Ninguna enfermedad ilustra mejor las dificultades de la primeros años de la práctica médica moderna que la tuberculosis.
Los argumentos sobre la herencia, la nutrición, el medio ambiente y el contagio se unieron en el potente marco cultural de una afección que, a principios del siglo XIX, mataba a uno de cada cinco europeos.
En lugar de matar a miles de manera rápida y salvaje, la tuberculosis mató a sus víctimas lentamente, debilitando sus cuerpos y agotando sus mentes. Los antiguos nombres de la enfermedad -consunción y tisis- reflejan la forma en que parecía destruir el cuerpo desde dentro. La tuberculosis era por excelencia una enfermedad que afectaba a todo el cuerpo, parecía socavar la fuerza hasta agotar la vida.
En 1819 el médico francés René Laënnec volvió su mirada clínica, afilada en los hospitales de la París revolucionaria, hacia esta enfermedad. Laënnec argumentó que una diversidad de enfermedades eran el resultado del mismo tipo de lesión en diferentes tejidos: escrófula en los ganglios linfáticos del cuello, consunción en los pulmones y el mal de Pott en la columna vertebral.
20 años más tarde Schönlein denominó estas lesiones tubérculos, y la enfermedad que provocaban la tuberculosis.
Naturalista y profesor de medicina alemán, Schönlein nació el 30 de noviembre de 1793 en Bamberg, en el seno de una familia católica. Su padre era cordelero.
Perteneció a la generación intermedia entre la Naturphilophie y la Naturwissenschaft, justo en el momento en el que Alemania asumió el liderazgo que dejaba Francia. Parte de los méritos que se atribuyen a Schönlein se deben a los comentarios de tres de sus más importantes discípulos que jugaron un papel destacado en la medicina: Virchow, Griesinger y Billroth.
En 1811 fue a estudiar medicina a la cercana Universidad de Landshut, que se encontraba bajo la influencia de la Naturphilosophie o filosofía natural o, como dice Laín, la especulación de la Alemania romántica acerca de la Naturaleza.
En 1813 llegó a la Universidad de Wüzburg, donde también imperaban las doctrinas de Schelling.
Las dos universidades, ubicadas en la misma región, eran consideradas, como dice Ackerknecht, los centros de la extraña aberración llamada “medicina romántica”. Allí recibió clases de anatomía por parte de Döllinger, maestro de von Baer y Pander, aunque también le influyó Tiedeman.
Obtuvo el grado de doctor en 1816 con un trabajo sobre la metamorfosis del cerebro, realizada bajo la dirección de Döllinger (Ueber die Hirnmetamorphose). Este trabajo es un fiel reflejo de las influencias de la “medicina romántica”.
Un año más tarde fue “privatdozent” en la misma universidad y en 1819 ya era catedrático de patología especial y terapéutica, hasta 1832. Además, fue director del hospital Juliusspital.
Debido a desacuerdos políticos, Schönlein tuvo que emigrar a Zurich, donde enseñó hasta 1839. Después de eso, esto lo llevó a Berlín para servir bajo el rey Federico Guillermo IV de Prusia.
Fue profesor en la universidad y al mismo tiempo médico personal del rey.
En 1859 Schönlein se jubiló.
Entre los logros de su vida se encuentran, sobre todo, la reforma del diagnóstico médico y el reconocimiento de la tuberculosis como una enfermedad independiente, así como el descubrimiento de la "púrpura de Schönlein-Henoch" (ahora conocida como vasculitis IGA) y la primera descripción de la dermatomicosis.
Además de su trabajo como médico, Schönlein también era conocido como paleobotánico.
Su casa en Würzburg estaba en Domerschulstraße 13.
Fue médico personal de Federico Guillermo IV de Prusia.
Schönlein reforma y moderniza de manera fundamental la medicina alemana al introducir los métodos de las "Ciencias Naturales" en el diagnóstico. Así, en 1839 da su nombre definitivo a la tuberculosis, que estaba en un concepto vago multiforme, en una entidad clínica unificada.
Fue uno de los primeros profesores de medicina alemanes en impartir las clases en alemán (en lugar de latín, como era costumbre).
También descubrió al parásito causante de la tiña (el Achorion schönleinii).
La abreviatura Schönl. se emplea para indicar a Johann Lukas Schönlein como autoridad en la descripción y clasificación científica de los vegetales.
La producción escrita de Schönlein fue muy reducida. Publicó una breve monografía sobre la presencia de ciertas sustancias en los excrementos de los enfermos tíficos "Ueber Krystalle im Darmkanal bei Typhus abdominales" (1836).
Schönlein escribió: “Retrocedemos a los fundamentos, a los pilares sobre los que se asentó en su origen la medicina. Atenernos al libro de la Naturaleza, tal es nuestro punto de vista, nuestra natural dirección histórica. Las ciencias naturales tienen que ser nuestro guía. Ellas nos mostrarán cómo hay que observar para adquirir una experiencia que da origen a la actividad”. Recusa la elucubración y busca la observación junto al uso de cuantos procedimientos científicos y técnicos pueden favorecer el examen de la realidad clínica: métodos físicos, químicos y el microscopio.
Virchow elogió la obra de Schölein en 1865. Se creaba la doctrina fisiopatológica del enfermar humano.
Dos autores expresaron esta idea de forma cabal en sus obras. Por una parte Rudolph Hermann Lotze en su Allgemeine Pathologie und Therapie als mechanische Naturwissenschaft (1824) y, por otra, Jacob Henle, en su Handbuch der rationellen Pathologie (1846). Ambos trataron de concebir la enfermedad como un proceso mecánico de materia y energía, cognoscible sólo por los métodos de la ciencia natural.
Schönlein se jubiló en 1859. Su esposa falleció en 1846 y su hijo también murió en 1856 en el curso de una expedición a África. Se retiró con sus dos hijas a su ciudad natal, donde falleció el 23 de enero de 1864.
* Dr. Jordi Roig Cutillas - The Lancet - 2017
* Universidad de Buenos Aires - Facultad de Medicina - Biblioteca Central
* Universität Würzburg
* José L. Fresquet. Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación (Universidad de Valencia - CSIC), España. Junio, 2005
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