con Adrián nos complementábamos. En nuestra sociedad, él aportaba la seguridad científica y yo una administración correcta. Nos unió siempre el respeto, la confianza y un acompañamiento incondicional. A lo largo de 40 años de amistad no nos peleamos nunca. Actualmente yo atiendo en su oficina que está igual al día que se fue. No moví un cuadro. Este es el homenaje para mi amigo”.
Su historial académico es conocido. Tras trabajar en el hospital Fernández, donde describió la prueba de la histamina, accedió a la jefatura del Hospital de Niños Expósitos (hoy Dr. Pedro de Elizalde, ex Casa Cuna) para, posteriormente, desarrollar su actividad en los Hospitales Fiorito, Ramos Mejía (donde junto con el profesor Marcial Quiroga escribió el libro Introducción a la dermatosifiliografía), Italiano y Rawson.
En 1948, el Prof. Dr. Luis Pierini inauguró un Curso de Dermatología en la que fuera la “Cátedra de Dermatología para Graduados”, que funcionaba en el Servicio de Dermatología a su cargo, en el Hospital Guillermo Rawson de la Ciudad de Buenos Aires. Desde entonces se dicta en forma anual hasta hoy, con solo una breve interrupción en 1978.
Los inmediatos colaboradores del Dr. Pierini y otros médicos del Servicio formaron parte del cuerpo docente original; luego algunos fueron Directores, como los Dres. David Grinspan, Augusto Casalá, Santiago Mosto, Dagoberto Pierini y Jorge Abulafia.
El Curso recibía el nombre de: “Curso Intensivo de Perfeccionamiento Dermatológico para Graduados Hospital G. Rawson”.
Durante 1976 y 1977 el Dr. Adrián Pierini se desempeñó como Secretario.
En 1979, ante el cierre del Hospital Rawson, este Curso se continuó dictando en la Cátedra de Dermatología del Hospital de Clínicas, cuyo Jefe y Profesor Titular era el Dr. Alejandro Cordero, los Directores, los Dres. León Jaimovich y Santiago Mosto, y como Secretario, el Dr. Miguel Allevato.
Con posterioridad, los Dres. Sergio Stringa y León Jaimovich continuaron en la Dirección del “Curso Rawson” junto con los Dres. Miguel Allevato, Osvaldo Stringa y Carlota Jaimovich como Secretarios.
En 1985 se decidió cambiar el nombre por el de “Curso Intensivo de Perfeccionamiento Dermatológico para Graduados Prof. Dr. Luis E Pierini”, en homenaje a su fundador, denominación que se mantiene hasta la actualidad.
Como anécdota, valga la reseñada por el profesor Hugo Naranjo, de Venezuela, quien en el artículo “La piel como destino”, comentó: “Durante mi internado en el hospital –ya con ese interés por la piel que me llevaba al servicio de Dermatología cada vez que terminaba mi trabajo normal como interino– invitaron al Dr. Luis E. Pierini, profesor argentino de Dermatología, con mucho renombre y cincuenta años de ejercicio de la especialidad. Al entrar en el servicio donde yo trabajaba, le presenté un caso de nuestra consulta y simplemente me contestó: ‘No sé qué es eso’. Tras escuchar esa respuesta de un hombre tan eminente y con tanta experiencia, me di cuenta de que ese era el motivo que me faltaba para decidirme por la dermatología”.
En sus comentarios entre colegas solía repetir: “La dermatología es la más fácil de las disciplinas médicas, las lesiones se ven” y “Los esquemas son útiles y uno debe usarlos mientras sirven, después, se dejan a un lado”.
Dueño de una memoria prodigiosa y una notable capacidad de observación, efectuó el siguiente análisis con respecto al avance del progreso en la especialidad: “Ya se habla de computadoras que pueden acopiar la sabiduría que antes intentábamos almacenar nosotros y los libros. La cantidad de publicaciones espanta y lleva un tiempo enorme mantenernos actualizados. Habrá que hacer subespecialidades en nuestra especialidad y habrá que alejarse cada vez más del enfermo, en el que descubríamos una mirada de esperanza cuando se confiaba a nuestro cuidado. En una palabra, el progreso ha ido deshumanizando la medicina y el enfermo es una entelequia que cada vez más se aleja de nuestro lado. A ustedes, los jóvenes, compete la tarea de adaptarse a esta nueva modalidad o de remontarse a las fuentes”.
RECONOCIMIENTO MUNDIAL
El Dr. Pierini desarrolló una prolífera vida profesional. Su labor fue reconocida y galardonada con 24 premios de diferentes lugares del mundo, como los Aaron Kaminsky 1997 y 2002, Xavier Vilanova 1997, Sidney Hurwitz Award 1998, Premio Anual Alejandro Cordero 2005 y Premio Anual Dagoberto O. Pierini 2008, entre otros.
Integró numerosas sociedades científicas nacionales e internacionales. Fue miembro titular y/u honorario de la Sociedad Francesa de Dermatología y Venerología, de la American Academy of Pediatrics, American Academy of Dermatology, International Society of Dermatology, International Society of Pediatric Dermatology, Society for Investigative Dermatology, European Academy of Dermatology and Venereology y Miembro de l’Association des Dermatologistes Francophones.
Su vocación por la piel y salud de los niños lo llevó a fundar la Sociedad Argentina de Dermatología Pediátrica (actualmente denominada ASADEPE).
Fue reconocido como Experto en Dermatología Pediátrica por la International Pediatric Association, y formó parte del Directorio de la International Society of Pediatric Dermatology y de la Liga Internacional de Sociedades Dermatológicas.
Ferviente impulsor del desarrollo de las actividades científicas de la especialidad dentro y fuera de la Argentina, trabajó por el reconocimiento internacional de la Dermatología Pediátrica Argentina, iniciada por su padre.
Fue el presidente del 7° Congreso Internacional de Dermatología Pediátrica en 1994 y Secretario General del 21° Congreso Mundial de Dermatología en 2007, ambos realizados en la Ciudad de Buenos Aires.
* Profesores Sergio Gabriel Carbia y Roberto Glorio - Dermatología Argentina Vol. 25 Nº4 Octubre-diciembre de 2019
* Sociedad Argentina de Dermatología - 2022
* Editorial Conexión; En memoria del Maestro en Dermatología y Profesor Revista Conexión Andrómaco N°32; 12-17
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